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Panorama negro: algunos platillos en el aire y muchos otros en el piso

Con una inflación de un 4 por ciento, se intentará recurrir a créditos, Ahora 12 y Precios Cuidados. El miércoles el presidente Macri anunciará una batería de medidas que poco parece frente a la profunda recesión

Con la reacción de una babosa dormida, el gobierno nacional acusó recibo de la realidad. Impulsado por la queja de los gobernadores radicales y por las encuestas que le mostró Jaime Durán Barba −por favor no confundir con sensibilidad por los que no logran llegar a fin de mes−, Macri definió la interna Sica-Dujovne-FMI a favor del ministro de la Producción y empezó a discutir con supermercadistas y empresarios de la alimentación una lista de productos que frenen en algo las expectativas inflacionarias (este martes se conocerá el resultado de marzo, que andará por el 4%). La supuesta ampliación de Precios Cuidados –un programa que en la práctica casi no existe- se suma a la ya “generosa” medida de cobrar en cuotas los tarifazos, además de la vuelta del verdadero Ahora 12, sin interés, para algunos productos en particular, y de los créditos para jubilados que, por cierto, todavía están pagando con esfuerzo los de la anterior elección.

Todo esto se supone que será anunciado por el presidente Mauricio Macri el miércoles, con esa oratoria contagiosa y estimulante que lleva a los argentinos a convencerse de que “nada es gratis” y cosas por el estilo. Un discurso que esta semana se topó en Rosario con “la-señora-del-sentido-común”, que en barrio Deliot le dijo en la cara al ministro Rogelio Frigerio y a los candidatos locales: “La gente se muere de hambre”. Muy lejos del buen hombre que le reconocía a Macri que la culpa es “de los argentinos”.

Mientras tanto, la dudosa eficacia de esas medidas, tomadas a contrapelo de las propias convicciones del gobierno –al igual que las retenciones al campo- conviven con una marea de datos económicos negativos, tanto de la economía real como del mundo de las finanzas. A diferencia de los gobernadores y de Dante Sica, el ministro de Economía Nicolás Dujovne hace equilibrio con los platillos que todavía tiene en el aire, mientras mira de reojo todos los que están destrozados en el piso.

Esta semana se conoció la fecha del paro general que tanto se esperaba, como una manera de expresar el repudio al salvaje plan económico del gobierno que destruye todo a su paso. Será el 30 de este mes. No está la CGT, pero hay gremios de peso para asegurar el impacto.

También se informó sobre el cierre de una cadena de electrodomésticos en la provincia de Buenos Aires, con casi 60 años de trayectoria, que dejó sin trabajo a más de 500 empleados. Otro dato fue el cruce de Macri con autoridades de Tierra del Fuego, luego de que criticara la política de subsidios a la industria electrónica, una política que él dinamitó, y donde se perdieron 9.000 puestos de trabajo desde su asunción. Una cantidad similar a la pérdida de trabajadores denunciada esta semana también por la industria del calzado, por la apertura de las importaciones y la caída del consumo.

En el mundo de las finanzas, el gobierno esta semana logró bajar las expectativas de devaluación que se habían potenciado en la anterior. Impulsó que los bancos subieran la tasa de plazo fijo un 10%, llevando los rendimientos a cerca del 50% anual. El gobierno sabe que la masa de dinero que está a plazo en los bancos es una pulseada que no puede perder. Son 25.000 millones de dólares que si salen de los bancos –en pesos- para irse al dólar provocarían una fuerte devaluación.

Claro que para lograr esa suba en la tasa tuvo que permitirles a los bancos que usaran hasta el 100% de los depósitos para comprar las Leliq (las letras con las que el Banco Central retira los pesos del mercado para que no se vayan al dólar, a costa de incrementar su déficit a valores cercanos al 5% del PBI, es decir el doble del déficit fiscal que buscan eliminar, por ahora con malos resultados).

Ese riesgoso combo no es gratis. Suma desconfianza, no sólo en el sector bancario, que era uno de los pocos que estaba fuerte, sino también en el plan económico en general. Y eso se vio reflejado esta semana en la fuerte suba del riesgo país, que volvió a superar los 800 puntos básicos y en el crecimiento de los valores de los seguros contra default de los bonos argentinos (14% en lo que va de abril). En criollo, el mundo cree que hay más de 50% de posibilidades de que el país no pueda pagar su deuda en 2020.

Los datos de la recaudación, que cae cerca del 10% en términos reales en relación a 2018, no ayudaron a generar confianza, porque si esto sigue así el gobierno no podrá alcanzar el déficit operativo cero que pretendía y para lo cual somete a un terrible ajuste a las provincias y a los ciudadanos de a pie. A esto le debe sumar el déficit financiero (pago de deuda e intereses) y el cuasi-fiscal nombrado de las Leliq. Todo sumado, más el déficit de las provincias, calculado en el 1% del PBI, da un 12%, lo mismo que hizo que Raúl Alfonsín tuviera que dejar el gobierno en 1989.

Los operadores del mercado, los que toman decisiones, miran semejante agujero y huyen de los bonos. Otros inversores todavía disfrutan las altas tasas, más con la promesa del gobierno de mantener quieto al dólar. Pero se sabe que esto tiene fecha de vencimiento, y no está tan lejana.

 

Rumores, reuniones y otra vez la plata de Ansés

Los anuncios no asoman claros pero se espera una lista de precios cuidados, además de créditos al consumo y tarifas contenidas. Al menos ésa es la especulación de las últimas horas, porque no hay información oficial; de hecho el director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Vasco Martínez, aseguró que la cadena comercial aún no tiene conocimiento sobre el plan que anunciaría el presidente el miércoles próximo.

Sin afectar las metas fiscales que ya están desviadas por la mayor inflación, las medidas para reactivar el consumo quedarían limitadas a lo que pueda ofrecer la Ansés con créditos que por estas horas diseña Emilio Basavilbaso.

Respecto de los precios, Martínez indicó que lo que se ha venido hablando es un “fortalecimiento del programa Precios Cuidados”, a partir de una canasta básica “que sea sostenible en el tiempo”, lo que implica que los proveedores deben garantizar el abastecimiento.

El empresario aclaró que tras las reuniones el gobierno no les ha dado precisiones acerca de cómo será la ampliación del programa, cuáles serán los productos incluidos y qué precios estarán en las góndolas.

“Precios Cuidados tracciona mucho las ventas, pero depende de la industria y el nivel de provisión que puedan asegurar en productos como arroz, fideos, leche, entre otros”, dijo el supermercadista.  “Creemos que ampliar Precios Cuidados es una propuesta que puede funcionar en la medida en que se garantice la fluidez de abastecimiento en toda la cadena. Nosotros (los supermercadistas) no podemos inventar lo que vendemos”, dijo.

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