Los sillones antiguos siempre fueron una característica de Casa Brava, el espacio cultural de Pichincha que inauguró en 16 de noviembre del 2018. Desde ellos se podía disfrutar de los recitales en vivo, las presentaciones de libros y las charlas que el lugar ofreció desde sus inicios. Hoy, quienes integran el espacio van a rifar esa parte emblemática de su mobiliario para afrontar al menos en parte la crisis económica que afecta al sector, pero también para acercarse a su público. “Sorteamos cosas que tienen un valor sentimental, más allá del real. Es una cuestión emocional además de económica”, apuntó Joaquín Arce, uno de los socios del espacio cultural.
Desde marzo, con el aislamiento social, el espacio buscó formas de reconfigurarse y no cerrar sus puertas. Ya no están las largas colas ante la presentación de algún disco o las rondas de amigos picando “papas bravas”, y las y los integrantes del espacio buscan alternativas. “Hicimos streamings, vivos de Instagram, tratamos de sostener la identidad con la que fue concebido el lugar, pero después tuvimos que poner el ojo en sostener el lugar y no tanto en esa construcción de contenido”, aclaró Arce.
Este miércoles, para “jugar” con quienes solían frecuentar el espacio, lanzaron la “Rifa Brava, para volver a casa” que no sólo apunta a sostener el lugar, que actualmente funciona como delivery, en estos momentos difíciles, sino también el vínculo y que quienes participen puedan llevarse importantes premios como uno de sus juegos de sillones y el emblemático cartel que reza “Algo maravilloso está ocurriendo”, uno de los más fotografiados y compartidos en redes sociales. “La idea es sortear cosas nuestras, no estamos haciendo esta rifa sólo para generar ingresos, sobre todo porque ahora se agudizó todo, sino que también es una manera de contextualizarlo”, apuntó Arce.
La rifa cuesta 500 pesos. Sólo con comprarla, quien lo haga se transforma en acreedor de un Gin Tonic Salvaje para consumir en el local cuando la situación sanitaria lo permita. Entre los premios, que también incluyen packs de cervezas, está ese juego de living antiguo color mostaza, que se posó sobre el escenario cuando los shows fueron suspendidos. “La idea siempre fue generar un lugar cómodo y distinto”, apuntó Arce. “Decidimos hacer el sorteo porque necesitamos recaudar fondos y dejar claro que para poder subsistir tenés que apelar a la creatividad e inventar formas que no tienen que ver con tu actividad fundamental. Y que nos encantaría que no sea así”, agregó.
“Con el bar apuntábamos a generar un público que no estaba habituado a los espacios culturales. Por eso, además de los shows, usamos un montón de herramientas secundarias como la coctelería y la gastronomía que es lo que se sostiene en este momento. Ahora le buscamos la vuelta para que ayudar tenga un sentido, porque si bien hoy somos un espacio de gastronomía, la verdad es que somos de los pocos espacios culturales que hay en la ciudad, un lugar donde el público puede ir a tomar algo y consumir cultura, de los que cada vez hay menos, lamentablemente, porque somos partidarios de que si hay más espacios culturales, ganamos todos”, concluyó.