Fernando Callero nació en Concordia en 1971. Fue escritor, poeta, cantante, compositor, docente y coeditor junto con Javier Guipponi y Santiago Pontoni del sello Diatriba. Sus libros editados son muchos pero según los que lo conocieron su principal legado fue la honestidad de su obra, el fomento de la amistad y transmitir a sus alumnos que tenían que equivocarse pero jamás dejar de intentarlo. Fernando falleció en septiembre, había sufrido un accidente en 2014 y padecía leucemia. Su figura quedó en su obra y en las relaciones que supo construir como es el caso de Los Loritos, un grupo de WhatsApp de amigos que se organizaban para ayudarlo y que aún sigue activo. Ellos crearon, dentro de la web Sonidos de Rosario, el espacio “Leyendo a Callero” una serie de textos del escritor entrerriano leídos por sus amigos y colegas.
Los Loritos datan de hace algunos años. “Fernando siempre fomentó la amistad, después de su accidente, de jubilarse necesito algo de ayuda. Un grupo de amigos organizamos el Hermoso Fest (un evento de lecturas y música para recaudar fondos) en homenaje a él y después nos organizamos para cuidarlo; estuvimos acompañándolo en distintas situaciones, buenas y complicadas de su salud. Ese grupo pasó a llamarse Los Loritos, porque el tiene un disco que se llama Lorito”, contó a El Ciudadano Lucrecia Pelliza, una de las amigas de Fernando que forman parte del grupo.
A Adolfo Corts, impulsor de Sonidos de Rosario, Pelliza lo conoce hace años, como comparten uno de sus apellidos se llaman entre sí “Los Parientes”. “Aunque todavía no encontramos la parte del árbol genealógico en el que nuestras familias se cruzan”, dice la docente entre risas. Corcho, como le dicen a Corts, suele participar de festivales de poesía, conoce la obra de Fernando e incluso lo había grabado.
“Cuando Fernando empezó a estar mal de salud, y se pedía en las redes donadores de sangre y esas cosas, el Corcho me llama para ver cómo estaba. Le conté que no estaba bien. Fue largo el tiempo en el que Fernando estuvo mal y nos mantuvimos en contacto. Pero llegó un día que le escribí para avisarle que había fallecido. Fue un 17 de septiembre, el día del profesor casualmente. El Día de la Primavera el Corcho me dijo que se le había ocurrido que Los Loritos leamos unos textos de Fer y los subamos a Sonidos de Rosario. Lo trasmití al grupo en el que hay muchos poetas y cada uno eligió qué leer”, apuntó.
Los audios leídos comenzaron a llegar y Pelliza se puso a pensar cómo organizarlos. “Las elecciones de los textos fueron desde lo subjetivo y por lo tanto son aleatorios. En un momento teníamos 16 lecturas y le propuse que se sumen a personas que no estaban en el grupo pero que conocían a Fernando. Terminamos siendo no solamente las personas que estábamos ahí, sino que se extendió. Y quedaron pendientes muchos. Algunos que pidieron que le reservemos algunos poemas (risas); así que puede haber una segunda parte”, adelantó Pelliza que sobre la organización de las lecturas puntualizó que son 18 ordenadas en 6 grupos de 3 cada uno; algunos agrupados por pertenecer a un mismo libro, y otros una lectura de cada material. De las lecturas de Leyendo a Callero forman parte Tamara Naymark, Ponchi Insaurralde, Ines Prono, Analía Giordanino y Leticia Gerhauser, entre otros y otras.
“Creo que leerlo fue una forma de tramitar el duelo. Desde que Corcho hizo la propuesta no pasaron ni tres meses hasta que salió. Hay un sentir común de que hicimos algo a modo de homenaje, de despedida. Qué mejor que leerlo a él. Y para que otros lo escuchen, estando en internet es una escucha que nos trasciende. Se busca que su obra sea escuchada, que se conozca”, reconoció Pelliza.
“Sus poemas son como canciones, te hacés fan del estribillo”, dijo quien para leer en este homenaje eligió “Una cacería rápida”. “El libro que más me gusta de Fernando es el primero de poemas que se llama Ramufo di Bihorp pero son otro tipo de textos. El que elegí tiene una ternura entremezclada con la fiereza del texto que me conmovió. Tiene como una dosis de ternura y de algo medio bestial. Es un texto que lo representa a él, más que a mí. Me pareció que hablaba de él. No fue una elección tan racional igual”, apuntó. Y adelantó que también quedó pendiente la lectura del hijo de Fernando, Simón, de un texto más personal que puede ser incluido en una segunda entrega. “También quedaron otros amigos con ganas de leer. Y hubo quienes escucharon y se quisieron sumar. Se abrió un universo amplio. Y la obra de Fernando es tan vasta que alcanza”, adelantó.
Ahora los textos de Fernando forman parte también de las producciones sonoras que están proliferando en la web, el regreso de un formato que se da con los hoy populares podcasts y que seguramente permitirá que muchos se acerquen a su obra. “Fernando era de propiciar que el otro se equivoque pero que haga. No dejar de intentarlo. Saber que los caminos no son rectos. No tenía el mejor plan pero iba, tenía su estrategia. Estaba muy anclado a su propia niñez y juventud. También se sentía muy par de los jóvenes. Quería seguir en esa sintonía, como en ese dial. Un tipo muy vital”, concluyó Pelliza.
El material también cuenta con las lecturas de Aníbal Chicco Ruiz, Daniel Durand, Serena Montagna, Alejandra Papini, Cecilia Moscovich, Daiana Henderson, Santiago Venturini, Ana Wanzik, Verónica del Agua, Emiliano Quintana, Mari Hechim y Claudia Chamudis.
Los sonidos desapercibidos de la ciudad, recuperados por Adolfo Corts