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Para la marea verde, el aborto ya es ley

Mientras el Senado decide, afuera del Congreso Nacional el aborto ya es ley. La movilización popular a favor del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo es una de las más importantes de la Argentina desde la vuelta de la democracia. Se habla de 2 o 3 millones.

Un grupo de 72 argentinos y argentinas tienen en sus manos el futuro de la salud de las mujeres y personas gestantes de todo el país. Desde la vuelta de la democracia murieron más de 3 mil mujeres por abortar en condiciones inseguras. El domingo fue la última víctima. Liliana Herrera, 22 años, dos hijos, santiagueña. Los tres legisladores de su provincia anunciaron el voto en contra. El conteo es inamovible desde la mañana. 38 votos en contra 31 a favor, una abstención, dos ausencias.

Mientras el Senado decide, afuera del Congreso Nacional el aborto ya es ley. La movilización popular a favor del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo es una de las más importantes de la Argentina desde la vuelta de la democracia. Se habla de 2 o 3 millones. Lejos de los conteos y estadísticas en la calle la marea verde se vuelve tsunami. Las avenidas Rivadavia y Callao están repletas. En diez cuadras a la redonda mujeres, lesbianas, travestis, trans y varones colman las calles. Caminar es dejarse llevar por la ola. Desde las 17 llueve sin parar pero el agua lejos de desconcentrar trae más personas. Muchas y muchos llegan después de trabajar. Una gran parte está desde la mañana. Los paraguas se mezclan con los pilotos de plástico verdes que se consiguen a 100 pesos en puestos de venta ambulante. Se suman los de comida de todo tipo el infaltable merchandising feminista. Remeras, pines, afiches, glitter se mezclan con las parrillas, las ollas que fríen empanadas y pastelitos y los sándwiches vegetarianos.

En Callao y Corrientes no entra un alfiler. En un hueco se arma una pista de tango, mientras a media cuadra toca una murga. Un grupo de cuatro nenas que no llegan a los diez años empiezan a saltar y cantar: “El aborto clandestino se va a caer, se va a caer. Arriba nuestro proyecto que va a vencer, que va a vencer”. En segundos el círculo se abre y adultas y adultos las miran, alientan y se emocionan. Les siguen el canto que se contagia y se hace gigante. En todas las calles de alrededor bailan, cantan, se juntan en el hall de los edificios para pasar el frío. Cada tanto buscan lugares para escuchar las palabras de senadores. El contador sigue igual. Los discursos generan abucheos e indignación. “Es increíble que la sociedad ya haya aprobado esta ley y que 72 personas definan nuestro futuro. Nos vamos a acordar de todos sus nombres en las próximas elecciones”, repiten en un grupo de chicas mientras esperan la comida en un puesto.

La frase que más se escucha es que el Senado atrasa cien años. Pone en discusión incluso la legislación actual. Varios legisladores relativizan la violación y dicen que la mujer es una incubadora. Resuenan las palabras de Rodolfo Urtubey que justificó la violación dentro del matrimonio diciendo que no es violenta. Indigna Federico Pinedo defendiéndolo. Silvina García Larraburu cita a una mujer de su provincia con la que habló para asegurar que para las pobres tener hijos es encontrar trascendencia en la vida. La mayoría coincide en que el santafesino Omar Perotti quedará en la historia como el gran especulador. “Que se despida de la candidatura a gobernador”, dicen las santafesinas. El legislador de Rafaela presentó un proyecto que legisla lo que ya está legislado desde 1921. La iniciativa es considerada una maniobra para que, en caso de que no se apruebe la ley, su proyecto sea el consuelo de tontos que deje bien parado a un Senado conservador que no está a la altura del debate histórico.

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