La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el brote de la viruela del mono no es por el momento una emergencia internacional, aunque admite preocupación por su rápida propagación.
Así lo determinó este sábado, con algunas disidencias y luego de tres días de deliberaciones, el Comité de Emergencias de la OMS, informó el titular del organismo sanitario de Naciones Unidas, Tedros Adhanom Gebreyesus.
Por el momento, la viruela del mono se ha detectado en 50 países, de todas las regiones, con 3000 casos desde principios de mayo.
El comité reconoció en forma unánime que el brote constituye una emergencia y que controlarlo requerirá una respuesta «intensa», mientras que los expertos aconsejan que se siga de cerca la situación, para revisar y se revise después de unas semanas, indicó el sitio de noticias de las Naciones Unidas.
En el mismo sentido, se requerirá mayor cantidad de información sobre las incógnitas actuales, para determinar si se han producido
cambios significativos que puedan justificar reconsiderar la decisión.
Chile determinó ayer, a través de sus autoridades sanitarias, decretar el alerta sanitario en su territorio, vecino a la Argentina- y con quien comparte varios pasos fronterizos -, debido al avance de los casos aparecidos.
Por su parte, Tedros sostuvo que «el Comité de Emergencia compartió su gran preocupación por la escala y la velocidad del brote actual, señaló
muchas incógnitas y lagunas en los datos actuales y preparó un informe consensuado que refleja las diferentes opiniones» en su
seno.
«Me aconsejaron que en este momento el evento no constituye una emergencia de salud pública de preocupación internacional, que es
el nivel más alto de alerta que la OMS puede emitir, pero reconocieron que la convocatoria del propio comité refleja la creciente preocupación por la propagación internacional de la viruela del mono», añadió en un comunicado.
Además, indicó que la OMS sigue «muy de cerca» la evaluación de la enfermedad. «Lo que hace que el brote actual sea Admitió además, sobre el brote, que es «especialmente preocupante es la rápida y continua propagación a nuevos países y regiones, y el riesgo de una nueva transmisión sostenida en poblaciones vulnerables, como las personas inmunodeprimidas, las mujeres embarazadas y los niños».