Por estos días los operarios de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) tienen trabajo, y de sobra. Sucede que las altas temperaturas estivales, que pusieron el termómetro al rojo vivo, trajeron mayor demanda y los consiguientes problemas para el sistema eléctrico de la ciudad, con reiterados cortes de luz que exacerbaron el mal humor social que de por sí genera la agobiante pesadez veraniega. Para el Sindicato de Luz y Fuerza, que agrupa a los trabajadores de la EPE, los actuales problemas de la empresa estatal responden, en líneas generales, “al modelo neoliberal de los 90 y su política privatista con desinversión en la generación de energía”. Además, desde la entidad gremial opinaron que la tarifa energética “está retrasada” y reconocieron que los problemas “no se van a solucionar de un día para otro”.
Las interrupciones en cadena en el suministro eléctrico se dieron casi al mismo tiempo que la provincia anunciaba un nuevo incremento en la tarifa de luz –también para la del agua–, con lo cual la situación que atraviesa la EPE quedó en el ojo de la tormenta. A la hora de justificar los cortes, desde la empresa se anotició sobre un nuevo récord en el consumo, mientras el gobierno santafesino defendió el plan de inversiones dispuesto para la EPE, para reconocer luego que se necesitan más recursos y mucho tiempo para poner a punto la red eléctrica.
“En los 90 no hubo nuevas usinas que generen energía. Las privatizaciones desalentaron las inversiones y hoy pagamos las consecuencias”, consideró Alfredo Romero, secretario general de Luz y Fuerza. “A esto hay que sumarle la decisión política del gobierno kirchnerista de congelar tarifas, lo que derivó en que las empresas privadas no invirtieran como debían”, agregó el dirigente sindical.
De todos modos y pensando en Santa Fe, Romero destacó que durante el gobierno de Jorge Obeid y en estos dos años del Frente Progresista en la Casa Gris se hicieron importantes inversiones para la EPE. “Si no se hubieran hecho estas inversiones, con la inauguración de estaciones transformadoras, hoy Rosario estaría incendiada”, graficó el titular de Luz y Fuerza, al tiempo que explicó que los cortes en baja tensión responden también a la proliferación de instalación de aparatos de aire acondicionado que se dio en los últimos años en los hogares.
“Nos parece bien que se vendan más acondicionadores y que haya mayor consumo de energía, pero la desinversión es el principal problema. Es evidente que lo que se hizo durante el gobierno de Obeid y en lo que va del actual no alcanza para solucionar los inconvenientes”, sostuvo Romero en diálogo con El Ciudadano.
Para el secretario general de Luz y Fuerza, “hoy se está corriendo detrás del problema y no se resuelve la cuestión de fondo”. “A nuestro humilde entender hay que organizar de otra manera el tema de las reparaciones. Si bien durante el actual gobierno se incorporó casi un centenar de trabajadores, tiene que pasar un tiempo hasta que adquieran conocimiento y experiencia”, indicó el sindicalista.
A fin de actuar con mayor celeridad antes las fallas en el servicio eléctrico que se generan en la ciudad, Romero propuso la creación de una gerencia local para atender los distintos reclamos. “No podemos depender de Santa Fe. Es un escollo que complica las cosas”, evaluó.
El gremialista también recordó que desde el sindicato se esbozó en reiteradas ocasiones la necesidad de aumentar la tarifa de luz de manera progresiva para que el impacto en el bolsillo de los usuarios no se sienta de lleno y, además, para generar recursos y hacer inversiones. “El gobierno de Obeid hizo inversiones pero sin aumentar la tarifa. Para nosotros la tarifa está retrasada, lo que hace que ahora un gobierno (por el de Hermes Binner) tiene que hacer todos los incrementos juntos”, consideró.
“Hay instituciones que defienden a los consumidores y sectores de la oposición que plantean que los santafesinos pagamos la tarifa más cara del país”, siguió Romero, y afirmó: “Nosotros no estamos de acuerdo con ese planteo”. Y a continuación explicó que “no se puede comparar con la tarifa de Buenos Aires que cobran Edenor y Edesur, subsidiada por el gobierno nacional, porque allá hay 700 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que acá hay cuatro”.