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Para pensar el kirchnerismo

Por Guillermo Griecco.- El analista y docente de la Universidad de Buenos Aires, Edgardo Mocca, habló en Rosario sobre las huellas del fenómeno político que inauguró Néstor Kirchner en 2003 y los “desafíos del proyecto nacional”.

El politólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires Edgardo Mocca estuvo en Rosario invitado por el Movimiento Martín Fierro a un panel en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, donde flotó en el aire una pregunta como disparadora de las distintas ponencias: ¿Qué es el kirchnerismo?. Mocca estuvo acompañado por Eduardo Rinesi, rector de la Universidad Nacional General Sarmiento; Juan Giani, docente de la Universidad Nacional de Rosario; y Sebastián Artola, docente de la UNR y referente de la Martín Fierro. “El kirchnerismo es una obra en construcción abierta. Un fenómeno vivo como quedó demostrado en las elecciones primarias”, sostuvo Mocca en un pasaje de su intervención.

El analista político echó una mirada sobre los trazos gruesos que hasta el momento moldearon el cuerpo del kirchnerismo. “El discurso inaugural de Néstor Kirchner al llegar a la Presidencia tiene indicios muy fuertes sobre el rumbo a seguir, pero no hay que limitarse a la letra. Las experiencias políticas no se explican por una red de textos en la que uno puede encontrar coherencias, continuidades y rupturas. Los acontecimientos, los mitos, son en sí mismos historia. Inspeccionar al kirchnerismo es inspeccionar la historia argentina. La herencia del kirchenrismo está viva porque estamos ante un fenómeno vivo por más que su máximo líder haya muerto. Es una herencia que se desplegó en el combate político y no en los programas o las plataformas de gobierno. Más bien tuvo su anclaje en el conflicto real”, observó.

En una mirada retrospectiva siguiendo el hilo conductor de la historia, Mocca marcó las  huellas indelebles del fenómeno político en cuestión. “La primera huella remite al primer peronismo de 1945: hay dos situaciones que conectan al kirchnerismo con esa herencia inaugural, y es el carácter social reparador y la confianza en el Estado para enfrentar los problemas sociales”, planteó, y añadió: “El eje de construcción de ciudadanía es el trabajo, y así lo entendió el kirchnerismo”.

En este sentido, Mocca indicó: “Como el primer peronismo, el kirchnerismo tiene una relación muy tensa con las instituciones liberal-democráticas. Heredó esto porque cualquier proceso de cambio tiene problemas con las instituciones, ya que representan el status quo que hay que cambiar. En el fondo, todo se resuelve en el terreno político real”.

Para Mocca, otra herencia son los años 60 y 70, “cuando el peronismo se cruza con ríos de la tradición popular y ríos de la revolución cubana y tiempos de transformación”. El docente de la UBA consideró: “La voluntad política es lo que sintetiza la conexión de aquellos años con la práctica del kirchnerismo. Hay una apropiación y una crítica de aquella época. Kirchner decía que la juventud tenía que ser irreverente pero dentro de las instituciones que hay que cambiar, meterse en el partido. El kirchnerismo recuperó una idea de democracia sin renunciar a la transformación social, no como otros sectores políticos que creen en la recuperación de la democracia con resignación al orden hegemónico”.

Otra huella grabada a fuego, según Mocca, remite a un momento crítico: la maquinaria justicialista, la pejotización. “Esa es una herencia de los 90. La política no consiste en construir el escenario que nosotros quisiéramos tener para producir los cambios. La política transformadora consiste en ver cómo nos arreglamos en el escenario real y con qué recursos para plasmar los proyectos. El kirchnerismo, después de la idea de la transversalidad, tomó la decisión de armar un frente desde el peronismo, pelear desde adentro y acordar para construir una base de sustentación que defienda los avances logrados”, señaló.

En la misma línea de razonamiento, el analista sostuvo: “Algunos sectores de izquierda, progresistas, prefieren quedarse con la bandera heroica, aunque sea en el exilio; eso es parte de una mitología de izquierda que la persigue como una sombra moral. ¿Estará bien arreglar con los dirigentes peronistas del conurbano bonaerense? En la política, el bien y el mal no se separan de manera tan fácil. Hoy el kirchnerismo es la estructura territorial y la conducción del Partido Justicialista, pero no sólo eso. Algunos plantean que se entregó al PJ, aunque el armado de las listas, confeccionadas por la presidenta de la Nación, va en sentido contrario a esa afirmación”.

Para Mocca, otro legado del kirchnerismo, como punto de inflexión, fue el 2001: “El kirchnerismo es hijo directo de las movilizaciones de diciembre de 2001. Algunos estaban muy entusiasmados porque veían en las asambleas barriales de aquel año a los nuevos soviets, y en realidad se estaba descascarando la política como herramienta de transformación. La política tenía que entrar en estado de descomposición para resurgir. Sin diciembre de 2001 no habría kirchnerismo, un movimiento que surge en espiral para salir de la crisis. Kirchner sacó un porcentaje muy pequeño de votos que le permitió entrar en segunda vuelta (aunque Menem se bajó), y así llegó al gobierno. Los grandes procesos históricos sin contingencias no existen”.

Otro “momento clave” de este proyecto político, reflexionó Mocca, es la relacióncon los países de Latinoamérica. “El kirchnerismo no se hubiera dado si no hubiera sido acompañado por Lula, Chávez, Evo, Correa, etcétera. La Cumbre de las Américas de 2004 y el rechazo al Alca que proponía Estados Unidos fue otro punto de inflexión”, dijo, para luego poner en discusión la consigna “profundizar el modelo”. “Las profundizaciones que hubo en este gobierno no las pensó nadie, se fueron dando. Kirchner estaba de acuerdo con Clarín, y si no lo hubiera jodido quizá todavía sería aliado del gobierno. Pero Clarín se plantó como un representante de los poderes fácticos dispuestos a hacer cualquier cosa para que no siguiera el kirchnerismo, entonces tuvo que enfrentarlo. Y para pelear hay que apelar al pueblo, como desenterrar los 21 puntos por una radiodifusión democrática de la Coalición, que es un papel excelente pero que no hubiera prosperado si Kirchner no se hubiera peleado con Clarín. Así son las historias en la política. El kirchnerismo está hecho de una materia que son los conflictos”, consideró el analista.

En cuanto a los desafíos y la etapa que se abre, Mocca señaló: “Nos espera la denominada batalla cultural. Está lo económico, lo político, pero también el relato. Al kirchnerismo le tocó un contexto de despelote del capitalismo mundial. Y tiene por delante una batalla dentro de una gran batalla global por emancipar definitivamente a la política democrática de los grupos poderosos de la economía”.

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