“Impactó en la emoción, pero no hubo ausencia de alumnos por el temor de contagio”, sintetizó la directora del nivel secundario del complejo Gurruchaga, Marisa Amadeo, ubicado en Salta e Irondo. Hace una semana Lucas Lavagnino, de 34 años, falleció por un cuadro de gripe A. Vivía en Roldán, era docente de Química y había cursado desde preescolar en la institución donde daba clases. Allí conoció a su mujer, también docente.
El sábado la provincia realizó tareas especiales de limpieza y ayer convocó en tres turnos a docentes, no docentes y alumnos del nivel secundario a una charla con recomendaciones para la prevención de enfermedades. Las dictó la propia la directora provincial de Promoción y Prevención de la Salud, Andrea Uboldi.
“La experiencia de 2009 (cuando se cerraron escuelas por un brote de gripe A en Santa Fe) nos ayudó a saber que no hay que desesperar y ayudar a los padres a bajar la incertidumbre”, aportó la directora de la primaria del complejo, María Cecilia Lenci, quien sí reconoció cierto nivel de ausentismo en ese nivel, a diferencia de lo que ocurrió con el secundario.
Abiertas
Desde el miércoles, cuando el complejo se enlutó por la muerte del docente, la presencia del Estado, insistieron las directoras del complejo, se nota. La política de Salud del gobierno fue mantener abierto el lugar, lo que entienden fue una forma de ayudar a prevenir las enfermedades respiratorias como la que acabó con la vida de Lavagnino.
Luego de una jornada de cierre por luto, se reabrieron las puertas del establecimiento y en ambos niveles se sintió el ausentismo. La decisión fue tomada por las autoridades en diálogo con la política provincial. “Estar abierto es ayudar a promover hábitos que disminuyen la transmisión como cubrirse la nariz y boca con un pañuelo descartable al toser o estornudar, lavarse las manos con agua y jabón o usar alcohol con gel”, apuntaron desde la provincia e insistieron con que no está indicado el cierre del establecimiento.
En cambio, instaron a todas las instituciones educativas a tomar acciones como ventilar las aulas periódicamente, extremar las medidas de higiene, principalmente en los baños y las superficies de contacto (manija de las puertas, grifos de baños, mesadas, etcétera), usando lavandina diluida como desinfectante, disponer de jabones líquidos y rollos de papel descartable para el secado de manos en los baños y contar con alcohol en gel en caso de no disponer de agua y jabón.
Además, las escuelas deben insistir con que docentes, alumnos y personal del lugar que presenten síntomas tales como fiebre acompañado de tos, dolor de garganta o muscular, deben quedarse en la casa y no ir a la escuela ni a lugares públicos, excepto para recibir atención médica, hasta por lo menos 24 horas después de que hayan desaparecido.
También recomendaron sacar a aquellos que presenten síntomas durante la jornada escolar, controlar las inasistencias de los alumnos y personal por infecciones respiratorias agudas y considerar dichas inasistencias justificadas. Por último, deben verificar la vacuna en personas de riesgo e insistir en la vacunación si existió negativa.
Evitar mitos
“La enfermedad está pero no en la institución. Si cerramos la escuela también tenemos que impedir la circulación de taxis, colectivos y el acceso a cuanto espacio público abre”, apuntó Marisa Amadeo, directora del nivel secundario a El Ciudadano, y valoró el aporte del gobierno santafesino para bajar los niveles de incertidumbre de padres y alumnos.
Esas charlas ratificaron que las enfermedades infecciosas son frecuentes en los jardines, guarderías y escuelas en igual medida que en cualquier otro lugar público, como la cola de un cine, por ejemplo. Contagiarse no depende de ir a la escuela sino la cantidad de casos que se presentan en la comunidad. El de Lavagnino fue el único en la Gurruchaga.
Sólo al nivel secundario asisten 450 alumnos y 130 entre personal docente, no docente y directivos.
Cuando la familia o los docentes identifican posibles síntomas –fiebre, dificultad respiratoria, irritabilidad, entre otros– es importante evitar que la persona enferma, ya sea alumno o no, asista al edificio. El tiempo de exclusión, siempre según indicaron desde la provincia, dependerá de la evolución del cuadro.
“Es importante que al reingresar lleve el certificado de alta. Debe estimularse a los padres y al personal para que compartan con los directivos de los establecimientos la información sobre las enfermedades agudas y crónicas que presenten”, apuntaron en una de las tres charlas de ayer que encabezó Uboldi. Las mismas abundaron sobre formas de trasmisión, grupos de riesgo, cuidados médicos para enfermes.
Un caso con forma atípica
El docente Lavagnino falleció el martes de la semana pasada, luego de estar internado un día en coma en un centro privado de la ciudad. Murió por una falla multiorgánica con síndrome febril inespecífico. El viernes la directora de Epidemiología de la Municipalidad de Rosario, Analía Chumpitaz, confirmó que se trató de un caso de gripe A. Los exámenes dieron negativo de hantavirus y dengue.
“Si bien fue una forma atípica de presentación, hay que destacar que hay circulación de gripe A en la provincia, como el caso de un nene de 9 años en la ciudad de Santa Fe y algunos otros”, confió la funcionaria.
Según informó el titular de Epidemiología de la provincia, Julio Befani, el virus que atacó al docente está circulando en la provincia desde el 25 de abril, cuando se diagnosticó el primer caso en Santa Fe. “Y a partir de ahí se ha visto la aparición de varios casos, dos de ellos fatales: el del chico en Santa Fe y otro en Rosario, pero habitualmente no tiene este tipo de evolución la gripe A”, explicó Befani en declaraciones a LT8.
El cuadro del docente fue atípico en la evolución clínica y es difícil de describir y de entender. “No es lo habitual y el caso es muy preocupante”, indicó el funcionario.
Tips para tener en cuenta
Desde el área de Epidemiología de la Municipalidad reiteraron las recomendaciones para disminuir el riesgo de contagio de gripe A: lavarse manos, aislar al enfermo y ventilar espacios, entre otros. Además, vacunar a niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.