El estadio Arena Corinthians de San Pablo no sólo fue el lugar elegido para la apertura del Mundial Brasil 2014 sino también para presentarle al mundo un hito para la ciencia. Es que durante la fiesta inaugural, antes del arranque del partido Brasil Croacia, un paciente con parálisis se levantó de su silla de ruedas, caminó hacia el centro del campo y dio el primer puntapié de la mayor fiesta del fútbol.
Lo hizo gracias a un exoesqueleto controlado por la mente ideado por el cientìfico brasileño Miguel Nicolelis, quien aprovechó la ocasión para mostrarle al mundo cómo la ciencia podría ayudar en un futuro a quienes dependen de una silla de ruedas para caminar. El traje robótico pertenece al proyecto “Caminar de Nuevo” (Walk again).
Según anticipó Nicolelis en su página de Facebook, el elegido llevó una bandera perteneciente a Alberto Santos Dumont, ingeniero brasileño quien fue el primer hombre en subirse a un avión. Desde noviembre este experto, quien se especializó en neurología en la Universidad de Duke, EEUU, estuvo entrenando a ocho pacientes en un laboratorio de San Pablo y uno de ellos fue elegido para levantarse de la silla de ruedas minutos antes del partido inaugural de la copa del mundo.
Las novedades las informó a través de su página de Facebook, en la que no sólo subió fotos y videos con las últimas novedades, sino también placas en las que realizaba el conteo de días faltantes para este hito de la ciencia. La última de ellas decía Now Agora (ahora en inglés y portugués).
También comunicaba desde las primeras pruebas que realizaban los voluntarios, todos de entre 20 y 35 años, la cantidad de pasos dados y los primeros puntapiés.
Cómo funciona
“El exoesqueleto se controla con actividad cerebral y envía señales de feedback y retroalimentación al paciente”, había detallado Nicolelis a la BBC.
Único en su especie, posee una gorra con sensores que se ubica sobre el cuero cabelludo del paciente y de esa forma capta las señales del cerebro. Luego las manda a una computadora que las decodifica y por último, éstas la envía a las piernas robóticas.
El traje funciona con hidráulica y se alimenta de una batería en la mochila que dura cerca de dos horas.
Por ùltimo, los sensores en la piel artificial del robot permiten captar sensaciones similares a las humanas. Los sensores se ubicarán especialmente en los pies de este exoesqueleto, que mide 1,78 metros y pesa alrededor de 70 kilos.
Según había expresado Nicolelis, muchas de sus partes se hicieron mediante impresiones 3D, no sólo para aligerar el peso sino porque los plásticos usados en estos procedimientos son más resistentes que el metal.
Este modelo, de momento es único en su especie, pero puede ofrecer esperanzas a las cerca de las 25 millones de personas que dependen de una silla de ruedas para movilizarse.
“Para que el exoesqueleto esté disponible en un futuro hay que comenzar desde algún lugar”, dijo Nicolelis a la BBC. Y agregó: “La ciencia progresa así. Tenemos que demostrar y probar el concepto y pensamos que la apertura del mundial era una oportunidad óptima para demostrar que es posible”.
