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Parece extraterretre, pero es ruso: el fabricante promete ponerlo en el aire el año que viene

La compañía Airship Initiative Design Bureau Aerosmena adelantó que el dirigible tendrá la capacidad de levantar hasta 600 toneladas de carga y hacerlo en cualquier sitio. Una alternativa logística de bajo consumo y menos contaminante a base de helio y electricidad. El desafío: las baterías

Aerosmena se llama el vehículo que parece un ovni, según el estereotipo de platillo volador extraterrestre. Pero es un dirigible que desarrolla el fabricante ruso Airship Initiative Design Bureau Aerosmena (Aidba) y según los anuncios estará en el aire el año próximo. La compañía adelantó que tendrá la capacidad de levantar hasta 600 toneladas de carga y hacerlo en cualquier sitio, aún sin plataforma de aterrizaje, gracias al tipo de propulsión y a un sistema de poleas.

La aeronave está diseñada para tareas logísticas como alternativa al transporte terrestre y marítimo. Por ejemplo, cargar los contenedores de un buque y llevarlos a su destino sin que la embarcación toque puerto ni haga falta el costoso traslado por rutas en camiones.

El hecho de que sea un dirigible le otorga además otra ventaja: un bajo consumo de combustible y mínima contaminación. La elevación y el soporte de la carga se la darán unos 620.000 metros cúbicos de helio –gas más liviano que el aire– a un costo de vuelo «menor que la de un avión de transporte», según fuentes de la compañía que lo fabrica.

Hasta acá, todo bien. ¿Y la forma de platillo? No es un capricho ni una excentricidad. La empresa explica que ese diseño aerodinámico simétrico le permite maniobrar con mayor facilidad y hasta aterrizar con vientos cruzados. No hay ni adelante, ni atrás, ni costados.

El director general de Aerosmena, Sergei Bendin, explicó que el plan es construir una primera versión capaz de cargar 60 toneladas, testear el rendimiento en vuelo y utilizar la experiencia acumulada para construir modelos de entre 200 y 600 toneladas de capacidad. Aseguró que los dirigibles gigantes estarán operativos en 2024. Incluso, adelantó, esperan poder materializar un modelo de pasajeros, una especie de crucero aéreo de lujo alrededor del mundo.

 

Aerosmena no es la única compañía que está apostando de nuevo por los dirigibles. Hay científicos que llevan años investigando sus posibilidades como alternativa a los buques de carga. Hay en esa línea una empresa alemana y hasta el cofundador de Google tiene un proyecto secreto al respecto.

 

El desafío: la propulsión eléctrica

 

Sergei Brin, cofundador de Google y octava persona más rica del mundo, ya registró en la administración de aviación de Estados Unidos el El Pathfinder 1, un dirigible de nueva generación totalmente eléctrico y con capacidad para 14 pasajeros. Como sucede con la primera versión de Aerosmena, se trata de un primer paso para competir por el dirigible más grande del mundo.

Aunque los detalles del proyecto de Brin permanecen guardados con celo, trascendió que el primer modelo tendrá 198 metros de longitud y una gran batería de hidrógeno de 1,5 megavatios de energía.

El objetivo de este dirigible gigante es dar apoyo a la fundación de Brin, Global Support and Development, en la distribución de ayuda humanitaria en todo el planeta.

El desafío para todos los fabricantes, si es que no quieren caer en los combustibles fósiles para mover los motores de los dirigibles, y no es esa la idea, está enfocado en las baterías que almacenan la energía eléctrica.

Por ahora, las empresas aeronáuticas priorizan dos tipos de baterías en sus proyectos. Airbus mostró hace poco diseños para una serie de aviones eléctricos (ZEROe) que usarían hidrógeno líquido como combustible. Sin embargo, el problema no está sólo en las aeronaves, sino que el cambio de paradigma requiere fuertes inversiones en nuevas infraestructuras de repostaje de combustible de los aeropuertos.

La otra opción son las baterías que Rolls Royce presentó en el Spirit of Innovation: un avión eléctrico británico que promete ser el más rápido del mundo con una velocidad de 480 kilómetros por hora. Para eso, la compañía diseñó un sistema de 6.000 baterías cilíndricas de litio que minimizan el calentamiento y escalan en capacidad de carga y descarga. Según la firma inglesa, el Spirit of Innovation será capaz así de volar entre París y Londres con una sola carga.

 

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