La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo que afecta el sistema nervioso y sus síntomas aparecen lentamente. El primero puede ser un temblor apenas perceptible en una sola mano. Los temblores son habituales, aunque el trastorno también puede causar rigidez o una disminución del movimiento.
En las etapas iniciales de la enfermedad, el rostro puede tener una expresión leve o nula. Es posible que los brazos no se balanceen cuando una persona camina. El habla puede volverse suave o incomprensible. Los síntomas de la enfermedad se agravan a medida que la afección evoluciona.
En los últimos años han cobrado mucha importancia los denominados síntomas no motores:
- Constipación / entreñimiento: se observa alteración del ritmo evacuatorio.
- Depresión: alrededor del 40 % de los pacientes presentan apatía o desinterés, ansiedad o cambios de conducta.
- Trastornos del sueño: los pacientes presentan inicialmente un cambio del ritmo, luego aparece el insomnio. La etapa que se altera es la del sueño REM, es la etapa onírica, en la que aparecen sueños vívidos y los movimientos durante el sueño (como pataleos espontáneos, caídas y hasta puñetazos)
A pesar de que la enfermedad de Parkinson no tiene cura, los medicamentos pueden mejorar notablemente los síntomas. En algunas ocasiones, el grupo médico puede sugerir una cirugía para regular determinadas zonas del cerebro y mejorar los síntomas.
Parkinson: cuál es el síntoma clave que puede aparecer 20 años antes del diagnóstico
Los trastornos del olfato, especialmente las alteraciones cuantitativas, hiposmia que puede ser leve, moderada o grave, es una de las manifestaciones más frecuentes en la enfermedad de Parkinson y puede preceder hasta incluso 20 años a la aparición de las manifestaciones motoras, explicó la doctora Stella Maris Cuevas, médica otorrinolaringóloga, experta en olfato y alergista expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA).
A a través del estudio del olfato (olfatometría), se puede realizar un diagnóstico precoz, que permitirá al paciente saber lo que tiene, y ser tratado de la manera correcta, ofreciéndole la mejor calidad de vida.
Según la especialista, en los últimos años es creciente el interés científico en valorar las alteraciones olfatorias como marcador de enfermedades neurodegenerativas, específicamente en las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. En la enfermedad de Parkinson la prevalencia de estas alteraciones es alta.
Hasta hace unos años, el sentido del olfato no era habitualmente explorado en el examen clínico de un paciente, pero este sentido está dejando de ser subestimado y por la pandemia del coronavirus adquirió un protagonismo especial, es por eso que la olfatometría es una herramienta muy importante para realizar un diagnóstico temprano.
Recordemos que el olfato tiene varias funciones importantes en la vida diaria, y una de las más importantes es que alarma o advierte ante la fuga de gas o presencia de humo, y al no oler pueden ocurrir accidentes domésticos, en algunas oportunidades son muy graves.