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Parque España: el complejo está “seguro” y ahora arranca una larga reconstrucción

Este martes tuvo lugar una reunión “ampliada” de la que participaron funcionarios políticos y técnicos, y expertos locales. Se prevé que este miércoles habrá revisión de la provincia y en breve será la Nación la que envíe a sus expertos. Comienza un estudio sobre la zona y otros puntos de la costa

El intendente Pablo Javkin mantuvo este martes una reunión con los titulares y funcionarios de las secretarías de Obras Públicas y Planeamiento, representantes de Defensa Civil, miembros de los colegios de Ingenieros y Arquitectos, profesionales que participaron de la obra original de la década del 90 y de las reconstrucciones posteriores como en 2005: el tema excluyente fue el desmoronamiento del parte de la costanera central, en el parque España, por lo que también participaron directivos del colegio y del complejo cultural. La idea, dijo el jefe del Palacio de los Leones, es trabajar simultáneamente sobre varios planos: el cierre y la prevención en el lugar para evitar riesgo a personas; los estudios para comprobar que es posible y seguro reanudar actividades en las áreas edilicias, con el peso y el tránsito de personas que implica, y el tercero, los estudios de la profundidad y la estabilidad del suelo y de la barranca, lo que se estima un mes de trabajo. El paso previo a la reconstrucción, determinando ya si será igual o diferente a lo que había. Por fuera de esa lógica y del complejo cultural mismo, Javkin marcó que se va a hacer un relevamiento en diferentes puntos de la costa rosarina para determinar potenciales riesgos: ya se van tornando una figura repetida los desmoronamientos, y en un corto período de tiempo: en 2016 se había caído un sector de 250 metros de la barranca en el paseo del Campo de la Gloria de San Lorenzo, por la crecida; ese mismo año cedió parte del Paseo del Caminante, en la rosarina Costa Alta, con igual situación; y ahora el parque España por el fenómeno inverso, la bajante. Y el año pasado, también con el Paraná en sus menores niveles, cayó parte del club Mitre, una de las históricas instituciones de pescadores construidas sobre los antiguos muelles portuarios, por donde alguna vez pasaron repletos trenes de carga.

Poco más de dos décadas atrás cuando todavía no había redes sociales que replicaran imágenes al instante, una trascendió fronteras: el muelle del Bajada España, otro histórico club de pescadores, estaba destruido: aquella vez fue un barco en plena acción de maniobras pésimamente calculadas, el que se lo había llevado puesto con su popa. La cuestión decantó en un problema entre privados y se saldó con la reconstrucción del muelle de pesca, en una obra que lo convirtió en modelo, con nuevas barandas, explanadas y pilotes cementados que reemplazaron las viejas y centenarias estructuras de madera de quebracho. Al tiempo convenios con Nación mediante, les tocó a los demás clubes, y el Guillermo Tell y la Peña Rosarina tuvieron sus estructuras flamantes de balcones al Paraná desde donde se lanzaban las tanzas. Pero en 2005 otra estructura que cedió daba cuenta de que los ciclos del río Paraná, sumados a la conversión en “hidrovía”, con el oleaje de buques hacia y desde los puertos, pasaban su factura.

La sucesión de desmoronamientos continuó en 2010 en Terminal Puerto Rosario, y ya estaba el anuncio de que se trata de un problema tan permanente como persistente: en la otra margen del río, al norte de Paraná, es recurrente en varias zonas costeras, como en Hernandarias, La Paz y Santa Elena, e incluso se hicieron descomunales obras para apuntalar barrancas, enterrando pilotes incluso en zonas que no están en contacto directo con el agua.

 

Cuando no es la creciente, es la bajante

La reunión de ayer en Rosario congregó a expertos y áreas locales. El coordinador del gabinete municipal, Rogelio Biazzi, adelantó a El Ciudadano que este miércoles arribarán funcionarios de la provincia, probablemente con equipos técnicos, para hacer su evaluación, y probablemente con la titular del Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábita, Silvina Frana, al frente. Y, aunque no hay fecha prevista, en breve llegará también una delegación nacional. Es que no sólo la zona, al ser costera, involucra a los demás niveles del Estado sino que la obra que se hará, sea cual sea, excede la capacidad presupuestaria del municipio.

Por lo pronto, la intervención inmediata sí le cupo a Rosario. “Desde el viernes a la noche, que se produjo el desmoronamiento, nuestros equipos técnicos, de Defensa Civil y de Obras Públicas estuvieron trabajando sobre el perímetro y para empezar a trabajar en el tema de cálculos estructurales”, explicó Biazzi, y marcó que ahora lo que tuvo lugar fue una reunión “ampliada”, como “una especie de comité de gestión de riesgo.

El resultado de la evaluación es que el desmoronamiento no afectó las estructuras edilicias del complejo. “La Municipalidad va a emitir un informe avalando la seguridad del uso de los edificios, tanto del colegio como del centro cultural. Está evaluado y comprobado que como se asientan sobre otro basamento, otro pilotaje y otra estructura, cumple las condiciones de seguridad para su uso”, ratificó Biazzi. Con ese dato, resta el visto bueno de la provincia para que el Ministerio de Educación autorice las clases presenciales en el lugar, con resguardo en las zonas que están en riesgo: “Esas están asentadas sobre muelles antiguos de madera, y eso fue donde se derrumbó”, explicó el funcionario local. “La otra parte –ratificó– cumple las condiciones de seguridad”.

El estudio inmediato es determinar bien el perímetro de riesgo para reforzar el vallado con algo más “permanente y robusto”, y Biazzi estimó que puede ser menor a la zona de exclusión delimitada ahora.

Después, indicó, esta misma semana se comenzará con el estudio de batimetría, análisis de suelo y cálculos de estructuras –que demandará un mes– para comenzar con las intervenciones, mientras en simultáneo avanzan las gestiones políticas para concretarlas. Puede que en el medio la Municipalidad avance con tareas a su alcance, una “solución técnica para que a partir de ahí se construya una solución más de fondo, una solución estructural”.

Para ese “proyecto definitivo” Biazzi habló de un trabajo multinivel, es decir con la participación de los Estados provincial, nacional, ¿y de España?

 

¿Va a seguir pasando?

El ingeniero Guillermo Rico, actual director gerente de la firma Milicic SA, una de las constructoras que más participan en obras públicas en Santa Fe, participó de la obra de reconstrucción de 700 metros que se habían desmoronado en 2005.Y advirtió que lo que ocurrió puede replicarse: “En toda barranca va a haber pequeños puntos que se van a ir cayendo”, sostuvo, y apuntó especialmente a las zonas donde se reciclaron los antiguos muelles portuarios de madera, increíblemente duraderos pero a los que claramente está afectando el ciclo de crecientes y bajantes extremas, las cosechas récord con su tráfico de barcos graneleros también récord, y el sobredragado del río, ahora impedido por decisión nacional tras denuncias y protestas de organizaciones ambientalistas.

Rico fue lapidario: “Está todo roto, está todo caído y hay que hacer obras nuevas”, sostuvo en Radio 2. Aunque diferenció las “viejas estructuras” de lo que se construyó después, que a su juicio no corre riesgo.

Biazzi coincidió en que el fenómeno tiene una concurrencia de causas, “pero está claro que el río, por cómo se ha comportado en los últimos años, sobre todo con la bajante tan pronunciada del año pasado y con la bajante histórica que hemos tenido este año, ha contribuido fuertemente a que se produzca esto”, explicó a este diario. Y marcó que el desmoronamiento ocurrió en la parte en la que no se hicieron nuevos pilotes en 2005.

También atribuyó parte de la responsabilidad al tráfico de barcos y al oleaje que provocan, que causó, por caso, el repentino e inusual choque en cadena de de lanchas en Puerto Pirata, Granadero Baigorria, en agosto del año pasado, un “minitsunami” que se replicó en redes sociales con filmaciones. Los expertos terminarán de definirlo, pero el sentido común ya lleva a preguntar qué le están haciendo a la barranca las olas similares a las que entonces hicieron tal cosa a las embarcaciones, provocadas por el cruce de dos barcos, uno rumbo al norte y otro hacia el sur, según se dijo entonces.

“Hay algo que no se puede parar, que es la naturaleza”, reflexionó Biazzi y recordó que una bajante del río Paraná como la actual no se producía desde la década de 1940. Pero la acción de la llamada hidrovía es también clave: “Uno de los factores que puede ser concausa de esto es el oleaje de los barcos que pasan por la hidrovía, pero esto es un tema que obviamente excede a nuestras competencias y que se discute en el marco del proyecto de la hidrovía”, refirió Biazzi ante una cuestión que no tardará en sobrevenir, y es si a las empresas navieras o a la concesión que regula su tránsito por el Paraná les cabe también una responsabilidad en la reconstrucción de obras públicas desmoronadas.

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