A Matías «Cuatrerito» Franchetti lo mataron una tarde de junio de 2016 a la altura de la puerta 6 del club Newell’s Old Boys. A sus 26 años ya había ganado un espacio al frente de la barra brava que le duró apenas unos meses. Los atacantes llegaron en moto, le metieron más de media docena de balazos y se fueron, pero fueron alcanzados por policías tras intentar descartar una mochila con una pistola calibre 9 milímetros. Desde entonces están presos y este mes fueron sometidos a un juicio oral y público, en el cual los jueces Paula Álvarez, Patricia Bilotta y Mónica Lamperti los condenaron, este miércoles, a 18 y 19 años de prisión por el homicidio.
El 6 de junio de 2016, Ramón Machuca, conocido como Monchi Cantero y sindicado como uno de los líderes de Los Monos, fue detenido en Buenos Aires. Aunque no quedó establecido el móvil del ataque, este dato fue remarcado en las crónicas policiales ya que –tras la retirada del ex jefe de la barra leprosa Diego «Panadero» Ochoa– hubo una suerte de acuerdo entre las facciones de Los Monos, Ungaro y Funes para designar de forma conjunta al líder del paravalanchas del club del Parque. Desde ese momento, el Cuatrerito –quien había estado preso en el caso narco Carbón Blanco, por el envío de una tonelada de cocaína a Europa– quedó como principal referente.
Al día siguiente de la caída a Monchi, al Cuatrerito lo llamaron para ir al club. Los parrilleros era un lugar de encuentro. Era la tarde del 7 de junio de 2016 cuando salió del estadio cerca de las 16.30 junto con otras cuatro personas. Caminó con dos de ellas hasta altura de la puerta 6, ubicada frente al Palomar, para subirse a un Citroën C3. Estaba por acomodarse en el asiento delantero del acompañante cuando llegó una moto, sus dos acompañantes salieron corriendo del auto, pero el Cuatrerito no llegó a escapar. Le pegaron varios balazos y cayó al piso. El segundo motociclista se bajó y le descerrajó un par de disparos más.
Tras la autopsia, los investigadores enumeraron las lesiones del muchacho, lo que hicieron tomar dimensión del brutal ataque: recibió dos balazos en la cabeza, dos en el tórax, dos en el muslo derecho, uno en el izquierdo y roces en la cadera derecha, pierna derecha, dos roces en el antebrazo izquierdo.
Casi al momento del ataque, dos policías iban en auto cerca del lugar y escucharon los tiros: cuando se acercaron vieron a la víctima tirada en el piso y decidieron seguir la moto. Dieron una alerta al 911 y a ellos se unió personal de Comando Radioeléctrico.
Cuando los motociclistas advirtieron la presencia policial intentaron escapar y al tratar de subir el cordón, en la intersección de los bulevares 27 de Febrero y Oroño, el móvil policial los tocó de atrás, perdieron el control y cayeron. Intentaron seguir a pie en distintas direcciones, pero fueron arrestados.
Los atacantes fueron identificados como Leandro Altamirano, de 34 años y quien disparó al menos 14 veces contra la víctima, y Brian Gruning, de 25 años, quienes desde entonces permanecieron detenidos hasta el juicio que comenzó un día antes de que se cumplieran los tres años del homicidio del Cuatrerito.
La fiscal Marisol Fabbro los acusó del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, a Altamirano además le achacó la portación del arma. En su alegato la fiscal solicitó para Altamirano 24 años de cárcel y 20 para Gruning.
Este miércoles se conoció el veredicto. El tribunal oral condenó a Leandro Altamirano a la pena de 19 años de cárcel mientras que a Brian Gruning le aplicaron una pena de 18 años, por la figura pedida por la Fiscalía.
Si bien la principal hipótesis de la investigación fue que los acusados, un changarín y un pintor de obra, recibieron una paga para matar a Franchetti en medio de la disputa por la conducción de la barra, la fiscal no incluyó el agravante de la promesa remuneratoria en su imputación ante el tribunal.
Comenzó el juicio oral por el asesinato del barrabrava Cuatrerito Franchetti
El acuerdo en la mira
Tras el asesinato del Cuatrerito, el status quo entre los verdaderos gerentes del paravalanchas quedó en una tensa calma, ya que los sucesores, de un lado y del otro, no duraban más que un par de meses. Marcelo «Cabezón» La Rocca fue el siguiente nominado para el liderazgo. Fue mandamás por 21 días cuando lo acribillaron a tiros minutos después de haber disfrutado un asado en los parrilleros del club del Parque. Después quedó al mando Ariel «Tubi» Segovia, socio de Alexis Caminos y con dominio en la zona sur.
Tubi no duró más de cuatro meses ya que fue apresado en octubre de ese año –llegó baleado al Heca y pese a que dio otra identidad lo descubrieron– y en abril del año pasado terminó asesinado a traición en la celda que compartía con los Caminos en la cárcel de Coronda.
Emiliano «Jija» Avejera fue el último referente conocido hasta septiembre pasado, cuando lo detuvieron en la provincia de Córdoba y lo imputaron como uno de los autores del asesinato de Jonatan «Bam Bam» Funes, acribillado al salir de la cárcel de Piñero tras visitar a sus hermanos: Lautaro y Alan. Ahora algunos pocos apodos son los que suenan como los herederos del paravalanchas: lo cierto es que nadie se anima confirmar el nombre.