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Pasaron las elecciones primarias y el jaque mate está a la vista

El triunfo contundente de Alberto Fernández en las Paso proyecta un escenario difícil para el gobierno, no sólo de cara a las elecciones de octubre, sino también, y especialmente, en el manejo de las variables económicas y de la gobernabilidad

El tablero de ajedrez va perdiendo piezas y las jugadas hacia adelante son cada vez más previsibles. Con el 47% de los votos logrados en las Paso de este domingo, Alberto Fernández quedó en una posición de jaque mate de cara a las elecciones generales del 27 de octubre. Pero ese no es el único partido que se juega desde hoy en adelante: la gobernabilidad es el otro gran desafío para el presidente Mauricio Macri, más debilitado que nunca, con una economía que pende de un hilo y especuladores dispuestos a rematar todos los papeles y hacerse con sus dólares, no por un supuesto miedo al gobierno que asoma sino más bien porque se acortan los plazos de la timba financiera que dominó el escenario económico en los últimos años. Son los mismos especuladores que ayudaron, con enormes ganancias, a que el gobierno sostenga el dólar, casi como única estrategia de campaña.

“Nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno”, dijo sobre fines del año pasado el ministro Dujovne, casi como una invitación a la rebeldía frente a tanto sometimiento. La rebeldía llegó y se expresó en los votos este domingo. Pese al big data, la segmentación, las estrategias del jefe de Gabinete Marcos Peña y los esfuerzos del periodismo militante para disimular una gestión catastrófica. Pesaron más los despidos, los tarifazos, la pérdida de poder adquisitivo, y sigue la lista.

Para usar imágenes que le gustan al presidente, la tormenta perfecta tomó forma este domingo, cuando las urnas demostraron que los “ajustes de magnitud” sí tienen consecuencias. No fue casual que la primera reacción del gobierno fuera la del jefe de Gabinete Marcos Peña, con una frase explosiva: “Hasta que se defina esta elección va a haber inestabilidad”, ya que “el peligro de que vuelva un modelo autoritario genera incertidumbre”. Todo eso en el marco de un mercado que esperaba un resultado distinto, aún en derrota para el oficialismo.

Peronazo

Pero el peronismo no tenía tiempo anoche para pensar en los mercados: sumó el 47% de los votos en la elección presidencial y le sacó 15 puntos de diferencia a Juntos por el Cambio, un porcentaje que supera lo que se necesita para ganar en las elecciones generales del 27 de octubre.

Además, ese porcentaje subirá en octubre, donde ya no se considerarán para su cálculo los votos en blanco, aunque también hay que tener en cuenta que se sumarán nuevos electores. Todas sumas y restas que no dan para la ilusión del gobierno.

El peronismo sacó 10 puntos de diferencia en Santa Fe, ganó por 20 puntos de diferencia la provincia de Buenos Aires, con la presencia de un referente puro del kirchnerismo, como Axel Kicillof, se arrimó en Córdoba y Capital Federal, dos distritos casi prohibidos, ganó Mendoza, casi siempre adversa, y arrasó en el resto de las provincias. Todo huele a cambio de mando de cara a octubre.

La gran triunfadora de la noche fue la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que sorprendió un sábado por la mañana con un candidato que no figuraba en los planes de nadie. Y que luego logró encolumnar a otros díscolos, como Sergio Massa, y a los gobernadores. Un combo de un peronismo unido que fue demasiado para un oficialismo desdibujado.

Para el gobierno, el saldo no podría ser peor. Casi no hubo números para mostrar, a excepción de Capital Federal. Macri reconoció la “mala elección” y mandó “a dormir” a su electorado cuando todavía no había un solo dato del escrutinio provisorio, unos minutos después de las 22.

El tercero en discordia, Roberto Lavagna, no logró imponer su discurso antigrieta y terminó muy lejos, con algo más del 8% de los votantes, muchos de los cuales migrarán en la elección general de octubre.

En Santa Fe

En Santa Fe, el socialista Enrique Estévez logró superar el promedio de los votos de Lavagna y sumó un caudal que lo posiciona para obtener una banca de diputado en la próxima elección de octubre. El peronismo, de la mano de Marcos Cleri, primero en la lista, sumó una cantidad de votos parecida a la de Alberto Fernández, por lo que hubo allí escaso corte de boleta. Si se proyecta a octubre, el peronismo lograría seis de las diez bancas en juego. Juntos por el Cambio, que quedó a diez puntos del peronismo, en un promedio de votos similar al obtenido en la Nación, lograría otras tres.

Hacia adelante

El mensaje de las urnas fue claro. Octubre parece un trámite en el horizonte para el Frente de Todos. Pero también está lejos para un gobierno que tambalea como nunca antes.

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