“Mi tía no está. Se la tragó la tierra”, dice Nadia Quiroga desde la localidad de Pavón Arriba, cerca de Villa Constitución. Hay cansancio en su voz. Hace una semana fue madre por segunda vez, pero la alegría no es completa. Es que días atrás se cumplió un año de la desaparición de su tía, Graciela Quiroga, que fue vista por última vez en la Terminal de Ómnibus de Rosario el 23 de febrero de 2014. La desaparición de la docente, que tenía 60 años, puso en vilo a la comunidad de la pequeña localidad, que batalla contra el olvido. Desde la Fiscalía que investiga el paradero indicaron que efectuaron todas las diligencias a su alcance, que se siguieron pistas –las más firmes hacia la provincia de Corrientes– y lograron dar con su teléfono celular, pero nunca con la mujer. La fiscal del caso, Valeria Pedrana, confirmó a El Ciudadano que no se abandonó la búsqueda.
Reiteraron pedidos de informes a reparticiones y secretarías pertinentes (incluidas las oficinas de Migraciones) y nada. La familia que dejó atrás Graciela Quiroga no es numerosa. No tenía hijos, y Nadia y Jorgelina, sus sobrinas, comparten la sensación de que las autoridades perdieron tiempo y ahora el rastro se enfrió. De hecho, en la página oficial del gobierno santafesino, la maestra no figura como “persona que falta de su hogar”. A un año y un par de semanas, lejos quedaron las volanteadas por la ruta 18 con el rostro de Graciela y las manifestaciones del gremio Amsafé exigiendo la reaparición.
El domingo 23 de febrero de 2014 la noche le ganaba al día cuando Graciela Quiroga, docente de la escuela Nº 6.076 Unidad Nacional de Pavón Arriba, llegaba a la estación Mariano Moreno desde Mar del Plata. Había hecho una parada en la ciudad tras empezar sus vacaciones el 15 de ese mes. Un puñado de días más tarde y al no recibir noticias de ella, Nadia radicó la denuncia en Pavón. Graciela no aparecía y la última comunicación que había tenido con su sobrina coincidía con su arribo a Rosario.
Según Nadia, cuando habló con su tía ella le comentó que había vuelto a comunicarse con un ex novio que vivía en Rosario. “Ésa fue la última vez que hablé con ella”, suelta la mujer en lo que, confiesa, es una de las pocas comunicaciones telefónicas que ha tenido sobre su tía en el último año.
Según la fiscal del caso, el hombre en cuestión fue una de las pistas en las que se trabajó, pero el resultado, como el resto de las medidas hasta el momento, fue negativo.
Pero meses después de la desaparición, el teléfono celular de Graciela tuvo señal de encendido. Estaba en la provincia de Corrientes, pero ella no. Su cuenta bancaria no registró, de acuerdo con los pesquisas, ningún movimiento. Sus tarjetas de crédito se dieron de baja. Sobre el retiro de dinero, negativo.
Nadia cuenta que los investigadores seguían la hipótesis de que había salido desde Rosario hacia Corrientes en un colectivo. Pero, insistió la sobrina, la pista no llevó a ningún lado. “Nadie en el colectivo en el que supuestamente viajaba la vio, según me dijeron”, añade.
Marzo, abril y mayo fueron los meses más agitados para las sobrinas. La exposición mediática, una marcha en Pavón, el pronunciamiento de representantes de Amsafé para exigir la aparición de la mujer y la viralización en redes sociales de la imagen sonriente de la maestra. Y más, hasta parte de la comunidad se reunía una vez por semana para volantear con esa misma foto a los conductores que pasaban por la ruta 18 que lleva a Rosario. Pero no hubo resultados.
“Después la investigación se enfrió. Nadie nos llamó más”, explica Nadia. Hubo una reunión, advierte, con funcionarios del Ministerio de Seguridad promediando el año pasado. Desde entonces, nada. Negativo.
La fiscal Pedrana advierte a El Ciudadano que la búsqueda sigue en pie. Y que en los últimos meses se han reiterado los pedidos de informes a cuanta repartición, secretaría u organismo que pueda conocer el paradero de Quiroga. La idea de Pedrana es insistir.
Pero hasta ahora, todo sigue en tinieblas.
Buscados
El caso de Graciela Quiroga no figura en el sitio oficial de la provincia –www.santafe.gov.ar– donde están las personas que faltan de su hogar. Ese listado, con detalle de fecha de “visto por última vez” incluido, tiene a 31 personas, 18 mayores de edad y 13 niñas, niños, adolescentes y jóvenes. En esa información el caso sin resolver más antiguo en la ciudad es el de Bruno Gentiletti, pero hay otros dos cuyas investigaciones no prosperaron: el de Luis Maidana, que se fue de su hogar en 2007 con 10 años, y el de Axel Ledesma que desapareció de su casa en Pérez a los 18 meses de edad.