Se vienen jornadas claves para los gastronómicos. La ciudad de Rosario no para de batir récord de casos de coronavirus, a pesar que hay restricciones de circulación desde hace casi tres semanas. En este escenario, el gobierno provincial deberá decidir este viernes si extiende las medidas o habilita a los comercios no esenciales a reabrir sus puertas en medio de numerosas presiones de los dueños de los negocios en ese sentido. Los argumentos: el ahogo económico y una avalancha de nuevos infectados pese a que no reciben clientes en sus locales. «Los contagios son en otro lado», es el resumen de sus quejas.
«Hace un mes que estamos prácticamente cerrados y los casos no paran de crecer. Queda demostrado que la gastronomía no es un espacio que permita proliferar la enfermedad», argumentó Alejandro Pastore, titular del Paseo Comercial Pellegrini, en diálogo con LT8.
El referente de los comerciantes se mostró esperanzado a un día de los anuncios del gobierno provincial sobre cómo siguen las medias de aislamiento. «Nosotros tenemos la expectativa de que el sábado vamos a reabrir. Estuvimos trabajando toda la semana en un protocolo que prioriza el espacio exterior», afirmó.
Protocolos más rigurosos
Con respecto a las nuevas medidas para abrir, Pastore contó que limita a cuatro los comensales en el interior, en vez de seis como fue en una etapa previa. «Estamos convencidos de que nosotros podemos cumplir el rol social que implica el encuentro afectivo», agregó.
Pastore también argumentó sobre la posible reapertura y dijo que «parece que somos parte de la solución, porque somos más seguros para el encuentro que un domicilio particular». La argumentación tiene lógica: las reuniones puertas adentro, difíciles cuando no imposibles de fiscalizar sin violar garantías constitucionales, son hoy, de acuerdo a los especialistas, la mayor fuente de contagios.
Los riesgos y las decisiones
Último momento: bares y restaurantes de avenida Pellegrini anunciaron que vuelven a abrir el sábado
Pastore imaginó el otro escenario, el que no desea el sector, como conflictivo. Si la decisión de la Casa Gris es mantener los comercios no esenciales cerrados una semana más, «hay muchos que tienen pensado abrir sea cual sea la condición. Y eso ya va a correr por cuenta de cada uno», advirtió sobre una suerte de desobediencia civil que todas las autoridades incluyen en las tensiones que deben equilibrar ante cada paso.
