Una banda de pastores evangélicos se aprovechaba de la fe de sus fieles para despojarlos de sus bienes y someterlos a la esclavitud. El grupo delictivo fue desbaratado tras varios allanamientos que realizó la Policía Bonaerense. Los religiosos tenían varias propiedades rurales, una de ellas, en el partido de General Alvarado. Hay 26 detenidos.
Fuentes de la investigación indicaron que los pastores, con diversas estrategias de manipulación, obligaban a sus fieles a vender sus propiedades para irse a vivir hacinados en una especie de conventillo y les exigían trabajar en una panificadora sin ningún tipo de remuneración. Además, forzaba a los hijos de sus seguidores a dejar la escuela y salir a vender los productos de la panificadora. Los líderes llevaban adelante una vida ostentosa, contaban entre sus propiedades con una chacra en un club de campo y establecimientos rurales. El predio ubicado en el distrito de General Alvarado, cerca de la ciudad de Miramar, se encuentra situado en el kilómetro 36 de la ruta provincial 88, entre el paraje La Ballenera y el denominado Puente Alto, en cercanías a la planta de Nidera Semillas.
Según el diario de Miramar, todo comenzó con una denuncia radicada en diciembre pasado por una joven de 24 años en la Ayudantía Fiscal de Delitos Conexos a la Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming del Departamento Judicial de La Matanza.
La muchacha contó que en su adolescencia vivía en González Catán con sus padres, pero ellos fueron captados por miembros de un templo evangélico conocido como Filadelfia, con asiento en San Justo, un grupo que había copiado el nombre de otra conocida organización religiosa para facilitar la seducción de fieles. Dijo que sus padres comenzaron a involucrarse cada vez más en el ámbito religioso y cambiaron abruptamente su modo de vida, hasta que los líderes de esta iglesia, bajo manipulaciones psicológicas y supuestas órdenes de Dios, los convencieron de vender su propiedad y entregarles el dinero. Luego, se mudaron junto con otros miembros de la congregación en una especie de conventillo, donde no podían tener contacto con el resto de sus familiares o amigos.
Y relató que las personas captadas fueron obligadas a efectuar trabajos en una panificadora propiedad de la iglesia, cuyos productos eran vendidos en diferentes esquinas de San Justo por los hijos de los fieles. Agregó que los niños que se negaban a comercializar lo fabricado, o aquellas personas que desobedecían órdenes o no aceptaban casarse con las personas que los líderes eligieran para tal unión, eran trasladados forzosamente a campos en el interior de la provincia donde debían participar de “seminarios bíblicos”.
Debido a esta denuncia, los pesquisas realizaron investigaciones encubiertas e intervinieron líneas telefónicas donde determinaron que los cabecillas de este grupo se quedaban con la totalidad de las ganancias de los producido en la panificadora, que llevaban adelante un vida lujosa, que maltrataban física y psicológicamente a los fieles y que le daban un mínimo de alimentos para subsistir.
Asimismo, comprobaron que el templo es un edificio de cuatro pisos ubicado en Centenera al 3700 de San Justo, donde vivían líderes y encargados, y que en otro inmueble tipo conventillo, ubicado a metros del lugar, residían los feligreses, a quienes también forzaban a llevar a cabo tareas de mantenimiento, albañilería y limpieza en el lugar.
Además, los policías establecieron que la panificadora funciona las 24 horas en Anchoris al 4100 de esa ciudad, que un anexo de la iglesia se hallaba en Juárez Celman 600 de Pontevedra (Merlo), donde se captaba fieles para luego llevar al templo Filadelfia -generalmente cuando atravesaban momentos de debilidad emocional- y que otro templo con panificadora funcionaban en El Resero esquina Alem de Bahía Blanca.
Por último, determinaron que los líderes tenían varios establecimientos rurales, uno de ellos en el kilómetro 36 de la ruta provincial 88, en el partido de General Alvarado –al que eran trasladados los niños y los díscolos– y una chacra en un club de campo ubicado en el kilómetro 129 de la ruta provincial 41, a la altura de San Miguel del Monte.
“Por el momento hay al menos 12 hechos comprobados de reducción a la servidumbre, incluso una de las personas dormía a los pies de la cama para asistirla en todo momento, pero no descartamos que se sumen más casos”, dijo uno de los investigadores.
Debido a ello, se realizaron 10 allanamientos en esos sitios y otros puntos, donde fueron apresadas 26 personas, 13 hombres y 13 mujeres mayores de edad; y se incautaron casi 40 mil dólares y más de 1 millón de pesos.
En tanto, en los registros los numerarios también secuestraron 17 vehículos (entre automóviles, camionetas y utilitarios), alhajas de oro, 46 teléfonos celulares, 57 tarjetas de crédito, notebook, computadoras, pen drives, documentación y otros elementos de interés para la causa.