Además de música, intérprete, directora de coros y gestora cultural, Patricia Gómez se desempeña desde hace más de veinte años como maestra de canto y profesora de música. La docencia la vive como una oportunidad para transformar la realidad y piensa, según dijo, que la música “puede cambiar el mundo” porque “puede cambiar a las personas”.
Miembro del Profesorado de Música de su Reconquista natal, atiende el llamado de El Ciudadano en un momento libre de su trabajo como docente, una tarea que ocupa buena parte de sus días.
Lo hace en el marco de la promoción de un concierto que tendrá lugar este sábado por la noche en Rosario donde presentará su espectáculo 35 años en el que, según anticipó, propone un recorrido musical por sus seis discos haciendo hincapié en algunas de las canciones de Jaaukanigas, gente del agua, su sexto y último material de reciente nominación a los Premios Gardel en el rubro mejor álbum artista femenina de folclore.
Gómez visita Rosario justo antes de partir a lo que será su segunda gira por Europa. Y en el escenario local, junto a su banda compuesta por Mariano Peresón (piano y dirección), Mateo Zanuttin (bajo), Alejandro Della Rosa (guitarra y coros), Joselo Lobo (percusión) y Emmanuel Gómez (acordeón), la acompañarán una decena de prestigiosos invitados.
—¿La educación musical la vivís como una militancia cultural?
—Desde hace veintitrés años soy docente y creo firmemente en la transformación que genera el arte y también pienso que la música puede cambiar el mundo. Y puede hacerlo porque puede cambiar a las personas. Entonces genera una sensibilidad y aproximación hacia las cuestiones que tienen que ver con el arte y a su vez plantean, y replantean una forma de vida. A través de la educación musical, uno de mis objetivos fundamentales es la sensibilización de las personas. Y que, a su vez, mis alumnos, futuros docentes, puedan llevarlo a más escuelas.
—En un país tan invadido por músicas foráneas, tu mundo sonoro acerca al oyente al Litoral. Propiciás una transmisión generacional de una música que además es cultura.
—Siempre pienso que todo aquello que las personas no conozcamos en la escuela no lo veremos más. Me parece fundamental el trabajo de la educación musical con respecto a la cultura. Hay muchos niños de la zona de Santa Fe y otros lugares que, en este momento, han llegado a conocer o a interesarse por todo lo que tiene que ver con los humedales a través de la canción que da nombre a este último disco nuestro. Porque los profesores de música trabajaron la canción en el aula. A partir de ahí viene todo un interés que se gesta solamente en la escuela. A partir de acá llega el interés a las redes sociales y plataformas digitales, cuando generalmente con otros géneros pasa al revés, se da primero en los medios. En Jaaukanigas también hay una intención pedagógica de poder aproximar a los niños, a las niñas y a los adolescentes, a todo ese material musical que no van a encontrar en las radios de difusión masiva. Pero sin embargo me doy cuenta que hay una llegada y una aceptación maravillosa de esta música que me pone muy contenta.
—En tu carácter de intérprete de autores con los que cantás y contás una región, ¿dónde ponés la intención y los modos de decir para transmitir una historia?
—Como intérprete, lo que hago es un estudio profundo de las letras, los ritmos y de esa conjunción maravillosa que es la canción. Pienso qué cosas puedo decir a través de estas canciones de otros y cómo hacerlo. Hay un trabajo de laboratorio porque siento que tengo esa responsabilidad enorme de decir a través de la música. Y, a la vez, por supuesto, llevar adelante la obra de quienes se han preocupado y dedicado a componerla. Soy muy respetuosa de eso y me dedico bastante a saber sobre el compositor, en qué lugar la escribió, qué cosas lo inspiraron. Y a partir de allí hago un proyecto propio y empiezo a estudiar qué me ayudan a decir. Por eso cada canción tiene un porqué y una razón al ser elegida. El azar no juega un juego. Y el primer criterio es que la canción me enamore. A partir de eso indago en ella.
—En el decir de tu último disco la gráfica del material físico juega un rol importante. Expresa la belleza de un álbum que se erige como unidad conceptual.
—Hay mucho trabajo allí de personas que están muy comprometidas con la música, el arte, el diseño y la fotografía. Fue un equipo maravilloso de trabajo.
—¿Cómo viviste la nominación a los Premios Gardel que reúne a lo más destacado de la industria musical argentina?
—Fue muy interesante a pesar de que mi perfil no es para nada mediático. Atravesar esos parámetros, la alfombra roja, fue lindo para seguir plantada en este lugar. Cuidar la estética y las palabras que no son otra cosa que lo que yo soy. Esta manera de cantar que yo propongo en el disco y en el concierto es mi vida, que gira en torno a esto y tiene que ver con mi esencia. Fue interesante estar en el mismo lugar que otros artistas más reconocidos y populares. La gente de Capif (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas) nos trató maravillosamente a todos por igual. Abel Pintos y yo estuvimos en la misma sala, charlamos y compartimos. Y eso para mí fue muy lindo porque estuvimos todos en la misma condición. Conocí muchos artistas, quedamos en contacto y con la idea de generar nuevos proyectos.
—¿Estarán en el concierto local como invitados algunos de los autores de las canciones que aparecen en el disco?
—Estará Jorge Fandermole que es un compositor que yo elijo en todos mis discos porque tengo una admiración profunda de su obra y por él como artista. Grabó en dos discos míos y acá compartirá esas canciones. También cantaremos cosas de él. Además estarán otros grandes como la cantora Myriam Cubelos, el percusionista Juancho Perone que también grabó en varios discos y que tocó varias veces con nosotros. Y después algunos amigos con los que no grabamos pero la vida nos encontró a través de la música como el Cuarteto Karé, Noelia García, Maia López, Romina Bisciglia, Ethel Koffman, con quien si grabé, y Marco Kofman.
Para agendar
Patricia Gómez Grupo presentará su espectáculo 35 años, este sábado, desde las 21, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza, donde también se venden las entradas generales a 150 pesos
