Este miércoles arrancaron los alegatos de clausura en el juicio oral y público que se sigue contra nueve personas, cinco de ellas policías, en el juicio por el aborto no consentido seguido de muerte de Paula Perassi. Si bien el paradero del cuerpo de la víctima sigue siendo un enigma, el fiscal Donatto Trotta habló de la cantidad de indicios que prueban su teoría del caso y la presencia de una estructura desaparecedora que ayudó a los autores a borrar evidencia y desaparecer el cuerpo.
Tanto la Fiscalía como la querella mantuvieron sus planteos originales en cuanto a los pedidos de pena y las calificaciones legales: prisión perpetua para el empresario Gabriel Strumia, su esposa Roxana Michl, la mujer sindicada de practicar el aborto Mirta Ruñisky y el chofer Darío Díaz, por un lado, y para cuatro de los policías: Jorge Krentz, Aldo Gómez, Gabriel Godoy y María José Galtelli pidió 16 años de cárcel y de 10 años de inhabilitación especial para ejercer cargos públicos, por los delitos de sustracción y destrucción de prueba, falsedad ideológica de instrumento público, encubrimiento, por favorecimiento personal y real, y por no denunciar la perpetración de un delito cuando está obligado a promover su persecución, agravado por su condición, e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
La diferencia se mantuvo respecto del jefe policial Daniel Puyol, para quien la Fiscalía pidió 6 años e inhabilitación por los últimos dos delitos citados, mientras que la querella reclamó prisión perpetua por los mismos delitos que los civiles.
Trotta dijo que no hay prueba directa pero sí un cumulo de indicios que analizados en forma global prueban la responsabilidad penal de los acusados. Entendió la falta del cuerpo de Paula como un indicio incriminatorio del plan criminal. El funcionario dividió el caso en etapas: la prueba sobre la relación amorosa de la víctima y Strumia, el conflicto que generó el embarazo de Paula, el día previo a la desaparición, lo que pasó el día de la desaparición y los proovedores de impunidad.
Los chats entre Paula y un amigo de Strumia que habita en Buenos Aires fueron cruciales para la teoría del caso: allí ella cuenta su historia «clandestina», el inicio de la relación, su sospecha de embarazo y el test casero que se hizo el 30 de agosto de 2011, poco antes de su desaparición. También el análisis que se hizo en el sanatorio y el resultado positivo que le dio la ginecóloga el 13 de septiembre. Asimismo, quién era el padre de ese bebé y la confirmación del testigo que hablaban de Strumia. Y la incomodidad de Strumia con la noticia y su interés en que se realizara un aborto.
Hay una conversación donde Paula le cuenta a este amigo que iban a ir a un lugar donde supuestamente «se lo iban a aspirar» y la charla del 4 de septiembre, donde ella dice que no iba a hacer algo para hacer felices a los otros. «Ella tenía miedo y Strumia seguía insistiendo», explicó el fiscal.
En otra conversación del sábado 17 de septiembre le cuenta que Strumia la pasaría a buscar a las 15. “Amiguis llegó el día. Si no me ves es porque pasó lo peor. Quiero que sepas que te quiero mucho, sos una persona maravillosa” le dijo Paula. Para Trotta estas charlas denotan el miedo que Paula tenía de la práctica que se iba a realizar y las consecuencias mortales habían llevado a Paula a desistir del aborto aquel día, aseguró.
«Sabemos que Paula y Strumia estuvieron en Rosario ese sábado, llegamos a esa conclusión por las comunicaciones entre el celular de ella terminado en 597 y el de él finalizado en 880. El de Paula no tuvo movimiento desde las 14.04 hasta 18.10. La última actividad de Strumia fue las 14 y a las 17.14 se captó la última activación en San Lorenzo en la zona que cubre el domicilio de Paula», describió.
El fiscal dijo que Paula se arrepintió. Llamó a Strumia ese 17 de septiembre 24 veces y el hombre no atendió, cuando el patrón de comunicaciones entre ellos era continua y diaria. «Pero ello se alteró por la negativa de Paula y el enojo de Strumia», aseguró.
La desaparición
El 18 de septiembre de 2011 Paula llamó a Strumia 23 veces sin que la atendiera. Hasta que llegaron las 18, cuando el mozo del viejo bar de Timbúes la vio en una mesa con un vecino suyo, Darío Día,z y con Gabriel Strumia, a quien reconocería después en una rueda de persona, reconstruyó el fiscal.
Un perro rastrador encontró rastros de Paula en el bar, en el asiento trasero detrás del conductor del auto de Díaz y en su casa. Para el fiscal éste sabía perfectamente la relación entre su patrón y la víctima y lo que pasaba. Mientras estaban reunidos un llamado al celular de Strumia llegó desde su casa; para el fiscal era Michl para estar al tanto.
A las 20.46 Paula recibió un llamado telefónico desde una cabina de Dorrego y 3 de Febrero de San Lorenzo, a una cuadra de su casa. El último llamado previo a su desaparición, que duró 31 segundos. A Strumia lo tomó una antena a las 20.48 en las cercanías de la casa de Paula. Mientras, Strumia recibió del fijo de su casa 21 llamadas hasta las 21.54 que no los captó el celular porque según el fiscal estaba apagado. Para Trotta esta situación marca el dominio funcional de Michl que quería estar al tanto del plan que se estaba ejecutando.
Para el fiscal, Paula salió al encuentro de Strumia y en contra de su voluntad fue llevaba en el auto de Díaz a la casa de Mirta Ruñisky, donde se le practicó un aborto no consentido que la llevó a la muerte. El allanamiento a esta casa dio negativo, pero se hizo recién cuatro años después. En cambio, el procedimiento en el nuevo domicilio de Ruñisky arrojó la presencia de pastillas de Oxaprost.
Ruñisky aparece en la investigación, recordó Trotta, por un dato que brindó el padre de Paula, Alberto Perassi, por los dichos de una abogada que le contó que un cliente, yerno de Ruñisky, le dijo que su suegra le hizo un aborto a Paula y falleció. Se inició una investigación y si bien la abogada se amparó en el secreto profesional no negó la información.
Después apareció el otro yerno, Nicolás V., quien declaró que un remisero le dijo que su suegra había hecho el aborto. Pero en la primera declaración que brindó en Asuntos Internos y luego ratificó en Tribunales dijo que en 2011 su mujer mantuvo una conversación con la acusada y le contó que le había salido mal un aborto y tal vez tenía que volver a Misiones porque no quería ir presa.
Este hombre fue quien aportó el nombre de las pastillas que luego se encontraron en la casa de Ruñisky. Trotta dijo que, al declarar en juicio, el testigo omitió y tergiversó datos, por lo que pidió copias para iniciar una investigación por falso testimonio.
El esposo de Ruñisky también declaró: dijo que usaba Oxaprost por su problema intestinal pero su declaración se incorporó recién tres años después. Las pastillas encontradas estaban vencidas y el médico legista que habló sobre las propiedades del fármaco dijo que no se usan comúnmente como analgésicos y provocan contracciones uterinas en las embarazadas. También habló de su valor, entre 5 y 6 mil pesos la caja.
Otro dato que sumó el fiscal es que un testigo del allanamiento a la casa de la presunta abortera dijo que Ruñisky contó que se las daba a sus hijos discapacitados. Para el marido de Ruñisky, el fiscal también pidió copias para abrir una investigación por falso testimonio.
El hijo de Strumia
Para el fiscal, el adolescente de entonces 15 años fue utilizado para mentir y tergiversar pruebas. Trotta dijo que se lo utilizó para llevar a Paula al bar en Timbúes y presentó fotogramas del día de la desaparición dónde declaro que estaba con su padre haciendo la cerca de la pileta cuando esas filmaciones se pisaban cada 6 meses,. También trato de jaquear el facebook de Paula y tras la desaparición dijo que le pareció ver a Paula en una garita cuando a las 19.30 iba a buscar unas notas, pero en el colegio dijeron que las notas se entregaban hasta las 18.30. En la garita se encontró el rastro de Paula, pero el fiscal dijo que las pertenencias con las que Paula salió aquel domingo nunca aparecieron. Si bien Nicolás era menor, su declaración en juicio la hizo de mayor y pidió Trotta copias para abrir una investigación por falso testimonio.
Estructura desaparecedora
«Había que hacer desaparecer el cuerpo y los rastros del delito para eso se requería la ayuda de expertos en la materia; aquí nos encontramos con las conductas de Puyol, Krenz, en quien el juez le designó la investigación, y sus subalternos», dijo el funcionario.
«Puyol es propuesto por Strumia para que le prestara ayuda a Perassi, pero se la presta a su amigo. El día de la desaparición hay una comunicación radial de Strumia con Puyol. También se advirtieron innumerables comunicaciones, entrecruzamientos entre ambos, incluso la aparición de un teléfono que no había utilizado, terminado en 7101, que es usado en dos oportunidades el día posterior a la desaparición de Paula. Desde las 17.31 hasta las 19.22 hay un intercambio de llamadas y el día que Strumia es detenido, el 22 de septiembre, entre ese número y la casa de Strumia también hay comunicaciones, y al recuperar la libertad al día siguiente. ¿De qué relación comercial podemos hablar cuando se mantienen comunicaciones cuando Strumia está detenido?», se pregunto el fiscal.
En cuanto al jefe Krenz, dijo Trotta que tenía un deber funcional de colaborar, supervisar y controlar a sus subalternos. Sabía de la importancia de la investigación, permitió que demoraran la intervención de los teléfonos del esposo de Paula, de Strumia y de la casa de este último y permitió que sus subalternos tuvieran contacto radial con el acusado antes del 22 de septiembre.
Godoy
«Este policía tuvo comunicaciones por radio en 4 oportunidades y dos alertas con Strumia el 20 y 21 de septiembre, cuando no se conocía el ID del teléfono de Strumia, ya detenido; también hay una comunicación con un celular que un testigo dijo que usaba Godoy. Participó del allanamiento en una casa de Oliveros, donde vive un amigo de Strumia y donde se encontró una carta que desapareció. También estuvo vinculado con un allanamiento en la casa de Strumia buscando el celular que usaban Paula y su amante, pero minutos antes del procedimiento Strumia recibió un llamado mientras estaba detenido», relató el fiscal.
En cuanto a Gómez y Galtelli, el funcionario dijo que a ambos se les asignó una oficina cercana al despacho del jefe de Unidad y mantuvieron comunicaciones radiales con Strumia durante su detención. Tenían a cargo las escuchas y el cassette de la grabación que capta «auxilio, auxilio, auxilio» del teléfono fijo de Strumia nunca llegó al juzgado, describió. Galtelli también participó del allananamiento a la casa de Oliveros, amplió.
La querella
Los querellantes coincidieron en los fundamentos. El abogado Adrián Ruiz dijo que los que provocaron la muerte de Paula estaban en la sala: todos formaron un colectivo criminal y contaron con logística para hacerlo. Aseguró que Paula está muerta y reseñó que la mayor evidencia de una estructura desaparecedora es que no hay evidencia.
Destacaron los querellantes el testimonio del antropólogo Juan Nóbile sobre el funcionamiento de una estructura de estas características, donde las sospechas se posan sobre la víctima, a quien ponen como responsable, cuestionan su moral e intentan atemorizar a los que buscan respuestas; también plantan pruebas, describieron. Y citaron al padre de Paula, un mecánico de 70 años con sexto grado de primaria, a quien muestran como un guionista de un relato inquisidor: «Los falsos testimonios, testigos amenazados y otros guionados».
En cuanto a Puyol, la querella dijo que no es un simple encubridor sino un partícipe; si bien las estructuras desaparecedoras no permiten saber cuándo Paula murió, todo indica que ello no pasó rápido y eso abre una ventana entre los encubridores y quienes participaron en el hecho. La querella mantuvo su pedido acusatorio.
Strumia reconoció ante el tribunal su relación sentimental con Paula Perassi
«No me pregunte por qué estoy acusada porque no entiendo», dijo Roxana Michl