El diputado nacional Esteban Paulón aseguró que tras el extenso debate y posterior aprobación de la ley enviada por el Ejecutivo, el gobierno nacional tendrá que demostrar si el modelo económico y social que propone es el adecuado para la actualidad del país. También resaltó la necesidad de que el Congreso derogue el DNU 70, en vigencia desde enero.
El legislador del socialismo mencionó la importancia de la interacción entre los diferentes bloques y partidos políticos y advirtió la posible conformación de una tercera fuerza que dispute las próximas elecciones.
—¿Cuál es el balance final del debate y aprobación de la ley Bases?
—Al gobierno se le terminaron las excusas. Durante estos seis meses, el gobierno -que es débil porque tiene minoría en el Congreso y depende mucho de los acuerdos- utilizó al Congreso como una excusa por las dificultades que iba enfrentando, que entiendo son propias de la falta de gestión, del desconocimiento y del desinterés en que el Estado funcione. Estaba la idea de «la casta no me permite gobernar», «no me dan las herramientas». Ahora que la ley está aprobada no hay más excusas. Tiene que gobernar y ver realmente si su plan estaba en lo correcto o era adecuado para este momento de Argentina. Yo creo que no. Si bien veníamos de alguna semana de turbulencia económica y financiera que mostraba un agotamiento de esa primera etapa del plan financiero y de ajuste de Caputo, aprobada la ley casi nada cambió. La dinámica de la propia crisis, el percibido atraso cambiario, la falta de confianza que genera el gobierno, hacen que nadie le crea ni con una ley.
También se nos terminaron las excusas al Congreso para derogar el DNU 70 que me preocupa muchísimo. El Congreso le dio la herramienta más importante que fue un jubileo al no derogar el decreto 70 que está vigente desde enero y permitió los 25.000 despidos en el Estado, la reestructuración de un montón de áreas estatales, la desregulación de obras sociales, Internet, mercado de alquileres, precios y tarifas. El Congreso trabajó con mucha dedicación y mucha responsabilidad el resultado de la ley, que a mí no me gusta pero así es la democracia, y el presidente ahora tiene esa herramienta. Él no tiene más excusa a la hora de gobernar. Nosotros no tenemos más excusa para sostener ese decreto porque ya tiene la ley.
—¿Qué expectativas tenés con los otros proyectos que prepara la oposición?
—Apenas salió la primera media sanción de la ley Bases en Diputados se destrabó jubilaciones, el dictamen para presupuesto universitario y para el fondo de incentivo docente y se activaron en varias comisiones distintos proyectos. Al Congreso le toca recuperar su agenda legislativa. Con la aprobación de la ley Bases, algunas de las resistencias más soft que había para derogar el DNU 70, caen y no estábamos muy lejos de lograr los 129 que necesitamos para derogarlo. Después del receso de invierno va a haber una primera sesión el 7 de agosto, para tratar temas de seguridad, algún tema de tenencia de armas, lo del Banco de Datos Genéticos y algunos acuerdos internacionales, temas en los que ha habido mayoritariamente acuerdo en avanzar, y creo que ahí ya se empieza a cocinar una sesión donde tenemos que voltear el DNU.
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El Senado también va a reactivar porque me parece que hay una clara lectura de cuál es el rol que la sociedad pretende del Congreso. En estos meses de ley Bases y de enorme descrédito de la política, el Congreso se valorizó. Cuando ganó Milei, que tiene 30 diputados, pensé que el Congreso no iba a existir. Por suerte me equivoqué. La gente votó a Milei por su temperamento, porque entendía que necesitábamos algo disruptivo y diferente. Milei demostró que es muy cruel en lo social, vino a implementar un ajuste, pero en los fundamentos económicos no cambió nada. Es un Estado que se sigue endeudando, que sigue privilegiando al acreedor externo, que aprovechó las bondades de la inflación, pero la gente no percibe una mejora consistente. Si todavía hay paciencia es porque aún funciona el discurso del sacrificio y porque todavía hay mucho malestar y enojo con lo que pasó. La ley Bases cambia totalmente eso, porque ahora ahora es tu ley. Entonces a partir de ahora la sociedad va a empezar a ver a Javier Milei como el responsable de esta etapa del país y entiendo que el Parlamento también lo lee. El Parlamento ha tenido una mejora en la consideración social, que incluso votantes de Milei dicen «por lo menos está el Congreso para ponerle un límite, porque a veces se va de mano». Hay un rol que cumplir y una buena parte de los sectores de la oposición, que incluso votaron la ley Bases, lo tienen en claro.
Todo el mundo está viendo qué construye el año que viene, porque va a haber un tercio probablemente que esté disputado entre La Libertad Avanza y el PRO, que hoy funcionan como un único bloque. Hay una oposición mucho más clara y nítida que es Unión por la Patria, y después, los sectores del centro que estamos viendo que ni Milei va a representar al 100% de la población ni nadie quiere dejar un lugar vacante de una alternativa diferente a lo que fue el kirchnerismo, con el que la gente todavía está muy enojada.
—¿Creés que hay un tercer sector que esta vez tiene una oportunidad?
—Creo que hay un tercer sector, pero que involucra actores de todos los sectores. Va a confluir una parte del kirchnerismo y el peronismo, una parte del radicalismo, probablemente no del PRO, porque en el Congreso es muy oficialista de Bullrich o de Macri. Todo indica que el plan económico no prospera, entonces quedará el núcleo duro que votó a Milei, que es un 30%. En el resto, hay para construir nuevas formas de conectar con un electorado entre los sectores que defendemos el rol del Estado y las políticas públicas. En la medida en que lo podamos empezar a pensar y poner en escena vamos a empezar a confluir, ya no con nombre y apellido, sino en un consenso necesario por el estado al que va a llevar el país Javier Milei.
—¿Quién puede liderar ese proceso con todos esos sectores dentro?
—No hay líderes naturales. Creo que llegado el momento aparecerán los liderazgos. Otra lección que nos deja Milei es que el esquema tradicional de la construcción política cambió. Hoy una parroquia en cada pueblo no te garantiza ganar una elección. Milei ganó una elección sin haber tenido un anclaje local. Entonces nos muestra una oportunidad de maximizar una presencia para espacios como el socialismo, que son pequeños y que su inserción territorial es mayormente en Santa Fe y Rosario, que puede resultar un actor relevante, no digo de liderazgo, en esa discusión que va a venir por necesidad. Nos garantiza que nuestra voz en ese espacio sea escuchada. Hay una construcción que tiene que ser más amplia y tiene que incluir lo mejor de cada tradición política. Nosotros queremos estar para discutir en serio el rol del Estado.
El gran aporte que hizo Javier Milei a la política es que puso sobre la mesa debates que nosotros no queríamos dar. Es mínimo, pero que la Cámara de Diputados pagara 50 mil dólares por año para que los diputados vayamos al salón VIP del aeropuerto no va, y eso tendríamos que habernos dado cuenta antes. Hay ciertas cuestiones que tenemos que cambiar. Donde tocás había privilegios y es lógico que la gente se sienta mal. Hay una idea muy asimétrica del esfuerzo y ellos lograron instalar a la mayoría social que la culpa es nuestra, que vivimos demasiado bien. Yo me pregunto quién vivió demasiado bien. Vamos a un barrio de Rosario o de cualquier ciudad, y quién estaba viviendo sobre sus posibilidades. Vamos a hacer el esfuerzo, pero lo hacemos todos. No me hagas hacer el esfuerzo a mí y los ricos no van a pagar Bienes Personales por 5 años y van a blanquear a costo cero.
Milei logró convencer a un sector importante de sectores populares que la culpa es nuestra por pretender derechos laborales, por querer irme de vacaciones una semana. Hay un problema de diseño del sistema -que es el sistema capitalista y que así funciona en el mundo-, pero tenemos que lograr explicarle a la gente que este hombre que puso debates importantes sobre la mesa, que nos tiene que hacer reflexionar sobre cuál es el rol de la política y del Estado, no está predicando con el ejemplo. Gasta 200.000 dólares en un avión para ir a recibir un diploma cuando hay 5 pibes que no pueden ir a las Olimpiadas de Matemáticas porque no hay plata. Tenemos que poder señalar esa incongruencia a la sociedad mientras pensamos otra propuesta distinta, que no es copiar y pegar lo que ya pasó.
—En ese armado de centro ustedes están como Partido Socialista en una doble experiencia piloto, por un lado integran una coalición en la provincia y, por otro, un bloque que comanda un político como Pichetto. ¿Cómo lo articulan?
—El centro es donde confluye el consenso político sobre lo que Argentina necesita. En ese camino de construcción de ese centro, nosotros concurrimos sin prejuicio, con mucha amplitud y convencidos de que en la disidencia y en la diversidad se puede construir, sin perder tu identidad. No solo votamos en contra de lo que tal vez el gobernador pensaba que podríamos votar y hubiera sido útil para su diálogo político, sino que también votamos en contra de la mayor parte del bloque que conformamos. Hay una idea binaria de la construcción política, pero se puede construir políticamente desde la disidencia o en la diferencia, cuando tu posición es clara. Nadie puede pensar que el socialismo va a votar una privatización o facultades delegadas, porque no es nuestra historia y porque estaríamos faltando a la memoria de Alfredo Bravo y Guillermo Estévez Boero. Tenemos una historia y una coherencia y vamos con eso a todos lados.
A nosotros nos tocó por la voluntad popular acompañar el proceso del Ejecutivo provincial y liderar el proceso en la Legislatura. En la Legislatura todos los textos que vienen de parte del gobierno se estudian, se analizan o se modifican. Se trabaja muy bien con los otros referentes del espacio, por eso fuimos a internas y buscamos la legitimidad en el voto para poder plantear nuestra posición. La ciudadanía santafesina nos encomendó que Clara García encabece esa lista y que el socialismo tenga una mayoría en el Parlamento para que el socialismo cogobierne y cohabite con el radicalismo en el gobierno y con otros espacios. Estamos en un laboratorio, y no quiere decir que sea la propuesta electoral que vamos a llevar adelante, ni el año que viene ni en tres años. Creo que va a haber muchos movimientos, mucha dinámica y que se van a reconfigurar los espacios. Depende el tema nos vamos a ir encontrando programáticamente, después si es algo que germina electoralmente o no es difícil saberlo.
—¿Cuáles son algunos de los proyectos en los que estás trabajando?
—Las desventajas y ventajas de formar parte de un partido que tiene una enorme trayectoria legislativa, pero que lamentablemente no pudo llevar a la práctica muchas de sus ideas, es que hay un trabajo acumulado del cual nosotros nos hacemos cargo. Ahora se está discutiendo la reducción de la jornada laboral y Enrique Estévez tenía un proyecto presentado y lo estamos revisando para ver si lo actualizamos y mejoramos. Estamos también con un ojo un poquito más puesto en la coyuntura. Queremos ser un actor que debata, dialogue y participe en la conversación pública, lo que implica estar un poquito más sobre la agenda cotidiana. Seguimos trabajando en una agenda vinculada a salud, ambiente, género diversidad, derechos laborales, derechos humanos y pymes. Yo sigo con la agenda específica de diversidad, pero también con una iniciativa en la que logramos en un espacio transversal, con legisladores de ambas cámaras de todos los bloques, una plataforma parlamentaria para establecer un cuerpo normativo frente al cambio climático. La iniciativa refiere a temas de gas metano específicamente, pero lo vamos a ir ampliando a otros temas de la agenda ambiental. También trabajamos en algunas reformas institucionales y temas de transparencia, como el consejo económico social y político, licencias igualitarias, ley de humedales, despenalización del consumo de drogas, acompañamos un proyecto de nuestro presidente de bloque para legalizar la eutanasia, y en todo lo que tiene que ver con la agenda de salud, género y educación.
—Desde tu experiencia en la provincia ¿qué opinás del desmantelamiento de las políticas de Estado vinculadas a género y diversidad?
—Soy un defensor de la política pública, porque soy el primer funcionario del país abiertamente gay para un área de diversidad en el año 2007 en la Municipalidad de Rosario. Lo tenemos que hacer bien porque lo que ha pasado, por ejemplo con el Ministerio de Mujeres a nivel nacional es una pena y fue una oportunidad perdida. En un momento donde hay un plafón social para bancar que el Estado cree un Ministerio de Mujeres, lo hicieron mal. Fui parte del consejo asesor y renuncié. Solo trabajaron con facciones políticas cercanas de la ciudad de Buenos Aires, no tuvo territorialidad. En estos temas, que son tan importantes y tan sensibles en lo social, lo tenemos que hacer súper bien.
Por otro lado, no podemos pensar políticas públicas o sociales si no ponemos en valor el capital humano. Los equipos son importantes y sostienen este tipo de políticas. No concibo la implementación de políticas públicas con menos agentes estatales. Creo que es importante no centrar el discurso en la estigmatización de los trabajadores y las trabajadoras, porque termina debilitando la legitimidad de la política. Puede haber gente que fue mal contratada, todo es discutible y pasible de ser analizado. Pero una cosa es llevar adelante ese proceso y otra es hacer de eso una agenda política. Por ejemplo, en el caso de los comedores, auditemos los comedores, pero no deslegitimemos la tarea que hacen miles de personas en todo el país dándole de comer a la gente que no puede comer por las políticas económicas. Hay que ser transparente, hacer un buen uso de los recursos, implementar correcta, abierta y pluralmente las políticas públicas.
En la gestión de género y diversidad provincial del anterior gobierno no compartí lineamientos y la forma en que trabajaron, pero eso no tiene nada que ver con los equipos que llevan adelante políticas. Es importante que estén sosteniendo servicios y temas en los que el Estado necesariamente tiene que intervenir.