Al cumplirse cuatro décadas de la histórica protesta nacional que lideró Saúl Ubaldini, a días del comienzo de la guerra de Malvinas, diferentes dirigentes sindicales consultados por Télam Radio coincidieron en afirmar que aquella multitudinaria movilización – en la que miles de trabajadores gritaron a los militares “Paz, Pan, Trabajo, la dictadura abajo” – marcó el punto culminante de una resistencia de la clase trabajadora que había comenzado el mismo día del golpe.
Unas 15 mil personas se habían congregado aquel día en Plaza de Mayo, en abierto desafío a una Junta Militar que no sólo prohibió la concentración, sino que desplegó un fuerte dispositivo represivo, con un saldo de 2.000 detenidos. Al evocar la protesta, el secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense, Héctor Amichetti, no dudó en sostener que fue una clara demostración de que “la dictadura ya no tenía más resto” y empezaba “a tener los días contados” más allá del “zarpazo de Malvinas”.
Tras recordar el primer paro contra la dictadura en 1979 que organizó el denominado grupo de “Los 25”, Amichetti destacó que aquellas luchas “fueron creciendo producto de los estragos que vinieron de la mano de la política económica, de la desindustrialización, de la apertura de las importaciones, y de otras medidas que deterioraron las fuentes de trabajo y generaron desocupación y pérdida de poder adquisitivo de los salarios”.
“La dictadura ya no tenía más resto”, reiteró el dirigente gráfico y referente de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT).
Por su parte, el secretario general de la Federación Argentina de Trabajadores Cerveceros y Afines (FATCA), Carlos Frigerio, elogió el compromiso del “querido compañero Saúl” (Ubaldini) y consideró que aquella protesta en plena dictadura cívico-militar “fue realmente un quiebre en su carrera de dirigente sindical”.
“La marcha fue el puntapié final de una actitud política dictatorial, que ya venía con manifestaciones anteriores del movimiento obrero”, señaló Frigerio a Télam Radio.
“La represión – agregó – fue violenta, no nos olvidemos que le estábamos cascoteando el rancho a la dictadura”.
Uno de los referentes de los trabajadores estatales en aquellos años, Víctor De Gennaro, consideró que la protesta del 30 de marzo materializó “una lucha que venía enhebrada desde aquel paro nacional del 27 de abril de 1979, donde se empezó a nacionalizar la resistencia de los trabajadores, que se agrandó al año siguiente con la marcha de San Cayetano, siguió con la construcción de la CGT Brasil y continuó con el paro de 1981”.
“Pero fue el 30 de marzo – destacó De Gennaro – donde sentí con toda claridad que se acababa la dictadura militar, que estaban derrotados”.
De Gennaro también reconoció que movimiento obrero fue “uno de los dos brazos” junto al de los derechos humanos, “con las Abuelas, las Madres, los ex detenidos desaparecidos y Adolfo Pérez Esquivel recibiendo el Premio Nobel en 1980”, quienes fueron “capaces de unirse y de tirar abajo aquella dictadura genocida”.
“Honor a Benedicto Ortiz, mártir de ese día, y a todos los mártires que durante esos años dieron su vida.”, concluyó.