La pedofilia o pederastia “está tan enraizada” en la Iglesia católica, cuyas autoridades eclesiásticas “temen una hecatombe”, afirmó la ecuatoriana Sara Oviedo Fierro, vicepresidenta del Comité de la Convención de Derechos del Niño de la ONU y coautora del informe de la ONU de investigación sobre el Vaticano.
Ante ese comité de la ONU que preside la socióloga ecuatoriana compareció el Vaticano el pasado 16 de enero.
“La comparencia de ese día (de los representantes del Vaticano) fue una suerte de sainete. Ellos plantearon que es un hecho que hay pederastas, que están muy avergonzados y que están haciendo una serie de medidas para evitarlo”, dijo la experta, en una entrevista publicada por el diario El País, de España.
“El diálogo a la larga fue un tira y afloje. Nosotros insistíamos en conocer casos concretos y en decirles medidas que se deberían hacer. Como resumen, yo no les creo. O están haciendo muy poco o no están haciendo. Fue una situación bien ambigua, muy confusa”, amplió Oviedo Fierro.
Luego dijo que ella no cree que los representantes del Vaticano hayan mentido; asumió que los vio “preocupados”, pero los objetó porque sólo han tomado “tibias medias”.
“Creo que lo hacen para contentarnos y para que bajemos la presión. Usaron esa forma ambigua tratando de que nosotros cayéramos en el juego y que al final les dijéramos: «Qué bien que están pensando en todo eso y gracias», amplió con dureza.
“Pero nosotros les dijimos claramente que no les creíamos, con diplomacia y en buen ambiente, sin gritos: «No les creemos, no se ve lo que hacen. Las víctimas siguen esperando respuestas», les contestamos”, contó la mujer.
Sin embargo, admitió que el diálogo se ha abierto y eso es un paso adelante.
“El diálogo con la Santa Sede se dio en un momento en el que era factible. Existe una mayor apertura de la Santa Sede y existe una necesidad latente de las víctimas y la sociedad de reconocer este tema”, afirmó Oviedo Fiero, acaso en velada referencia a los tiempos abiertos por el papa Francisco.
Pero luego cargó nuevamente contra las estructuras de la Iglesia católica. “La única conclusión que saco es que el asunto de la pederastia es estructural y que está tan enraizado en las bases de la Iglesia que hace temer que si esto se comienza a enfrentar ocurre una hecatombe y salen comprometidas todas las estructuras y sus autoridades. Por la protección con la que tratan el asunto nos hacen pensar que el tema es muchísimo más grande”, completó, según reprodujo El País.
El silencio de Francisco
Sobre la actitud de silencio que tomó el papa Francisco valoró “a las personas que hablan un poco tarde, pero con consistencia y con la verdad”.
“Me parece coherente que no haya hablado, él debería hablar con hechos y para presentar las propuestas. Si hablase ahora para decir lo que están diciendo los portavoces de la Santa Sede defraudaría a mucha gente. Creo que se está tomando su tiempo para ofrecer respuestas concretas”, dijo la ecuatoriana.
Sin justificación moral
En cuanto a la defensa de un portavoz del Vaticano ante la ONU que dijo que hay pederastia en la Iglesia igual que en otras profesiones, Oviedo Fierro replicó: “Justamente ellos como guías espirituales están obligados a dar ejemplo. Además, no porque lo hacen los otros se justifica, son ellos los que han asumido ser guías espirituales y han asumido el celibato. La protección a los sacerdotes criminales ha creado ahí un lugar casi morboso, con situaciones muy insanas donde la sexualidad humana está absolutamente deformada”.
Socióloga que participó de la pastoral juvenil
Sara Oviedo Fierro nació en la provincia de Chimborazo, Ecuador, el 28 de julio de 1952, y fue elegida en 2012 vicepresidenta del Comité de la Convención de Derechos del Niño en la ONU ante el que compareció el Vaticano el pasado 16 de enero. La socióloga ecuatoriana empezó a los 13 años a defender los derechos de los indígenas, las mujeres y los niños, justamente con un sacerdote de la Iglesia católica, monseñor Leonida Proaño, y participó activamente de los grupos de pastoral juvenil.
La mujer fue testigo de las respuestas esquivas y de la negativa de los portavoces de la Santa Sede a ofrecer datos y hechos concretos sobre los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Fue coautora del durísimo informe emitido tras la comparencia, en el que la ONU exige a la Iglesia que entregue a los curas pederastas y que proteja a los niños.
El Comité de los Derechos del Niño es un órgano de expertos independientes que supervisa la aplicación de dicha Convención y de los Protocolos Facultativos de la Convención, relativos a la participación de niños en los conflictos armados; y sobre la venta de niños, prostitución infantil y su utilización en pornografía.