No parece lógico que Javier Torrente insista con Diego Mateo en la posición de último mientras Hernán Pellerano corre detrás de los carteles. El gol en contra marcado por Pomelo es mucho más que un dato, es toda una enseñanza que el DT debe ver. Aclarando que los periodistas analizan, opinan e informan y los técnicos son los que arman los equipos, puede atenderse que Torrente observa algo que algunos periodistas no ven (se incluye el autor de ésta nota). Porque si Pellerano es parecido al que jugó en Vélez, hasta hace un par de temporadas, tiene 27 años, nada justifica que siga en el banco.
Lo de Mateo es digno de elogio, un ejemplo de profesionalismo. Juega en donde lo ponen, calladito va y hace lo que puede. Y eso pasa cuando le toca ser último hombre. La tendencia natural de un volante central es, cuando presiona el rival, meterse contra los centrales, esa acción resulta indispensable para solidificar la defensa, pero cuando se juega de marcador central retroceder es chocarse contra el arquero, y eso pasó. Una muestra notable de reflejos de parte de Peratta se topó con Mateo mal parado y fue gol de Argentinos.
Ganar a cualquier precio nunca da resultado. Bancar un grupo desde lo humano es vitamina pura para el trabajo del técnico, pero no utilizar al mejor en su puesto, por sostener jugadores disciplinados conlleva al fracaso. Nadie se molestará si Pellerano aparece contra Boca, posiblemente sea Viatri el que sufra, y esa es la idea. Ahora si salen Mateo, Machuca o Villalba, eso sí es problema de Torrente.
