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Penan con perpetua a femicida

Mató a tiros a su pareja en la zona sudoeste hace dos años. Al final de un juicio, tribunal lo condenó con tres agravantes: ensañamiento, feminicidio y el vínculo, además de portación de arma de fuego. La defensa había planteado “delirio celotípico”.

Un hombre de 41 años fue penado con prisión perpetua al finalizar un juicio por femicidio ocurrido dos años atrás en zona sudoeste. El tribunal integrado por los jueces Juan Carlos Vienna, Raquel Cosgaya y Alejandro Negroni lo halló culpable de homicidio triplemente agravado: por ensañamiento, feminicidio y el vínculo, además de portación ilegítima de arma de guerra, en perjuicio de su pareja, entonces de 40 años. En el debate la defensa no cuestionó que el hombre la hubiera asesinado, aunque intentó que los magistrados consideraran un “delirio celotípico” para conseguir la absolución. Los fundamentos se conocerán el próximo 2 de septiembre.

Julia Itatí Ortiz tenía 40 años, y desde hacía dos décadas tenía una relación con José Máximo Ibáñez con quien tuvo tres hijos. La mujer también tenía dos vástagos de una relación anterior y una de ellas convivía con la pareja, junto con sus otros hermanos, en una humilde vivienda de la zona de Seguí y Provincias Unidas. Allí, en 2007, luego de ser golpeada por su pareja con una madera en la cabeza, la mujer lo había denunciado y lo excluyeron del hogar aunque el hombre retornó a la casa poco después.

Escenas de una ejecución

Durante el debate, que se inició el 16 de agosto pasado, la Fiscalía sostuvo que la víctima vivió en un ambiente de continua violencia y el detonante del crimen fue el intento de darle intervención a la autoridad policial para sacarlo de la casa. Dos hijos de la víctima –uno de ellos también del ahora penado–, delante de los cuales se produjo el crimen, confirmaron cómo Ibáñez fue a su dormitorio, sacó un arma y baleó Ortiz en las piernas y, cuando la mujer estuvo en el piso, la remató.

El crimen ocurrió el 30 de agosto de 2014, cerca de las 19, cuando la dio 7 disparos con una pistola 9 milímetros en el patio delantero de la casa.

Según la Fiscalía –la acusación estuvo a cargo de Florentino Malaponte y Miguel Moreno, quienes pidieron la misma figura por la cual el imputado fue condenado–, la mujer hacía la tarea con el hijo más pequeño, por entonces de 8 años, cuando el hombre fue hasta la habitación, abrió con una llave una caja, sacó un arma y le disparó “en forma lenta”, iniciando la balacera por los miembros inferiores. Ya en el piso, y cuando gritaba de dolor, le efectuó los impactos mortales. Luego del ataque, el hombre se cambió, subió a su moto y se entregó en la comisaría 19ª.

Por su parte, la defensora Adriana Lucero –quien trabajó con su par Eleonora Verón– sostuvo que su asistido posee una alteración mental crónica y grave, y no pudo comprender la criminalidad del acto. Refirió que padece de delirio celotípico, lo que intentó probar sin éxito con los informes periciales: había pedido la absolución.

Un relato espeluznante

Una de las hijas contó los padecimientos de su madre. Dijo que ese domingo la familia, a excepción de Ibáñez, comió en casa de un familiar y al regresar su madre se sentó en el patio con el menor de sus hermanos a hacer la tarea escolar, mientras ella limpiaba zapatillas. Ibáñez se bañaba y al salir a colgar la toalla comenzó a insultarla. “Me dio asco lo que le decía delante del nene –por su hermano más pequeño– y le dijo que se callara”, mientras el chiquito corrió a su habitación del susto. “Mi mamá le decía que estaba cansada de que la trate mal y la golpee, que lo iba a sacar con la Policía”, añadió. La víctima se paró ante su pareja y le dijo: “Si querés, pegame”, mientras le pedía a su hija que llamara a la Policía pero el hombre se reía. Ibáñez fue a su habitación y salió con el arma detrás de la espalda. “¿Así que no me tenés miedo?” habría dicho para comenzar con los tiros.

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