Jorge Rachid*
Hace poco se dijo que a los dirigentes se los debe evaluar por sus acciones, antes que por sus dichos y esto es correcto, aunque siempre las acciones de los seres humanos están en el marco de equivocaciones e imprevistos, porque interactúan con los escenarios políticos y con las subjetividades de otros seres humanos en su realización.
Esta supuesta limitación es en cuanto a la decisión coyuntural, ya que lo importante es la visión, el conjunto de ideas que anida esa mirada en lo estratégico, al momento de la toma de decisiones de la misma, ya que si tiene una composición de ideas que sean mestizas, americanas, morenas y criollas hacia la construcción de un modelo social solidario biocéntrico, es una la resultante, y otra es si sólo se trata de resolver el bache de la situación con salidas inmediatistas, sin contenido estratégico.
Por supuesto que ante situaciones de crisis, las decisiones siempre deben ser tomadas, a riesgo de que se enmarquen o no en el planteo final de un largo plazo, del cual la emergencia no puede depender, ni el pueblo esperar. Las crisis generan lo inmediato de la resolución política, lo cual no obsta para que quienes conducen la misma, no tengan desde sus miradas estratégicas, la direccionalidad que es el camino a recorrer, por la respuesta que se está dando en un tiempo histórico determinado.
El intento de hundir al Gobierno en su propia impotencia para resolver la crisis
Sin ser tan complejo en el pensamiento: si en la resolución de las crisis, se ataca el sistema de representatividad que le dio origen al gobierno; si se destruyen las bases de las organizaciones libres del pueblo, conformadas como respuestas al calor de las luchas por los derechos sociales durante décadas y resistencia a las dictaduras –como el movimiento obrero organizado, los movimientos sociales, las organizaciones de derechos humanos, las empresariales PYMES, los movimientos de curas comprometidos, entre otros sectores–, entonces estamos demoliendo nuestra propia base de sustentación, con decisiones contrarias al pensamiento nacional, popular y latinoamericano, que en nuestro país representa mayoritariamente el peronismo.
Es por esa razón que el enemigo ataca las bases mismas de la organización social del pueblo argentino y sus derechos sociales; profundizándolas para hundir al Gobierno en su propia impotencia para resolverla si no recorre caminos de confrontación con los poderes establecidos. Si de la crisis no se sale conformando la oportunidad que otorga la misma, para profundizar las propuestas –que en otro contexto deberían ser discutidas y contempladas institucionalmente y aceptadas popularmente.
Sobre esa base actúa el enemigo, en provocar crisis por medio del caos y la desestabilización, para después aprovechar en su colonización cultural, creando sentido a través de los medios dominantes y empujando con golpes de mercado financieros o judiciales.
En el movimiento nacional y popular no sobra nadie
Debemos entonces compartir que el fortalecimiento del movimiento nacional y popular en la Argentina se fortalece en dos órdenes de ideas concurrentes, la primera es una clara identificación del enemigo, que hasta el momento no aparece en los debates públicos; tampoco el diseño estratégico de ese enemigo, tanto nacional como internacional encaminado a la colonización definitiva de nuestro país, atacando la moneda, proponiendo la regionalización hacia la diáspora fragmentada del territorio profundizando la Constitución Nacional de 1994, su accionar sobre el Atlántico Sur desde la base OTAN en Malvinas, la eliminación de la Argentina Bicontinental, el control extranjero de los pasos bioceánicos, la pérdida de soberanía en el manejo de los ríos interiores, de la banca, el crédito y los derechos sociales, teniendo como base la extorsión del endeudamiento provocado.
Esa decisión tomada por el gobierno neoliberal, del crédito con el FMI es la base de la pérdida de soberanía en las decisiones estratégicas impidiendo la planificación, fuera de esos parámetros impuestos.
La segunda y necesaria acción de fortalecimiento del movimiento nacional es su institucionalización permanente, con la incorporación de quienes ya están, entrando en la mesa de decisiones, ampliando el debate, consignando los caminos estratégicos, aportando ideas, decidiendo acciones políticas destinadas a ampliar el frente, analizando el cuadro de situación internacional y nacional con nuestra óptica, sin presiones y con miradas que confluyan desde el movimiento obrero organizado, los movimientos sociales, las agrupaciones de DDHH y políticas, que con funcionamiento orgánico den viabilidad y continuidad al armado estratégico de un proceso de liberación nacional decolonial y latinoamericana.
Ha llegado el momento de decidir que en el movimiento nacional y popular “no nos sobra nadie”, que debemos ampliarlo en una propuesta que tenga por objetivo la Patria soberana con justicia social, reconociendo que siempre existió el mismo desde que alguien dijo “tierra” y otros dijeron “barco”, momento histórico que en la visión colonial “descubrieron” un mundo poblado por millones de personas para saquear, construyendo según Hegel “la modernidad”.
Ese hecho prolongado en el tiempo se vive actualmente en esa puja de poder entre el pensamiento e intereses populares latinoamericanos y los intereses coloniales. Dejar atrás el concepto “civilización o barbarie” que ubica la barbarie en nosotros y lo que viene de afuera como lo civilizado; es una ocupación del espacio simbólico en la conciencia colectiva del pueblo, que nos hace naturalizar la opresión colonial.
Por esa razón el peronismo y su ampliación siempre dispuesta al frente nacional de liberación, nos hace recuperar la identidad y la memoria que como pueblo, se intenta borrar desde planteos neoliberales o los supuestamente libertarios, ambos atados a estrategias diseñadas por los dueños del poder del mundo Unipolar, en su debilidad extrema en un mundo que gira al Oriente, abandonando la visión atlántica de cinco siglos, desde que dijeron “tierra”
Esa memoria es latinoamericana, camina hacia una construcción de un modelo biocéntrico solidario social y productivo que hermane a los seres humanos y el ambiente, en un desarrollo democrático, pacífico, integrador, feminista, en un esfuerzo de los pueblos latinoamericanos por recuperar el espacio que nunca debió dejar de ser un territorio común libre y soberano por el cual lucharon Bolívar, Artigas, San Martín, en esa Patria Grande de la que fueron Padres Fundadores, y balcanizada por el imperio anglosajón en los siglos XlX y XX, reeditado en el XXl con nuevas técnicas de colonización de “su patio trasero”.
*Médico sanitarista/ www.lapatriaestaprimero.org