La Liga Profesional de México crece temporada a temporada, mejora su imagen a nivel mundial, genera una estructura cada vez más organizada y, lógicamente al pagar en dólares, se transforma el polo de atracción para entrenadores y jugadores argentinos como nunca antes.
Pero claro, no todos los que llegan y se hacen un nombre allí vienen precedidos de pergaminos en la Liga Argentina y con un “apellido marketinero” en el mundo del básquet. Otros, como es el caso del rosarino Juan José Pidal, se lo ganaron con el trabajo silencioso (al menos para los medios importantes de Argentina) en ligas de todo el continente y cuando tuvieron la oportunidad la aprovecharon.
Pepe, como lo conocen desde chiquito en su querido Sportivo Constitución, se hizo un nombre desde la nada en el básquet ecuatoriano, en el que se transformó en el entrenador de referencia para la institución que quisiera ser campeón. Y así lo probó en Mavort, UTE, Macas y Liga de Quito, entre otros, lo que le valió también llegar al certamen de Venezuela.
Pero aunque incluso dirigió Liga Sudamerica y Liga de las Américas, el mayor desafío fue México, un torneo que puso a prueba su capacidad para elegir jugadores y guiarlos en un básquet diferente al de Argentina.
“Hay que saber llevar a los jugadores. En las Ligas de México o de Ecuador hay muchos jugadores de Centroamérica o Estados Unidos y tanto su estilo de juego como de vida es diferente. Hay que saber consensuar y adaptarse para que cumplan sus funciones pero también se sientan a gusto para rendir en la cancha”, explica Pepe, quien tuvo en la última campaña a jugadores como Lamonte, Peña, Famous, Soto, Mojica o Reynald García.
Pidal aprovecha unos días en Rosario, recorre las calles de su barrio Agote, la escuela Pedro Goyena, el asado en La Cueva para el cumple sorpresa que organizó su hermana Laura y las interminables visitas a amigos. Esta vez lejos de su hijo Santino, pero preparando el regreso para la nueva temporada.
Su primera parada en México fue en Santos de San Luis, ya hace dos años. Y el buen trabajo realizado más la campaña positiva de su equipo desembocó en la llegada a Leñadores de Durango, un elenco que se presentaba en la competencia. Y allí fue la gran sorpresa, a punto tal que llegó a la final de Conferencia ante el favorito Fuerza Regia, el equipo del DT español Paco Olmos y de otro rosarino, el base Cristian Cortés.
Allí no se dio el sueño de llegar a la final, pero fue tan buena la campaña que renovó por dos temporadas y se dio el gusto de conducir a uno de los elencos en el Juego de las Estrellas de Morelia.
“Fue una gran experiencia. Todo lo que representa la elección de jugadores, las contrataciones, el manejo de grupo superó lo estrictamente deportivo y creo que superamos las expectativas. Con más experiencia esperamos dar pelea nuevamente y llegar a los playoffs, porque este año la competencia será todavía más dura”, analiza el entrenador rosarino.
La experiencia en el agotador calendario no terminó allí, porque fue convocado para dirigir a Mantarrayas de La Paz en el Circuito de Baloncesto de la Costa del Pacífico, o simplemente Cibacopa. Allí, en tierras paradisíacas, otra vez se reiteró la experiencia de hacer grande a un equipo creado de la nada pero con una organización ejemplar: “Me trataron muy bien y se armó un muy buen equipo. Es agotador en cantidad de partidos y esfuerzo, pero supimos llevarlo bien y dimos pelea incluso en la final ante un equipo con experiencia que era el candidato”.
El campeón fue Rayos de Hermosillo, pero también Mantarrayas se ilusiona con que Pidal encuentre tiempo en el calendario y pueda regresar en la próxima temporada.
“La Liga de México tiene buen nivel y todo para crecer. Lógicamente a los entrenadores y jugadores nos gustaría que se extienda un poco más para que los calendarios no tengan tantos partidos en tan pocos meses pero también le suma una adrenalina extra. Y en este caso cada vez son más los argentinos que llegan”, comenta Pidal, que desde conserva la ilusión de dirigir en su país: “Siempre charlo con los jugadores que vienen de la Liga de Argentina sobre los entrenadores, sus trabajos, su forma de conducir, y cada vez que puedo vengo a las clínicas de la Liga. Me gusta saber si estoy a la altura, si los estilos son muy diferentes y la ilusión de trabajar en Argentina siempre está, aunque hoy por razones económicas la mejor elección en quedarme en la Liga de México”.
Pidal trabaja con otro argentino, su asistente Sebastián Sucarrat, y apuntan a realizar un trabajo exhaustivo. “La planificación de entrenamientos y el trabajo que se hace en scouting es realmente muy completo. Tuve la suerte de conocer el trabajo que hace la selección argentina y me da orgullo saber que apuntamos a algo similar”, cuenta.
En casa, con tiempo ganador con sus padres y familiares, pero pegado al teléfono para no extrañar tanto a su esposa e hijo, Pepe Pidal comienza a construir a los nuevos Leñadores en busca de otra temporada exitosa para extender un camino forjado desde muy joven a puro sacrificio lejos del ruido grande del básquet argentino.