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Perfil de un tirador a sueldo de la mafia china: 56 años, antecedentes y en libertad condicional

A principios de mes, dos atacantes se acercaron al encargado de un súper de capitales orientales, le dejaron una nota y le dispararon en una pierna en Villa Urquiza, a pesar de que había custodia policial. Uno de los atacantes fue detenido y ahora, el hombre oriundo de Córdoba fue procesado

Por Diego Recchini/ Télam

Un empleado del Mercado Central de 56 años con antecedentes penales y que estaba en libertad condicional fue el tirador a sueldo contratado por la denominada mafia china para balear hace dos semanas al dueño de un supermercado del barrio porteño de Villa Urquiza, según la investigación judicial que culminó con su procesamiento.

Se trata del último caso de relevancia que hubo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de este tipo de hechos que usualmente se inician con una extorsión, continúan con una amenaza y a veces terminan con víctimas baleadas o, incluso, asesinadas, por no pagar lo que exigen estas organizaciones mafiosas para dejarlos trabajar.

Investigadores policiales y judiciales reconocieron a Télam que ya desde hace varios años que la «mafia china» opera con «mano de obra local» para este tipo de hechos y el caso de Villa Urquiza lo confirma.

La causa, a cargo del juez en lo Criminal y Correccional 60, Luis Alberto Schelgel, culminó esta semana con el procesamiento con prisión preventiva del presunto tirador, a quienes los investigadores pidieron sólo identificar como Roque G. porque aún resta localizar y detener a un cómplice.

Roque G. quedó procesado por los delitos de «coacción agravada, lesiones leves agravadas por el uso de arma y por el concurso de dos personas, y portación de arma de fuego».

El imputado es un hombre de 56 años, nacido en la provincia de Córdoba y con antecedentes por delitos contra la propiedad.

El juez pudo constatar que el 28 de mayo de 2014, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) 1 había condenado a Roque G. a la pena de 10 años y tres meses de prisión como autor de los delitos de «robo agravado por el uso de arma», «privación ilegal de la libertad agravada por la intervención de tres personas», «portación ilegal de arma de guerra» y «encubrimiento por receptación del arma que portaba».

Esa pena vencía el 24 de septiembre de 2023, pero Roque G. gozaba hace dos años de la libertad condicional, beneficio al que había accedido el 1º de abril de 2020, según consta en la causa.

Según surge del procesamiento –al que tuvo acceso Télam-, el presunto tirador a sueldo se negó a declarar en su indagatoria, pero dijo que trabajaba en el Mercado Central y que vive con una pareja en la localidad bonaerense de Villa Celina, partido de La Matanza.

El hecho ocurrió el 7 de abril, alrededor de las 19.30, en un supermercado ubicado en la calle Monroe 5446, donde dos hombres ingresaron al local para balear al propietario, un comerciante chino de 50 años, y uno de ellos –el imputado Roque G.- pudo ser detenido.

Lo curioso del caso es que los dos autores del hecho se animaron a concretar el ataque pese a que había una mujer policía como consigna en la puerta del local. Esta custodia se debía a que la víctima ya había denunciado intimidaciones y amenazas anteriores, en una causa que tramitaba en la Unidad Fiscal Norte del Ministerio Público Fiscal (MPF) de la Ciudad de Buenos Aires.

Todo quedó grabado por las cámaras de seguridad del supermercado, cuyos videos se transformaron en una de las pruebas claves mencionadas por el juez Schelgel en su resolución.

En las imágenes se pudo observar cómo dos hombres buscaron al dueño del comercio y lo encontraron reponiendo mercadería en una de las góndolas.

Allí, le dejaron una nota amenazante con un mensaje en chino y sin mediar palabra, uno de ellos le efectuó dos disparos en una pierna con una pistola calibre 22, tras lo cual los autores escaparon.

La víctima recibió un balazo en el muslo izquierdo con entrada y salida de proyectil y sufrió un roce en la misma pierna.

La nota, escrita de puño y letra con letras chinas en una hoja A4 y que quedó secuestrada con manchas de sangre, decía: «Jefe, añada como amigo el número/usuario … por WeChat en un plazo de tres días o reserve un turno en el hospital», según la traducción oficial que mandó a realizar el juez Schelgel.

Los dos atacantes escaparon a la carrera pero comenzaron a ser perseguidos tanto por la mujer policía que hacía de custodia como por un primo del comerciante baleado, que incluso salió con un arma a la calle y les efectuó un disparo que no lesionó a nadie.

Ante el alerta irradiado por la mujer policía, efectivos de la comisaría vecinal 12 C alcanzaron y detuvieron a Roque G. en la calle Olazábal al 5200, y lo identificaron como el presunto autor material de los disparos.

Además, se secuestró en un montículo de pasto ubicado frente a un edificio de la calle Bucarelli al 2200, la pistola marca Bersa calibre 22 que se empleó en el ataque.

«Todas las declaraciones y probanzas acumuladas en este legajo coinciden con la video filmación del local en la que claramente puede verse el momento del suceso y amén de que el imputado se encuentra de espaldas, puede acreditarse que su vestimenta es la misma que llevaba puesta al momento de la detención», dice el juez en uno párrafos de la resolución.

Al fundamentar la prisión preventiva, Schelgel tuvo en cuenta la gravedad de los hechos investigados, la pena en expectativa, el peligro de fuga y lo que denominó un «claro comportamiento desafiante del imputado hacia la jurisdicción» por sus antecedentes.

El juez citó a indagatoria al primo del damnificado, a quien le atribuye haber portado ilegalmente y disparado otra pistola Bersa calibre 22 con la que salió a perseguir a los delincuentes que habían baleado a su familiar.

Fuentes judiciales revelaron a Télam que se está tratando de localizar al cómplice de Roque G. y que además se investiga si se trata del mismo dúo de delincuentes que cometió hechos similares que tuvieron como víctimas a comerciantes chinos del partido bonaerense de San Martín.

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