Cuando Fernando Godoy le pidió perdón a su suegra en la puerta del hospital, ella pensó que se disculpaba por no haber podido evitar que dos ladrones le disparen a su hija, Tamara Merlo. Minutos antes la joven de 18 años había muerto por un balazo en el pecho que, según Godoy, le habían dado al intentar robarles al entrar a la casa donde convivían. Godoy le había mentido a su suegra. Este jueves la Justicia lo condenó a prisión perpetua por el femicidio de Merlo.
La condena se conoció este jueves al mediodía en la sala N°10 del Centro de Justicia Penal Rosario. Firmaron la sentencia las juezas de Primera Instancia Patricia Bilotta, Mónica Lamperti y María Trinidad Chiabrera.
El fiscal Luis Schiappa Pietra, que reemplazó a Florentino Malaponte de la Unidad de Homicidio, había acusado a Godoy, de 21 años, de haberle disparado a Merlo el 10 de junio de 2017 a las 23 en Alvear al 3200 (Villa Gobernador Gálvez).
Tal como publicó El Ciudadano, la tarde del día que murió Merlo ella estaba en un cumpleaños infantil en un salón de eventos con su hijo de un año y medio. Godoy la pasó a buscar cerca de las 22. Hacía un mes que vivían juntos.
Su pareja había contado a la Policía que dos hombres los habían intentado robar cuando llegaron a la casa y le habían disparado a Merlo en el pecho. La bala entró y le afectó el corazón. Godoy la llevó al Hospital Gamen, pero ya estaba muerta.
Algunas contradicciones en el relato de Godoy llevaron a los investigadores a allanar la casa. Encontraron un teléfono celular roto, sin memoria ni chip y partes de un revólver calibre 22. El resto del arma estaba en un descampado cercano a la casa.
Godoy fue detenido y, en ese momento, cambió la versión: dijo que se le había escapado un tiro. El joven pasó dos años preso y en el aniversario del asesinato se hizo una audiencia donde la medida cautelar se extendió 12 meses más.
Disculpas
Graciela Ruiz Díaz, la madre de Merlo, contó que al principio no sospechó de su yerno. “Era re compañero”, dijo, pero luego se dio cuenta de que era muy controlador. La noche del crimen, cuando Graciela llegó al hospital se encontró con Godoy con las manos cortadas, había golpeado los vidrios del hospital. Cuando le dijeron que su hija había muerto se desplomó. Su yerno se descompuso.
“Nunca había sospechado de él, pero se burló de mí. No sé cómo tuvo tanta sangre fría de mentirme. A la Policía le dio la versión de los encapuchados que los siguieron desde el salón de fiestas para robarles”, explicó Graciela.
La mujer aclaró que su nieto había visto cómo Godoy le disparó a Merlo en una de las piezas de la casa y después sacó su cuerpo afuera.
“Cuando me dijo que lo perdone lo tomé como no había podido hacer nada, no que se disculpaba conmigo por haber matado a mi hija”, confió la madre a El Ciudadano.
Este jueves Ruiz Díaz escuchó la sentencia y después dijo al portal 5wnoticias.com: “Mi lucha sirvió porque se decía muchas cosas de parte de la familia del acusado para con mi hija. Entré con pocas expectativas porque generalmente no hay fallos que le den cadena perpetua cuando matan a una mujer, pero me sorprendió. Ahora la dejo descansar en paz a mi hija. Se hizo justicia”.
