Un hombre de 36 años fue condenado este jueves a prisión perpetua por el abuso sexual y el femicidio de la kinesióloga Mirta Avancini, ocurrido en diciembre del 2015 en el barrio porteño de Colegiales, según el veredicto dado a conocer en los tribunales de Retiro.
La sentencia recayó en Juan Martín «Dientón» Aguirre, quien al escuchar que deberá cumplir la pena máxima se cubrió la cara con las manos y no dejaba de frotarse los ojos.
El Tribunal Oral en lo Criminal 22, integrado por Sergio Paduczak, Angel Nardiello y Patricia Cusmanich, halló a Aguirre responsable de “abuso sexual con acceso carnal, homicidio criminis causa, femicidio y robo simple” y lo declaró “reincidente”.
Además, lo condenó por otros dos hechos, un hurto y un robo con arma de fuego, en los que había participado con un cómplice, Juan José Durán (27), que recibió siete años de cárcel pero no quedará detenido hasta que la sentencia se confirme.
Ambas penas coincidieron con lo que habían solicitado en los alegatos el fiscal Marcelo Martínez Burgos y el abogado querellante, Germán Liotto.
“Quiero dejar en claro que lo que esperábamos era esta sentencia porque una persona de esta naturaleza no puede quedar libre porque toda la sociedad está en riesgo. No sabemos en qué momento pueden atacar, herir a alguien o hacerse de los medios para ingresar a una vivienda”, dijo muy conmovido el policía Felipe Avancini, hermano de Mirta, tras escuchar el veredicto.
“Hoy estamos tranquilos, en paz, uno se puede sentir bien, pero el dolor uno lo lleva eternamente”, agregó el hombre, acompañado por su abogado, quien dijo estar “conforme” con la sentencia porque fue “contundente”.
La última jornada del juicio comenzó en la mañana de este jueves, cuando Aguirre se declaró inocente del femicidio de la kinesióloga y, a puertas cerradas para la prensa, leyó un texto en el que admitía que había cometido los robos, pero aseguraba que nunca había sido ”violento” con las mujeres y que había tenido una pareja estable durante siete años.
También comentó a los jueces que desde que fue detenido comenzó a estudiar en la cárcel para ser asistente social.
Yumi Avancini (53) fue hallada asesinada el 19 de diciembre de 2015 en su consultorio de Céspedes 3473, en Colegiales, por su hermano Felipe, quien llegó hasta allí porque ninguno de sus familiares tenía noticias de ella desde hacía días.
Según los informes periciales, Avancini agonizó entre 18 y 36 horas encerrada en el baño de su consultorio, al que el femicida le había quitado el picaporte y donde se hallaba atada de pies y de manos con precintos, con un lazo alrededor del cuello y un trapo sobre la cara.
La autopsia reveló que la kinesióloga murió como consecuencia de una «asfixia mecánica por compresión del cuello, variedad estrangulamiento», y su cuerpo presentaba varios golpes y signos de abuso sexual con acceso carnal.
De acuerdo con lo determinado por la investigación, Avancini habría sido abordada en la vía pública por Aguirre, quien la interceptó cuando hacía el trayecto desde su casa hacia su consultorio, ubicado a pocas cuadras uno del otro, en Colegiales.
El 17 de diciembre 2015, la imagen de la kinesióloga quedó grabada cuando salía de su casa a las 15.45, en tanto 25 minutos más tarde las mismas cámaras captaron la llegada de un joven ajeno al edificio que, vestido con bermudas, remera oscura, una gorra clara y una mochila, abrió la puerta con un juego de llaves y subió por el ascensor.
Ese joven es el mismo que luego asaltó y dejó encerrados en un baño a la niñera y un nene en el 5° A y a quien se ve abandonar el edificio a las 16.29, luego de dialogar con el encargado, a quien le dijo que había ido a reparar una computadora.
Pese a tener al sospechoso en las imágenes, la investigación se estancó porque no pudieron identificarlo hasta el 3 de julio de 2017, cuando una carta llegó al fiscal de instrucción de la causa, Eduardo Cubría.
Según quedó asentado en la causa, un «denunciante anónimo» escribió que había visto en el programa «El Expediente» (se emitía por C5N) el caso de la kinesióloga y que reconocía al sospechoso de los videos como Aguirre, alojado entonces en la cárcel de Marcos Paz.
El fiscal confirmó que Dientón estaba preso desde 2016 y que había sido condenado por el TOC 22 por integrar una organización que cometía entraderas en Capital Federal bajo el mismo modus operandi que los hechos investigados en su causa.
Una comparación del rostro y el físico del imputado con el video determinó que había coincidencias antropométricas y se obtuvo, además, una escucha en el que el propio Dientón le dice a una mujer que había «salido en la tele».
Pero el elemento más contundente fue que el ADN de Aguirre fue hallado en los precintos con los que maniataron a la niñera del 5° A.