Un hombre de 28 años fue condenado a prisión perpetua por raptar y asesinar a una adolescente. La familia de la víctima escuchó con atención el fallo y, ya en el pasillo, rompieron en llanto ante el resultado del juicio. La decisión fue tomada en forma unánime por el tribunal pluripersonal compuesto por las juezas Hebe Marcogliese, Alejandra Rodenas y Raquel Cosgaya que presidieron el debate de un caso estremecedor que truncó la vida de una adolescente. A su vez, esa sanción se unificó con una condena previa por tentativa de abuso sexual y el condenado fue declarado reincidente. El fallo aún no se encuentra firme.
Milagros Sánchez tenía 14 años, fue criada por sus abuelos en una casa ubicada en la calle Floduardo Grandoli, en la última cuadra, que se termina con un zanjón en Nuevo Alberdi. Un mes antes de su muerte había regresado con su madre, que vivía a unas cuadras de sus abuelos. El 15 de febrero de 2015 fue hasta la vivienda de su abuela a buscar un control remoto para encender el DTV de su casa. La niña se fue con el aparato, pero nunca llegó a su casa. Su tío observó a la chica parada en la pieza de un vecino a dos viviendas de la casa de su abuela cuando pasó por el lugar. Tres días después, apareció muerta en el zanjón, ubicado a 10 metros de la casa del hoy condenado.
Juan José Pérez era sobrino de uno de los vecinos de la cuadra. El hombre tenía un horno de ladrillos y le había dado un lugar donde vivir. Hacía unos tres meses que estaba en el barrio y su pareja iba y venía. Ese mediodía se escucharon gritos de una mujer en su pieza, aunque después se determinó que no era su esposa. Para el fiscal Miguel Moreno, Pérez intentó abusar sexualmente de la adolescente y para ocultar su crimen la asesinó. Por su parte, el defensor oficial negó la presencia de la chica en la habitación de su cliente y su vinculación con el hecho.
El tío de la víctima reconstruyó la secuencia. Sostuvo que fue a la casa de su madre y vio a su sobrina parada en la puerta de la habitación de Pérez. Le preguntó a su madre por Milagros y como le dijo que ya se había ido volvió sobre sus pasos. Pero un amigo le pidió ayuda para cambiar un neumático en una casilla pegada a la de Pérez. Escuchó gritos, el tío de Pérez comenzó a golpearle la puerta preguntando qué pasaba, pero el acusado salió, dijo que peleaba con su mujer y volvió a sus labores en el horno de ladrillos. Nunca más vio a su sobrina. La chica apareció en un zanjón a 10 metros de la casilla de Pérez envuelta en una frazada que fue reconocida por la tía del acusado y a su vez en un nylon similar al usado para tapar ladrillos, se expuso en el juicio.
El cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición y no se pudieron corroborar signos de abuso sexual. En el alegato de clausura, el fiscal amplió su postura, sostuvo la tentativa de abuso y explicó que subsidiariamente eran aplicables las figuras de estupro o rapto, que implica retener a una menor con ánimo de menoscabar su integridad física. Finalmente las juezas entendieron que en el caso hubo un rapto y un homicidio criminis causa y condenaron a Pérez a la pena de prisión perpetua.
A su vez revocaron la libertad condicional que gozaba Juan José Pérez. El hombre había sido condenado en 2012 a la pena de 4 años y medio por una tentativa de abuso sexual. Pérez trabajada en una fotocopiadora de Mendoza al 4400. El mediodía del 2 de noviembre de 2010 entró una clienta de 21 años y el acusado la encerró y manoseó tras amenazarla con un cuchillo. No logró consumar el hecho porque la joven pudo pedir ayuda.