Por Jonathan Raed – Tiempo Argentino
Claudio Musacchio fue empleado jerárquico de la cadena Coto durante nueve años. Vive con sus cuatro hijos (dos mayores y dos menores), una de las cuales es discapacitada, y con su pareja. Por irregularidades en su situación laboral, recurrió a la Asociación del Personal Profesional y Jerárquico de Comercio (APPyJC), donde fue nombrado como delegado. Por la tarde de ese mismo día, fue despedido junto con sus hijos mayores, que trabajaban en otras sucursales. “Estoy endeudado en lo que se te ocurra. Nos mantenemos con ayuda del sindicato, que nos da donaciones de comida y algo de dinero. Estamos en una situación grave”, relató a Tiempo.
Luego de haber trabajado en Carrefour por más de 15 años, Musacchio pasó a Coto. “La empresa es la única del mercado que no paga extra los domingos, que te obliga a trabajar en Navidad y Año Nuevo, te hace trabajar con computadoras obsoletas, equipo obsoleto, te sanciona por cualquier motivo y paga sueldos vergonzosos. Además, te descuenta del sueldo todas las diferencias de precios que se produzcan, con el agravante que para llevar a cabo este descuento se añade una línea al recibo de sueldo denominada «adelanto de sueldo», como si uno hubiese solicitado dinero por adelantado, disfrazando así una maniobra totalmente ilegal. Tengo, por ejemplo, sólo en mi recibo del mes enero un descuento bajo ese concepto de 4.700 pesos. Esto más otras injusticias que se veían a diario me llevaron a tomar la decisión de contactarme con el sindicato, quienes me asesoraron y me nombraron delegado para representar a mis colegas y comenzar el reclamo”, relató.
El 21 de marzo, Musacchio se encontraba de licencia por una conjuntivitis. “Me presento en la central de Coto de la calle Paysandú para entregar el justificativo médico correspondiente, y me abordan tres personas: un abogado, el gerente de Recursos Humanos Gastón Massini y una escribana para leerme un acta de despido”, describió a Tiempo y agregó: “Así, me notifican el despido con causas totalmente inventadas”.
Pero la persecución gremial no terminó ahí. “Al día siguiente, mi hija Jazmín va a su trabajo y se encuentra con que tenía el ingreso prohibido. Se acerca a la central de Coto por pedido del personal de seguridad y le comunican que fue despedida también con causa, por errores operativos. Mi hijo Franco, preocupado por el reciente despido de su hermana, llama a su encargada y ésta le comunica que fue despedido también con causa, por motivos similares”, relató.
Claudio, Jazmín y Franco eran el sustento familiar. “Coto nos deja sin ningún ingreso y con una nena de 14 años con Trastorno Generalizado de Desarrollo (TGD) sin obra social, colegio ni tratamientos. El personal de RR.HH. de Coto sabía perfectamente que tengo una hija discapacitada e incluso la conocían personalmente”, lamentó.
Para Claudio, “esta es la muestra más ruin de persecución sindical”, ya que “aplicaron una especie de castigo ejemplar al grupo familiar”. Pero los castigos no se limitaron a la familia. “Posteriormente, Miguel Erquicia, un amigo y compañero de trabajo, publicó en redes sociales una foto en la que está conmigo y fue despedido también de la misma forma que yo. Todo esto es para sembrar el miedo y tener a raya a sus empleados”, aseguró.
Ante esta situación, “se está gestionando lo legal con el estudio jurídico Hugo Moyano”. Finalmente, Claudio aseguró: “Lo único que quiero es que me devuelvan el puesto de trabajo”.