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“Personajes marginales en busca de redención”

Así definió Dolores Solá, vocalista de La Chicana, a los protagonistas del nuevo disco del dúo, “Antihéroes y tumbas”, una producción cuya estética denominaron como “gótica surera”.

A mediados de 2011 se conoció lo que hasta el momento era el último disco de La Chicana, la agrupación que integran la actriz y cantante Dolores Solá y el multinstrumentista y compositor Acho Estol. La salida de Revolución o Picnic dio paso a una nueva etapa compositiva de la que surgieron, de la pluma de Estol, historias literarias con “personajes marginales en busca de una redención, antihéroes”, como explicó Solá. Fue allí donde pusieron el acento, el núcleo del que comenzó a gestarse Antihéroes y tumbas, el último disco de la agrupación que, además de rendir homenaje y referencia a la novela de Ernesto Sábato (Sobre héroes y tumbas), introduce al mundo que ellos nombran como “gótico surero”.

El material salió a la venta a mediados del año pasado y goza del visto bueno de los expertos; en Rosario sonará mañana, a partir de las 21, en un recital programado dentro del ciclo a cielo abierto del Teatro La Comedia (Mitre y Cortada Ricardone).

“El gótico surero es un guiño al gótico sureño norteamericano, que es mucho más que un género literario. Es un movimiento que habla de una sociedad y una cultura muy fuerte al sur de los Estados Unidos”, comienza explicando Dolores Solá a El Ciudadano. “Reconocemos algunas características en común con Argentina como la tensión social entre la clase dirigente terrateniente, estanciera y el peón rural o el obrero que se ha politizado por el peronismo; ahí hay una tensión común, además de la tensión entre el campo y la ciudad. Creemos que muchos escritores nuestros responden a ese «gótico surero». Borges es uno de ellos, Esteban Echeverría con «El Matadero», que es como la primera novela gótica argentina, (Roberto) Arlt, (Leopoldo) Marechal; también podríamos hablar de un gótico ríoplatense y nombrar a Felisberto Hernández en Uruguay”, enumeró.

El material, cuyas sonoridades incluyen el estilo tanguero característico de la agrupación, con aires folclóricos y pasajes clásicos, está integrado tanto por canciones de Estol, como “Rosita”, “Día y noche”, Bailarina rota” y “Batallas”, como por reversiones, traducciones y adaptaciones, entre ellas “Lili Marlene” (de Hans Leip y Norbert Schultze), un tema que Solá confiesa haber querido grabar en algunos de sus discos solistas. “Pero a Acho siempre le gustó mucho así que decidimos hacerlo con La Chicana. Hicimos una traducción y adaptación, porque había algunas versiones en español pero no nos cerraban. También está «El barzón»; siempre amé a Amparo Ochoa y este es un tema muy «chicanesco», así que cerraba en este disco.

De «El tesoro de los inocentes» (Carlos El Indio Solari) siempre estuvimos enamorados y tenía que ver con esta cosa de los santos inocentes. Está también «La Cerveza del pescador Schiltighim»; González Tuñón pertenece totalmente a este «gótico surero» y ese disco del Tata Cedrón (Todo Raúl González Tuñón) nos parece una joya.

También está «Cabecita negra» que es un tango muy viejo de Gardel, muy bonito”, detalló la cantante mientras que haciendo referencia a lo conceptual del nuevo material, aseguró: “La chicana es una invitación a compartir un lugar que a simple vista parece arbitrario pero la idea es generar un universo común. Siempre tratamos de hacer discos conceptuales, nos parece casi fundamental. Con esto que no se compra más el disco sino que se bajan canciones, el disco deja de ser una obra en sí. Para mí, eso es algo fundamental y hermoso. Las canciones de los discos que me marcaron siempre tienen relación con el tema que iba antes o después en una obra”.

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