Todo comienza con una curiosidad: un actor chino que vive en Londres desde hace una década filmó-grabó un cortometraje de ficción sobre el virus que asola al mundo. Lo fue escribiendo a partir de la aparición del coronavirus en su país natal y cuando tuvo más clara la idea lo grabó casi en el tiempo que dura y luego se tomó unos días para editarlo.
El autor se llama Blake Ridder (nombre cinematográfico si los hay) y una vez terminado subió el material a YouTube.
El corto dura 7 minutos y medio y en unos pocos días tiene cerca de medio millón de visitas. En principio se trataría de la primera película de ficción sobre lo que provoca el coronavirus hecha casi en tiempo real.
Una oportunidad en tiempos de aislamiento forzado
En estos días de aislamiento forzado las redes sociales y las plataformas de streaming están a mil por hora. Y hasta el momento, por fuera de recomendaciones sobre los cuidados que hay que guardar, el estado del virus en los distintos países y de algunas expresiones de humor para mitigar el pánico que puede producir la pandemia, no se encontraba ningún material que diera cuenta a partir de un registro de ficción sobre el tema.
El cine, claro, no puede hoy abordar la situación y la industria norteamericana está con los pelos de punta por la cantidad de millones que ya está perdiendo y asustadísimos por lo que podrían perder si la pandemia se extiende por meses.
Afortunadamente, en la actualidad la tecnología permite grabar un film con un celular con buena resolución y luego editarlo con alguno de los programas que pululan en la web. Blake Ridder la vio rápido y se puso manos a la obra.
El corto se llama <Coronavirus: The Movie< y está dirigido y protagonizado por el mismo Ridder.
En Londres, sobre todo Ridder actúa, en teatro; hizo publicidades para la televisión y condujo un especial sobre China grabado hace un par de años. Cuando algunos medios de su país adoptivo quisieron saber cómo había surgido, Ridder explicó: “Por algunos parientes de mi país vi que la cosa venía en serio y que si bien se estaban tomando medidas, todo podía descontrolarse en cualquier momento, sobre todo en Europa, donde los sistemas de salud pública fueron desfinanciados por años de neoliberalismo.
Y pensando que todo esto tiene que ver con la depredación que produce el hombre por su ambición a través de los instrumentos del capitalismo, pensé en hacer algo en ficción sobre esa acción humana que produce estos desequilibrios”.
Y agregó: “Vi también una oportunidad de mostrar lo que puedo hacer como actor y director en apenas muy poco tiempo y echarlo a rodar por YouTube”.
Un deterioro que espanta
El film muestra al propio Ridder como un infectado que va hablando a cámara durante todo el film.
Se ven los primeros síntomas hasta otros que pertenecen al terreno de la imaginación pero que desarrollan un crescendo muy atendible generando una zozobra no apta para quienes no estén enterados de cómo actúa el virus.
El personaje acaba de llegar de China –de Wuhan, desde donde se propagó el coronavirus– a Londres con síntomas respiratorios y febriles y decide documentar su estado de salud.
Durante el transcurso del corto se puede ver cómo el personaje –llamado Steven– va viviendo la evolución de su enfermedad y cómo se va deteriorando físicamente a medida que pasan los días.
El relato abre con imágenes de una cocina donde se ve una cantidad de platos y vasos amontonado, es decir sucios, y en off se escuchan noticieros televisivos dando cuenta del avance del virus en el mundo. Poco después, un joven chino sentado en un sillón enciende su notebook y dice su nombre.
Luego contará que viene de Wuhan, donde reside su familia y a la que ha visitado para festejar el año nuevo;
Mientras su situación se vuelve más terrible –comienza a salirle sangre de la nariz y dice que no puede ver bien– habla de la inseguridad que siente, del bajón que lo apresa porque no tiene ni siquiera hambre; critica también al gobierno chino porque no lo atendieron como es debido y explica que lo que está pasando es mucho más complicado de lo que los medios están diciendo.
La sensación que se transmite es verdaderamente angustiante y hay que decir que Ridder lo escenifica muy bien.
Ninguno que no sea especialista tiene bien en claro cómo se desarrolla la enfermedad y los síntomas descriptos por el actor y director bien podrían ser tomados por ciertos. Insiste con que los medios mienten acerca del avance y en un momento determinado, ya casi sobre el final, apunta que todo lo que pasa puede ser el fin del mundo porque el planeta está siendo destruido por el hombre.
Un probable éxito impensado
Ridder cuenta con cerca de 55 mil seguidors en su cuenta de Twitter –@BlakeRidder– y allí escribe cómo algunos de sus paisanos fueron atacados en la capital británica cuando Trump y Johnson no se cansaban de repetir que China había desarrollado el virus en laboratorios para atacar a Occidente.
Pero luego dice que fuera de algunos episodios aislados, la gente está dejando de creer en que “estos tipos” están diciendo la verdad. “La gente ve que el problema es la falta de presupuesto que tiene la salud pública y que la enfermedad no te mata por sí sola sino por la falta de insumos que hay para atenderla”, señala.
Ridder asegura que seguirá haciendo otros cortos sobre el tema y que tal vez este material sobre el coronavirus lo catapulte hacia un éxito impensado porque las visitas crecen todo el tiempo y no pocos alaban su factura y su actuación.
“Actor y perdedor del Oscar” es la forma en que se presenta en sus redes sociales y allí pueden verse sus respuestas a la innumerable cantidad de comentarios que recibe y no es difícil notar que se siente como el primer realizador que hizo algo sobre el virus que atemoriza al mundo.
Subtitulado al inglés y con buena permanencia de subtítulos sobre la pantalla, el personaje es totalmente creíble y demuestra que con escasos recursos y eficaz domino actoral, no cuesta mucho ver a un infectado contando sus últimos momentos.
El material puede verse en la siguiente dirección: https://www.youtube.com/watch?v=SljeY30mtaI