Más de 25,2 millones de ciudadanos están habilitados para asistir este domingo a las urnas en Perú para elegir presidente, dos vicepresidentes, los 130 miembros del Congreso unicameral y cinco diputados al Parlamento Andino, en elecciones de resultado incierto y con medidas excepcionales debidas a la pandemia de coronavirus.
Al menos seis de las 18 fórmulas presidenciales -el segundo mayor número en la historia de Perú, solo superado en 2006- tienen chances de pasar a la segunda vuelta según las cuatro principales encuestadoras del país, que por primera vez no coincidieron en señalar cuáles serán las favorecidas.
Semejante dispersión se verifica también en el campo parlamentario, en el que hasta 12 partidos tienen posibilidades de ganar bancas, según las encuestas, lo que, de ocurrir, dejará un panorama similar al actual, con 11 partidos y cuatro legisladores independientes.
Perú llega a estos comicios en medio de una prolongada crisis política que consumió cuatro presidentes y dos Congresos en el actual quinquenio de Gobierno, agravada por el coronavirus y su impacto, que llevó a su economía a sufrir en 2020 una de las mayores contracciones en todo el mundo y la primera en el país en más de dos décadas.
En ese contexto, las encuestas reflejaron un alto desinterés ciudadano en el proceso electoral, expresado en la suma de quienes votarán en blanco, anularán el sufragio o aún no habían decidido a quién elegirán, que alcanzaba a entre 25% y 36,9% del padrón, según los últimos sondeos de las cuatro mayores firmas de opinión pública.
También mostraron esas investigaciones una enorme dispersión de las preferencias.
El actual congresista Yonhy Lescano, de Acción Popular (AP, el partido centrista fundado por el expresidente Fernando Belaunde Terry), aparece primero en tres de las cuatro encuestas, con una intención de voto de entre 10% y 12,1%, y cuarto en la restante, con 8,2%.
La exlegisladora Keiko Fujimori -en libertad vigilada mientras la Justicia investiga si cometió lavado de activos-, líder del partido populista de derecha Fuerza Popular (FP), aparece primera en una encuesta (con 9,8%, empatada con el economista liberal Hernando de Soto), segunda en otras dos (en ambas con 7,9%) y tercera en la otra (empatada con el exfutbolista centroderechista George Forsyth con 8%, a solo dos puntos de Lescano y a uno de otros dos candidatos).
De Soto, de sorprendente ascenso en las encuestas en las últimas semanas, llega primero en una muestra (con 9,8%, igual que Fujimori) y en las restantes figura segundo (con 9% empatado con la izquierdista Verónika Mendoza), tercero (con 7,8%) y quinto (con 6,5%).
Los otros candidatos con expectativas de pasar al balotaje son Mendoza (segunda, cuarta, quinta y sexta en los sondeos), el empresario derechista Rafael López Aliaga (tercero en dos y quinto y sexto en los restantes) y Forsyth (tercero, cuarto, sexto y séptimo).
Por lo tanto, todo parece posible en un contexto en el que, según las cuatro encuestas, los seis candidatos están separados apenas por entre cuatro y 6,4 puntos porcentuales en materia de intención de voto mientras entre 6,2% y 32,9% de los consultados aún no había decidido a quién elegiría.
Además, las elecciones estarán marcadas por el coronavirus en dos dimensiones.
Por un lado, por el efecto que la pandemia y la gestión gubernamental de ella produjeron en la opinión pública, tras unos primeros meses con numerosos contagios y una de las mayores tasas mundiales de mortalidad por cantidad de habitantes, así como las estrictas cuarentenas que afectaron una economía caracterizada por una alta informalidad.
En los últimos meses mejoraron sustantivamente las estadísticas pero se impuso el temor a una segunda ola de contagios más agresiva, la infraestructura hospitalaria sigue al borde del colapso, hubo una breve crisis por escasez de oxígeno medicinal y las vacunas llegaron relativamente tarde y dejaron el escándalo del vacunatorio VIP de cerca de 500 personas.
Por otra parte, la Covid-19 se verá reflejada en la organización de los comicios, para los cuales la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) dispuso esta vez un horario ampliado -de 7 a 19 en vez del tradicional de 8 a 16- y 11.918 centros de votación, alrededor del triple de lo habitual con el fin de favorecer el distanciamiento social, según la agencia de noticias Andina.
De esos locales de votación, 214 estarán en otros países, en los que están empadronados poco más de 977.000 ciudadanos, con los mayores números en Estados Unidos (310.378), España (152.381), la Argentina (143.189) y Chile (117.140).
Asimismo, la ONPE recomendó un escalonamiento horario, con prioridad para adultos mayores, embarazadas y personas con discapacidad y riesgo de 7 a 9 y según el último número del documento de identidad en las 10 horas restantes.
Además, el organismo advirtió que a cada ciudadano se le tomará la temperatura al ingresar al centro de votación y si tiene más de 37 grados no podrá votar y se le extenderá un certificado para justificarlo, ya que el voto es obligatorio en Perú y su incumplimiento es pasible de multa.