El clima tropical incentivó el avance de mancha marrón, púrpura, ojo de rana y síndrome de la muerte súbita, lo que mantiene en vilo los lotes de soja, pero prometen trepar sobre los 4.000 kilos por hectárea en la Zona Núcleo productiva.
Así lo consignó la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), cuyos técnicos expresaron en el informe semanal que las máximas de 36 y 38 ºC y una humedad inflexible fueron clave para el desarrollo de las enfermedades.
“Los cuadros que han quedado sin tratar son los que registran mermas en la producción. A pesar de esto y los severos recortes que las lluvias provocaron en 600 mil hectáreas de la oleaginosa, asoma una gran campaña en la región núcleo”, dijeron.
Expresaron que “las sojas de primera se alzan con condiciones muy buenas a excelentes que le permitirían saltar la valla de los 4.000 kilos por hectárea. No así las de segunda”.
“Lluvias dispares y termómetros sudando con máximas de 36 y 38ºC mientras que en el SE de Córdoba casi no hubo lluvias, en el sur de Santa Fe y NO de Buenos Aires se recibieron más de 30 mm en la semana”, afirmaron.
Rufino “se alzó con el máximo, un total de 48 mm a lo largo de la semana. Marcas térmicas elevadísimas, los registros máximos promediaron entre 36 y 38ºC. Idiazabal y Noetinger, en Córdoba, ardieron. Registraron una máxima de 41,4ºC”, agregaron.
Las enfermedades contraatacaron en el último tramo de la soja: “Aquellos más precavidos realizaron aplicaciones con fungicidas antes de las últimas precipitaciones, mientras que algunos tuvieron que acelerar los controles porque los hongos se les venían encima”.
La situación es más aguda en las zonas que sufrieron excesos hídricos, pero también en las que recibieron las lluvias de las últimas semanas.
“Mancha ojo de rana se observa en cuadros con variedades susceptibles y puede generar disminuciones en rendimientos. Con respecto a los insectos, las chinches comienzan a poblar los lotes. Tanto la verde como la de la alfalfa y en menor medida la chinche de los cuernos rozan los umbrales de daño, generando dudas a la hora de decidir las aplicaciones de agroquímicos”, señalaron los especialistas.