Con el trasfondo de las críticas por supuestos sobreprecios y negociados a favor de “amigos del poder”, la presidenta Cristina Fernández encabezó en el mediodía de ayer la apertura de las tres ofertas que se presentaron en licitación nacional e internacional para la construcción del megacomplejo hidroeléctrico Cóndor Cliff-La Barrancosa, en la provincia de Santa Cruz, que cuando esté en plena operatividad sumará 1.700 megavatios al sistema eléctrico interconectado nacional.
Es “casi un 18 por ciento del total de la oferta hidroeléctrica de Argentina y el 5 por ciento de la oferta total de energía” (que incluye la generada en centrales térmicas, el mayor porcentaje, y nucleares), destacó la jefa del Estado en el acto, que se desarrolló en la sede del Ministerio de Planificación.
“Pocas veces debe haber crecido tanto Argentina en materia de en materia de generación, distribución y transporte eléctrico desde 2003 a la fecha. Y si no hubiera crecido hubiera sido imposible sostener un nivel de crecimiento a tasas chinas, como el que tuvimos. ¿O cómo funcionan las fábricas? A fuerza de energía”, arengó Cristina. Y a renglón seguido cuestionó a los grandes medios nacionales de comunicación por las acusaciones sobre la licitación que publicaron los últimos días, al considerar que “no se puede ensuciar a empresarios de esta manera y tener tal grado de cinismo e inmoralidad”.
La presidenta aprovechó para defender los lineamientos principales con los que el Ejecutivo describe su política económica al colocar la nueva megaobra en ese contexto de grandes inversiones en infraestructura que –señaló– les dan “competitividad sistémica a las empresas”. Y generalizó el concepto: “Cuando invertimos en caminos, aeropuertos, inclusive en viviendas o subsidios al transporte, estamos subsidiando el transporte de la fuerza laboral para el sector empresario”.
Con respecto a los fuertes cuestionamientos a la licitación para las centrales Cóndor Cliff-La Barrancosa, la jefa del Estado consideró que “las cosas que uno ve publicadas son exactamente lo contrario. No en todos lados, sino ya sabemos, en el monopolio”. Y completó la embestida: “Son todas campañas tendientes a desprestigiar y a instalar desaliento, desánimo, a poner en duda la moral de todos. Dicen que los que ganan (las licitaciones) son amigos del gobierno: a todos los conocí únicamente en actos públicos. El CEO (ejecutivo en jefe) de Clarín (Héctor Magnetto), ya que tanto habla de los amigos, puedo decir que fue entre 10 y 12 veces como mínimo a comer a Olivos durante la gestión de Néstor Kirchner”, recordó Cristina.
Los oferentes para construir las centrales son los grupos conformados por Benito Roggio-Esuco y Supercemento SAIC, por un lado; Electroingeniería-Iecsa y José Cartellone, por otro; y el integrado por Impsa, la brasileña Camargo Correa y la Corporación América.
“Hemos generado un profundo proceso, no de estatización, sino de argentinización de nuestros recursos energéticos”, remarcó durante el acto el ministro de Planificación, Julio De Vido. Y agregó que la construcción del complejo hidroeléctrico, sobre el río Santa Cruz, “no sería posible si la presidenta no hubiese impulsado la construcción de la línea de 500 kilovoltios (alta tensión) que une Pico Truncado, Río Gallegos, Calafate, Río Turbio y La Esperanza”. Estos aprovechamientos hidroeléctricos del curso de agua conformarán un sistema de generación eléctrica de 1.740 megavatios de potencia instalada, lo que representa una oferta de 5.100 gigavatios/hora de energía anuales para el sistema interconectado. Y esto es el 5 por ciento de la oferta total actual y el 16 por ciento de la generación hidroeléctrica.