Los titulares de licencias de taxis ya hacen los primeros movimientos en pos de un reajuste de tarifa. Entienden que la actual presenta un desfasaje “del cien por ciento”, y si bien admiten que hubo un repunte notable de trabajo, consideran que para antes de fin de año el precio del servicio debería aumentarse “un 35 o 40 por ciento”. Esa fue la propuesta que llevaron este miércoles al Concejo Municipal de Rosario a la comisión de Servicios Públicos.
Los expositores de las organizaciones taxistas en el Palacio Vasallo fuero Mario Cesca, de la Asociación de Titulares de Taxis Independientes (ATTI); y Marcelo Díaz, de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catiltar).
Recordó Cesca las notas presentadas en el Concejo en las que se reclama el estudio de costos y el aumento tarifario. Repasó el titular de ATTI la situación del sector en el escenario económico inflacionario, el trabajo durante el período de pandemia, y los servicios taxistas los días del paro del transporte urbano de pasajeros.
Cuestionó luego la «persecución de la AFIP al sector, las cargas impositivas del Estado, el costo laboral, la falta de subsidios como ocurre con el TUP, y la imposición de 16 horas de trabajo», entre otros. Apuntó a un «sinceramiento de precios y a una corrección de la tarifa». “Quieren que trabajemos por el valor de un kilo de carne poniendo en riesgo el capital”, esgrimió.
Desde Catiltar, la solicitud corrió por el mismo circuito. Declaró Díaz que “no se puede cumplir con la demanda porque muchos taxistas se están fundiendo”. En su análisis dio cuenta que desde el Ejecutivo local se sostiene la decisión política de evitar la suba para que no haya retracción del bolsillo ciudadano.
Por último, reconoció que toda la Argentina enfrenta una situación similar. Es decir, falta de choferes y tarifas sin ajustes. “El único ingreso es la tarifa”, recordó al culminar.
La posición del presidente de la comisión
Tras escucharlos durante casi una hora, y a propósito de las tarifas, Fabrizio Fiatti, de Creo, el partido del intendente Pablo Javkin, les recordó que Rosario tiene «una de las tarifas más caras del país». Y que los viajes realizados (declarados) no son la cantidad esperada según los registros.
“Necesitamos que el sistema funcione bien para que lo ilegal no prospere”, puntualizó el edil. Por lo que quedó flotando en el ambiente la posibilidad de que, al menos en breve, no haya ningún tipo de incremento.
La otra entidad
En tanto, quien también ya se había manifestado a favor de un incremento fue el propio titular de Catiltar, José Iantosca.
El dirigente tachero remarcó que los números del sector “están realmente muy mal. Hay que recordar que en el período marzo- abril, el último estudio de costo del servicio daba un atraso del 70 por ciento. A eso hay que sumarle todos los aumentos que se dieron en el GNC. En los últimos cinco años el GNC aumentó del 1.100 por ciento y nosotros no llegamos al 500 en la tarifa”.
En declaraciones a la emisora local LT8, el referente de esa asociación afirmó que “si bien ha aumentado el trabajo, los costos siguen siendo muy altos. El desfasaje que tenemos supera el 100 por ciento. Estamos seguros que, después del último estudio de costo de abril, todos los componentes de la tarifa subieron un 70 por ciento más. Aumentaron los autos y los repuestos. Todo acompaña la inflación. En el tema de las cubiertas, escasean y donde las podés comprar valen el doble de lo que tendrían que costar. Lo mismo con los otros repuestos”.
“No soy economista. No sé qué pasa, pero se hace difícil”, agregó Iantosca y en ese contexto inflacionario a nivel general consideró que es momento de mover las fichas en pos de una reactualización de la tarifa. “Creo que para el 1º de diciembre no nos tenemos que caer de un 35 ó 40 por ciento de aumento, sino no podemos seguir”, consideró.
Iantosca admitió que hay “una sobredemanda” de trabajo, incluso superior a antes de la pandemia, pero sin embargo aclaró que esa reactivación no llega a equipararse con la corrida de precios que provoca el proceso inflacionario. “Mientras tenés el auto en funcionamiento está todo bien, pero cuando el vehículo se rompe o hay que salir a pagar todos los insumos, el dinero no alcanza”, precisó.
“Ese es el gran problema. Tenemos muchos autos para cambiar. El que tiene la suerte de sacar un 0KM tiene ocho o nueve meses de espera. Tiene que seguir trabajando con el auto viejo y cuando se rompe hay que conseguir repuestos que no hay o no te alcanza para pagarlo”, agregó.
Iantosca citó como ejemplo el cambio de un juego medio de cubiertas, con alineación y balanceo, cuesta entre 100 mil y 110 mil.
“Y si necesitás hacer alguna reparación de tren delantero, algo que suele hacerse por algunos de los problemas cotidianos que suelen surgir en el taxi, no baja de 120 mil pesos. Tenemos una gran contradicción: hay una sobredemanda de trabajo, que me hace acordar a 2006, pero no podemos soportar estos costos. El auto se rompe más”, cerró.