El pesebre, que acompaña al árbol de Navidad, forma parte de una tradición católica milenaria, cuya esencia es la puesta en escena del nacimiento del Niño Jesús, pero difiere según la cultura de los pueblos alrededor del mundo.
El armado del pesebre tiene una forma diferente y singular, que se relaciona con la cultura de cada región del mundo en donde el catolicismo forma parte de la idiosincracia de los pueblos, según Gilberto “Beto” Ferreira Benítez, conocido como el “pesebrista de San Telmo”.
El restaurador y coleccionista, quien forma parte de la Hermandad del Santo Pesebre que funciona hace 53 años en el país, sostuvo: “El pesebre es parte de nuestra cultura y nuestras raíces, y no tanto el arbolito y el Papá Noel, que es una tradición del norte y comercial”.
El armado del pesebre “comenzó con San Francisco de Asís alrededor del 1.200 y fue creciendo desde ese entonces”, sostuvo Ferreira Benítez. “Es una tradición de los franciscanos que evangelizaron esta región junto a los jesuitas, pero ellos dejaron al libre albedrío a cada región realizar el pesebre”, explicó.
“La esencia es el nacimiento, porque siempre están San José, la Virgen María y el Niño Jesús, pero esa esencia, según la zona, está rodeada de tradición y elementos del lugar: en el caso del Norte son collas los que adoran, y la escenografía es el paisaje norteño”, dijo.
“La zona de Jujuy está influenciada en la escuela cuzqueña; en la zona de Corrientes se ven más frutas, y en la Patagonia hay ambientación con ovejas, ponchos, que relata una zona de fríos”, precisó. En el caso de Brasil y Paraguay, “el pesebre se ambienta en la selva, en donde hay mucha frutas y animales selváticos, y en países como Venezuela, Ecuador o México hay una tradición pesebrista propia, que difiere en la forma de poner imágenes y las piezas”, detalló.
En su casa de San Telmo, en donde montó un enorme pesebre que “no está completo”, Ferreira sostuvo también que la tradición pesebrista cobra más importancia en países de Europa, en donde hay “mercadillos de pesebres durante todo el año en calles de Madrid, Roma o especialmente Nápoles, en donde hay toda una calle dedicada a venta de elementos de pesebre”.
El coleccionista, de 60 años, de origen paraguayo, que completó sus estudios en la ciudad italiana de Florencia gracias a una beca otorgada por la asociación Dante Alighieri, sostuvo que “en Europa hay congresos anuales de pesebrismo, y en las familias se vive como una celebración y una competencia de mejor pesebre”.
Con los años “se fueron asentando creencias” como por ejemplo que “los Reyes Magos eran tres, y eran reyes”, ya que “la evangelización y la tradición puso tres para marcar las tres edades del hombre y los tres continentes conocidos en esa época, que eran Europa, Asia y África”, explicó.
“Hay cuatro Evangelios reconocidos por la Iglesia, que afirman que magos siguieron la estrella de Belén hacia el niño Jesús, pero no que eran tres ni que eran reyes, sino que ello es parte de los relatos de los Evangelios apócrifos que fueron quedando en la memoria de los pueblos”, sostuvo.
“Como católico, creo en el nacimiento, pero también me gusta la artística del pesebre, que es una puesta en escena con escenografía e iluminación que me atrajo tanto que, desde 2002, cuando ingresé a la Hermandad del Santo Pesebre, me dedico casi exclusivamente a un hobby que se convirtió en una fuente de ingresos”, explicó.