Search

Pesebrismo, una manera diferente de vivir la Navidad

Miles de personas en todo el mundo esperan la llegada del 25 de diciembre para recrear el nacimiento de Jesús en Belén.

pesebres

Miles de personas en  todo el mundo esperan con ansiedad las Navidades por motivos  diferentes a los de la mayoría: son los pesebristas, quienes cada  año buscan superarse en el arte de recrear este acontecimiento  bíblico, el único cuya conmemoración da lugar al armado de un tipo particular de representación en las familias.

¿Pero, qué es el pesebrismo? Se llama así al hobby, la tradición o el arte de construir pesebres, entendidos como “la representación plástica del nacimiento de Jesús mediante la  disposición de un país en el que se sitúa una diversidad de figuras  móviles», según definió el Segundo Congreso Belenista Internacional  en 1955.

El pesebrista es tanto el aficionado que cada año trata de  sorprender a su familia o vecinos con un particular despliegue, como el artesano que se dedica a la producción de nacimientos con  fines de exhibición y venta.

“El pesebrista no ve la hora de que llegue diciembre para  armar el pesebre, disfruta armándolo, hace cursos, va a ver los de otros para tomar ideas”, aseguró Mónica De la Rúa, miembro de la  comisión directiva de la Hermandad del Santo Pesebre, una  asociación dedicada al fomento y difusión de la actividad.

Los motivos del pesebrismo no se reducen al nacimiento, sino que pueden ir desde la Anunciación de María hasta los 12 años de  Jesús, y las creaciones “no responden a los cánones artísticos  tradicionales porque la intención principal es conmover”, agregó.

“La Iglesia Católica nada manda respecto del pesebre, pero  siempre lo ha difundido y sólo a él –no al arbolito, no a Papá  Noel–, porque es una manera de hacer visible el Evangelio”, afirmó  el fraile franciscano Sebastián Robledo.

Sobre el origen de esta práctica, si bien la representación  pictórica del pesebre es mucho más antigua, fue recién en 1223 que  una celebración navideña incluyó el montaje de un pesebre.

Tan particular evento tuvo lugar en una gruta de Greccio,  Italia, y su protagonista fue nada más ni nada menos que San  Francisco de Asís. Cuentan sus biógrafos que, preocupado por  experimentar la pobreza de Cristo, San Francisco decidió que su  misa de Nochebuena incluiría la recreación simbólica del espacio en el que nació Jesús.

Por eso, la celebración se llevó a cabo en una cueva rocosa,  el altar se montó sobre un comedero con heno y el santo dispuso que  junto a él estuvieran un buey y un asno.

“Francisco de Asís nunca quiso fundar la tradición del  pesebre, lo que quiso es ser lo más concreto posible en el  seguimiento de Jesús: vivir radicalmente el Evangelio”, explicó  Robledo.

Si bien la escena no incluyó figuritas moldeadas ni actores,  la sola recreación del escenario de Belén permitió consignar este  acontecimiento como el precursor del pesebre tal como hoy lo  entendemos.

A partir de entonces, y con más fuerza desde el siglo XV, se  fue popularizando la instalación de pesebres en las iglesias como  un elemento más de evangelización. Posteriormente, la práctica se  expandió a las familias aristocráticas europeas y con el tiempo  llegó a los hogares populares.

En cuanto a los tipos de pesebres, los folcloristas dedicados  al estudio del pesebrismo rescatan diferentes niveles de  clasificación. Según la presentación del montaje, los pesebres  pueden ser abiertos o cerrados; según la técnica de confección,  populares o artísticos; según el estilo, bíblicos, locales, regionales o modernos; según los personajes, tradicionales o  vivientes (con actores).

“En Argentina el movimiento es diferente que en Europa. Los  pesebres europeos hacen hincapié en el paisaje mientras que en  Argentina lo hacemos en las figuras y por eso son abiertos”,  aseguró De la Rúa.

La ductilidad del pesebre para la “inculturación” o  encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas ha permitido a  los pesebristas incorporar estilos locales y elementos autóctonos.

“Todo el Evangelio busca inculturarse, hacerse carne en todo tiempo y lugar, por eso vas a encontrar representaciones de Jesús con rasgos andinos u orientales”, aseguró Robledo.

“En los pesebres argentinos no hay ningún camello, sino  llamas y vicuñas; los personajes visten ropas típicas y las  ofrendas no son oro, incienso y mirra sino huevos de avestruz,  ponchos o quillangos”, explicó De la Rúa.

El movimiento de artesanos pesebristas se concentra  fundamentalmente en las provincias del norte argentino, en  particular en la localidad jujeña de Purmamarca, conocida como  “Pueblo de Pesebres” por la cantidad de talleres de alfarería dedicados a la factura de este tipo de arte popular.

A la difusión de este arte popular se dedica la Hermandad del  Santo Pesebre, una entidad que forma parte de las Asociaciones de  fieles laicos del Arzobispado y es miembro de la Federación Mundial  de Amigos de la Natividad (Unfoeprae), con sede en Roma.

Actualmente, y organizado por ella, está en exposición la  muestra de pesebres de artesano del NOA «Achalay mi niño» en el  Museo de Arte Popular José Hernández.

Bonus New Member
linitoto
dongjitu
slot depo 10k
slot depo 10k
10