El 12 de diciembre de 2015, los Sub 15 de Temperley escribieron una parte gloriosa de la historia del Negro y de la ciudad al lograr el título nacional de la categoría y hacerlo como local en un Morosano que explotaba. Hoy los pibes ya son hombres. En esta nota, el recuerdo de las coberturas de aquel momento y la palabra de los protagonistas cuando ya pasaron cinco años del resonante éxito.
Walter Pedemonte, el DT
“Me acuerdo que me había hecho cargo del equipo y cuando fuimos a la primera etapa del Federativo de Santa Fe, en San Justo, los padres me dijeron que para este equipo este torneo arrancaba en la etapa nacional. La verdad pensé que estaban locos, que tenían la vara muy alta. Pero la realidad es que creo que yo no era consciente de todo el potencial de estos chicos. No me gusta ver muchas cosas viejas, pero durante la semana aparecieron recuerdos de Facebook y hay situaciones de juego que son increíbles para la edad que tenían. Era un equipo muy maduro para ser Sub 15. Un grupo muy particular”, cuenta el entrenador de esa categoría en un año inolvidable.
“Del cuadrangular final me acuerdo de la revolución que se armó a nivel club, que fueron con todo para ganar la licitación y armar la logística. Fue un fin de semana impresionante e increíble la cantidad de gente que había en la cancha”, agrega el hoy técnico de San Telmo de Funes, quien también recuerda la personalidad para salir adelante en momentos difíciles: “En la primera etapa nacional perdimos en Córdoba ante Unión Eléctrica y en el segundo juego llegamos a estar 13 abajo contra Hindú y nos quedábamos afuera. Pero mostraron su temperamento y salieron adelante”.
Marco Giordano, el crack
“Fue algo histórico para el club y la ciudad. Era apenas la segunda vez que se jugaba a ese nivel nacional. Nos habíamos quedado con la bronca de no pasar las semifinales en Corrientes en 2013 e íbamos por una revancha de poder llegar al hexagonal final”, explica el talentoso jugador de Regatas Corrientes y la selección nacional.
“Nos fuimos dando cuenta de que cada vez jugábamos mejor. Salir campeón no era algo previsto, parecía imposible a pesar de que los resultados se daban, porque uno no lo cree hasta que sucede. Poco a poco confiamos más en nosotros y también fue algo clave jugar en Rosario. Fue un plus estar de local, con nuestras familias en la tribuna y la gente de Rosario. Nuestros padres y la comisión hicieron un enorme esfuerzo para poder jugar en nuestra cancha. Creo que ese éxito motivó a Temperley a seguir apostando a estos torneos”, cuenta Marco Giordano quien lo resume también con una mirada extra basquetbolística: “Fue un grupo muy lindo, con los que siguen siendo mis amigos”.
Alvaro Roig, el conductor
“Éramos un equipo distinto, con un jugador diferente como Marco. Teníamos tres chicos altos y muchas ganas de ganar. Hambre de ganar. A pesar de ser chicos teníamos claro que íbamos por todo, si era posible queríamos ganar por 30 o 40”, recuerda el base Álvaro Roig, quien suma que ganaron “invictos la etapa de Santa Fe”.
“Habíamos perdido dos veces con Unión Eléctrica y una vez con Boca en todo el torneo. Y en la final nacional, que fue a cancha llena, pudimos ganarle a Unión Eléctrica y tomarnos revancha. Creo que estaba todo dado para que este equipo fuera campeón, me encantó ser protagonista de ese momento y obviamente de tener como compañero a Marco Giordano, que es un crack que se puso el equipo al hombro. Es el mejor jugador que vi”, resume Roig.
Lucas Estévez, el bombardero
“La verdad es que fue un año muy bueno para todos, demasiadas experiencias en un año teniendo sólo 15 y lo mejor de todo es que disfrutamos cada momento en lo que estábamos juntos”, cuenta Lucas Estévez, el autor de varias bombas determinantes, quien resume lo que fueron esos días en el Morosano: “La cancha explotaba, fue una locura, algo único”.
Stéfano Mariani, el que sigue en casa
“Para mí es el logro deportivo más importante. Recuerdo una cancha llena, toda la gente parada porque no había más lugar. Explotaba el Morosano. Y antes del partido yo personalmente sentía que ya el título no se nos escapaba”, rememora Stéfano Mariani.
“Teníamos a Unión Eléctrica en frente que nos había ganado dos veces pero de local, con toda la gente y la ciudad alentándonos. Más un Marquitos inspirado esa noche nos coronamos campeones nacionales, algo inédito para un club de Rosario”, cuenta quien es el único de esos jugadores que permanece en el club.
Goyo Traglia, continuar el legado
“El nacional fue una alegría muy grande, pese a que yo era una categoría menor y no jugaba mucho, son momentos que quedan marcados para toda la vida. Además del triunfo en cuanto a lo deportivo en sí mismo mis recuerdos tienen que ver con todo el ambiente y clima que se generó por esos días en el club, con el entusiasmo, el esfuerzo, la emoción, el nerviosismo. Las familias del equipo, como muchas otras familias del club, jugadores de otras categorías, dirigentes, personal, socios de toda la vida trabajando en conjunto todos esos días previos para coronar en la alegría del campeonato”, contó Gregorio Traglia, por entonces uno de los más pequeños del equipo, quien luego pudo repetir los éxitos provinciales con parte de este grupo y nuevos jugadores que se sumaron.
La nota de El Ciudadano de aquel día
Habrá que hacer el esfuerzo de abstraerse del momento, de la emoción, del llanto, para alcanzar la real magnitud de lo conseguido por los Sub 15 de Temperley, que el domingo en un estadio abarrotado se consagraron campeones del Argentino de Clubes de su categoría al vencer a Unión Eléctrica en la final. Es que ser campeón de un certamen que recorre el mapa del país (en la etapa de Santa Fe, por ejemplo, jugaron 40 equipos) está destinado a pocos, a elegidos, cualquiera sea la categoría y generalmente los laureles se los llevan los equipos de Liga, esos que reclutan, que se nutren de lo formado en todo el país. Y todavía más raro es para un equipo rosarino, en una ciudad que al tener tantos clubes difícilmente pueda acumular a muchos jugadores de jerarquía en un equipo.
Y Temperley lo hizo. Dominó desde 2013 en adelante y golpeó las puertas de las finales nacionales en una ocasión, pero en esta temporada concretó todo lo anhelado, con título provincial invicto y casi 50 juegos sin perder, racha que se cortó en cuartos de final y semifinales cuando cayó ante Unión Eléctrica. Destino.
Es que al sudor y talento que sus pibes derrochan en la cancha, los padres le pusieron el pecho fuera de ella para gastar lo que no tenían y traer el cuadrangular final a Rosario. Y se movieron para que el torneo tenga todo y más, revolucionaron el barrio, lograron que se limen asperezas en un año duro para el club y ofrecieron un espectáculo organizado, le cambiaron el look a la institución y convocaron a la gente del básquet que, en días de mucha oferta de encuentros definitorios, los eligió.
Los encuentros fueron magníficos, la paridad total, y un par de jugadores se robaron las miradas, como Juani Marcos (El Coatí de Eldorado), base rosarino que promedió 36 puntos y que metió 44 en el duelo por el tercer puesto a Boca.
Y el otro que la rompió también es de la ciudad, Marco Giordano, dueño de la pelota y patrón del torneo, jugando y haciendo jugar para guiar a un equipo que lo acompañó de manera notable. Porque Giordano es un fenómeno pero no juega solo. Ian Duhamel y Tomás Martínez fueron gladiadores bajo el aro y se la bancaron sin Francisco López, que tras jugar la fase de grupos vivió la definición desde Australia por un viaje familiar.
Y en el perímetro fue clave el manejo de Álvaro Roig, la mano de Lucas Estevez, el corazón de Manuel Garino, la potencia de Stéfano Mariani, y el incansable acompañamiento de Guido Santoli, Tomás Pacenza, Lisandro Guzmán y Gregorio Traglia, que dieron lo suyo cuando les tocó. El equipo de Walter Pedemonte y Kevin Castro superó a Tokio de Posadas y perdió con Boca en la fase de grupos del hexagonal, para jugar la emotiva semifinal ante El Coatí y acceder a la final en la que esperaba la bestia negra cordobesa. Destino.
Con la sangre en el ojo y el aliento ensordecedor de su gente, los pibes del Negro quebraron el juego en el tercer parcial, Giordano dibujó un triple doble (22 puntos, 11 rebotes y 10 asistencias) y la marea humana festejó en el Morosano primero y en la pileta después. Cada abrazo familiar, cada lágrima, cada grito, cada festejo, tiene su razón.
Temperley quedó en la historia.
SÍNTESIS
TEMPERLEY (79): Marco Giordano 22, Lucas Estévez 17, Guido Santoli 0, Manuel Garino 7, Tomás Martínez 10 (FI), Stéfano Mariani 8, Tomás Pacenza 0, Alvaro Roig 5, Lisandro Guzmán 0, Ian Duhamel 10, Gregorio Traglia 0, Francisco López. DT: Walter Pedemonte.
UNIÓN ELÉCTRICA (57): Federico Giambartolomei 13, Thiago Sanzano 5, Alvaro González 5, Juan Chicco 0, Carlos Miño 2, Lautaro Dogliotti 17, Martín Maidana 9, Gastón Villarreal 3, Fabricio Cordero 1, Camilo Griffa 2, Jorge Vecchio 0, Gustavo Echenique 0. DT: Rella
ESTADIO: Alfredo Morosano – Temperley
PARCIALES: 22/18, 32/30, 55/38
FIGURAS:
-Marco Giordano: 22 puntos, 11 rebotes, 10 asistencias, 2 tapas y 3 robos
-Lucas Estevez: 17 puntos, un rebote, una asistencia y una tapa.