El asesinato del ex líder de la barra de Newell’s Roberto Pimpi Caminos, perpetrado hace siete años, volvió a ventilarse en un juicio oral y público, esta vez para determinar si su sucesor en el paravalancha, Diego Panadero Ochoa, fue el instigador de ese crimen. La Fiscalía así lo consideró y pidió una pena de 17 años de prisión para el acusado; en tanto la Defensa remarcó que no hay pruebas nuevas y que se está ante una “remake” del juicio anterior en donde no sólo fueron condenados los autores materiales del homicidio, sino que la misma resolución estableció que los móviles del crimen fueron personales.
A las nueve en punto de este lunes comenzó la primera jornada del juicio oral y público contra Ochoa, de 41 años, quien ingresó con chaleco antibalas y fuertemente custodiado a la sala de audiencias del primer piso de Tribunales. Allí, tras un alegato de una hora en boca del fiscal Luis Schiappa Pietra, fue acusado formalmente de instigar el crimen de Caminos, ocurrido durante la madrugada del 19 de marzo de 2010.
El fiscal dijo que el principal interesado en que Caminos desaparezca era Ochoa, con el fin de preservar su liderazgo en la barra leprosa, y que para ello se valió del trabajo de otras personas que eran subordinados y que, al igual que él, conseguían “un montón de beneficios económicos y subjetivos” dentro de la barra.
Schiappa Pietra dijo además que durante el juicio demostrará no sólo que Ochoa instigó el crimen de Caminos sino además, que ordenó “limpiar a simpatizantes” de la interna del Pimpi. Al respecto, mostró un organigrama encabezado con la foto del Panadero del que se desprenden tres hechos violentos: el homicidio del Pimpi (por el que fueron condenados Carlos Betito Godoy, René Ungaro y Emanuel Ema Suárez); el atentado a Matías Pera (por el que fue condenado Jonatan Cachorra Creciente en tanto Ochoa fue sobreseído) y el atentado y posterior homicidio de Maximiliano Quemadito Rodríguez (cuatro personas fueron condenadas, en tanto Ochoa fue sobreseído en primera instancia, fallo que revocó la Cámara de Apelaciones y pidió que se continúe investigando, por lo que ni siquiera aún está procesado en esa causa).
“Vamos a demostrar en este juicio que, como otros actos violentos que se cometían en el interior de la barra de Newell’s, no eran cometidos de la mano propia de Ochoa” sino por otras personas que luego le reportaban a él, sentenció Schiappa Pietra para agregar: “Todo aquel que en algún período le disputó el liderazgo a Ochoa terminó mal”.
El fiscal reconoció que durante el juicio por el homicidio de Caminos, en diciembre de 2011, el Panadero participó en calidad de testigo de la Fiscalía pero aclaró que más tarde, en febrero de 2013 con el homicidio del Maximiliano Quemadito Rodríguez (cuya pesquisa recayó “casualmente” en el juez Javier Beltramone, el mismo que investigó el crimen de Caminos cuando estaba a cargo del juzgado de Instrucción 9ª Nominación) se consiguieron nuevas pruebas que derivaron en la detención de Ochoa. “Lo que estamos juzgando acá es la conducta de un instigador”, remató el fiscal, que pidió 17 años de prisión luego de aseverar que el Panadero ordenó a Betito la muerte de Caminos.
Remake
Punto por punto, Ignacio Carbone, defensor de Ochoa, refutó la acusación fiscal. El letrado hizo especial hincapié en que se está ante un hecho ya juzgado, que tildó de remake, de “revisión deplorable de otro juicio”. En ese sentido remarcó que el 85 por ciento de la prueba ofrecida por la Fiscalía es la misma que ya fue utilizada en el juicio del crimen del Pimpi que terminó con tres condenas. Y resaltó que en esa oportunidad, además de probarse la autoría material del crimen se demostró el móvil del mismo, que fue el enfrentamiento de vieja data que mantenía la víctima con la familia Ungaro.
“En ese juicio se determinó que los condenados de matar al Pimpi tenían móviles propios. Ahora, siete años después, la Fiscalía nos propone darle otro móvil. ¿Es un homicidio con múltiples móviles?”, se preguntó Carbone, quien refirió que el Ministerio Público de la Acusación pretende valorar la misma evidencia contra Ochoa: “Con esas pruebas que no fueron suficientes ni para indagarlo pretenden hoy condenarlo”, refirió.
“El fiscal pretende que nos olvidemos que ya se juzgó este homicidio y que pasó por todos los estamentos legales, hasta la Corte”, dijo Carbone. Luego, refirió que Beto no fue condenado como matador, sino Ungaro: “¿Nos hablan de una instigación de un sujeto que no gatilló?”, “¿se instigó a Godoy para que instigue a Ungaro?”, volvió a preguntarse Carbone tras acusar a la Fiscalía de no respetar el principio de objetividad, en el doble rol que le atribuyen a Ochoa que fue testigo propuesto por la Fiscalía.
Así, Carbone dijo conocer que, además de que la prueba es la misma que ya fue juzgada en el juicio de 2013, la única evidencia nueva con la que cuenta la fiscalía es el testimonio de tres personas que han hecha pública su enemistad con Ochoa. Así se refirió a Sergio Quemado Rodríguez, condenado por el triple crimen de Villa Moreno, su cuñado Carlos Alegre y Matías Pera, “todos enemigos públicos de mi cliente”.
A eso agregó que la Fiscalía “reedita pruebas de aquel juicio” y “plantear como novedoso que Ochoa suplantó el lugar del Pimpi”; que la noche del crimen Betito se quiso comunicar con el Panadero y “que mi cliente era el titular de las líneas telefónicas”. “Esas son las pruebas que la Fiscalía intenta vender”.
Por último, Carbone resaltó la “gravedad institucional inédita” que pesa sobre su defendido, quien hace tres años y medio que se encuentra detenido y es víctima de “múltiple persecución” por parte de la Fiscalía, y concluyó: “Esta defensa está muy tranquila porque sabemos que Ochoa es inocente”.
Denunció presión fiscal por un abreviado
Luego de los alegatos de la Fiscalía y la Defensa, Diego Panadero Ochoa tomó la palabra y aclaró que iba a ser corto y conciso. Pidió imparcialidad por parte del jurado, celebró la instancia del juicio oral tras pasar detenido tres años y medio y recordó que fue él mismo quien pidió ir a juicio. No obstante, durante su privación de la libertad dijo haberse sentido “muy presionado por los fiscales”. En ese sentido denunció que estuvo 52 días en un buzón (como se conocen las celdas de aislamiento y castigo de las penitenciarías), situación en la que dijo que se le ofreció firmar un juicio abreviado, es decir, negociar una condena aceptando su culpabilidad. Los fiscales “me ofrecieron un juicio abreviado que jamás voy a aceptar porque soy inocente. Desde hace siete años todas las veces que me presté a declarar, siempre declaré, nunca me negué a nada. Y mi declaración, desde un primer momento, es exactamente la misma que voy a hacer hoy en día, porque cuando uno dice la verdad y es claro no tiene nada que ocultar”.