El fiscal de juicio Claudio Pelayo pidió 23 años de prisión para el imputado Nicolás Gómez, como “partícipe necesario” del crimen de Natalia Di Gallo, la adolescente encontrada asesinada hace 10 años en el Parque Pereyra Iraola del partido bonaerense de Berazategui.
Pelayo consideró en su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de Quilmes que el imputado es responsable del delito de “privación ilegal de la libertad agravada por el resultado de muerte”.
En la audiencia, desarrollada anteayer en el primer piso de los Tribunales de Quilmes, el fiscal aseguró que durante el debate iniciado en febrero quedó probado que cuando Gómez (29) pasó a buscar a Natalia (16) con su auto por la casa de sus padres tenía decidido entregarla a conocidos como “objeto de una fiesta sexual”.
En ese sentido, Pelayo valoró los dichos de cuatro testigos que declararon en el juicio haber visto cómo esa noche, en el cruce de la ruta provincial 36 y avenida Bosques, de Florencio Varela, varias personas pasaban violentamente de un auto como el del imputado a otro vehículo a una chica con el aspecto de Natalia.
“(Gómez) detiene intempestivamente la marcha, junto a él se detiene otro vehículo ocupado por dos personas conocidas, obliga a salir del auto a Natalia, contra su voluntad, con golpes de puño, y la fuerzan a subir al otro vehículo”, relató el fiscal, quien agregó que el objetivo de llevarse a la chica era el de “obligarla a soportar violaciones sexuales”.
El fiscal dijo que existe “un respaldo científico y probatorio” de los golpes que los testigos dijeron haber visto y que creía que “el cuerpo de Natalia habló”, en referencia a los traumatismos de cráneo encontrados por los peritos en la operación de autopsia.
“Es altamente probable que haya sido llevada a la quinta Ensueños y que allí fuera violada vaginalmente por al menos dos personas”, añadió Pelayo, en relación con el testimonio de Martín Lanatta, uno de los condenados por el triple crimen de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, cuyos cuerpos fueron hallados en la localidad bonaerense de General Rodríguez.
Es que Lanatta declaró como testigo en este proceso y dijo que el encargado de esa quinta de la localidad bonaerense de Florencio Varela, a cuyos dueños conocía, le confesó haber “sacado muerta” a Natalia días después de su desaparición y también que había visto en otra oportunidad a Gómez en el lugar.
En tanto, Pelayo también manifestó que en el juicio quedó clara “la absoluta falsedad de lo denunciado” por Gómez a la mañana siguiente del secuestro de Natalia; versión que mantuvo hasta la actualidad.
Gómez siempre alegó que él y Natalia estaban en su auto estacionado en el parque cuando fueron asaltados por un delincuente armado que, luego de romperle el vidrio trasero, lo encerró a él en el baúl y raptó a la adolescente.
“No existió ese episodio paralelo. Esa falsa denuncia entorpeció la investigación”, concluyó Pelayo, luego de lo cual solicitó a los jueces del tribunal, Alberto Ojeda, Mario Caputo y Andrea Calaza, que condenen a Gómez a la pena de 23 años de prisión por “privación ilegal de la libertad agravada por el resultado de muerte”.
Además, pidió a los jueces que se envíen las actas del juicio a una fiscalía de instrucción penal para que investigue las declaraciones de Lanatta y puedan determinarse los autores del abuso sexual y del homicidio de Natalia.
En tanto, los jueces adelantaron anteayer la absolución del otro imputado por el crimen, Daniel Feliciano Ojeda (49), luego de que el fiscal no lo acusara por no encontrar “mínimamente acreditada su participación”.
El juicio se reanudará mañana a las 10, cuando presente su alegato el abogado de la familia de la víctima, Daniel Mazzochini.
Natalia fue vista viva por última vez la noche del 28 de diciembre de 2003, cuando salió de su casa junto con Gómez, y el 1º de enero de 2004 la encontraron asesinada y envuelta en bolsas de náilon en el Parque Pereyra Iraola.
Según los forenses, Natalia fue violada y murió por una “asfixia mixta” producida por la obstrucción de las fosas nasales y la boca, en combinación con una compresión torácica-abdominal.
También se demostró que fue asesinada en otro sitio y luego depositada en el lugar del hallazgo.