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Piden 23 años para un joven acusado de robo y homicidio

Rubén fue chofer, estaba jubilado del Banco de Santa Fe y hacía 7 meses que trabajaba en la maderera Marullo, ubicada en Jorge Newbery al 8100.

Rubén Ramón Martín tenía 58 años; trabajaba en una maderera la mañana del 6 de agosto de 2015 cuando dos balazos le quitaron la vida. Dos ladrones llegaron en moto e intentaron asaltarlo pero el temperamento de la víctima no se hizo esperar. Les hizo frente a los recién llegados, forcejearon y en esa lucha uno de los ladrones le efectuó los disparos fatales. Los vecinos intervinieron evitar la fuga y finalmente la Policía detuvo a los asaltantes. Uno de ellos era menor. El mayor ayer se sentó en el banquillo de los acusados. El fiscal pidió 23 años por el crimen y dos hechos de encubrimiento. La moto en la que llegaron era robada y en la casa del acusado estaban las pertenencias de una persona que el día anterior denunció un asalto. La defensora dijo que su cliente no es el autor; las mismas filmaciones que el fiscal citó como prueba las ofreció para confirmar su teoría. Contó la vida de vulnerabilidad de su cliente y pidió la absolución. El juicio es presidido por los jueces Patricia Bilotta, Mónica Lamperti y Alejandro Negroni.

Rubén fue chofer, estaba jubilado del Banco de Santa Fe y hacía 7 meses que trabajaba en la maderera Marullo, ubicada en Jorge Newbery al 8100. Era un tipo temperamental, contaron sus familiares en su momento, y no dudó en enfrentarse con dos ladrones que la mañana del 6 de agosto de 2015 llegaron en una moto Guerrero Trip negra y azul. El mayor se bajó. Al parecer Rubén intuyó las intenciones de los recién llegados. Les cortó el paso en la puerta y comenzaron a forcejear en la vereda. El asaltante sacó un arma calibre 22 y le disparó. Quizás por la adrenalina propia de la situación Rubén siguió adelante. Se tiró encima de uno de ellos y le dio un maderazo al que tenía más cerca. Y cayó junto a la pared del local, explicaron fuentes policiales.

La embestida no pasó desapercibida para los vecinos que le cortaron el paso a la moto cuando los ladrones intentaban escaparse. El menor fue el primero que lograron detener mientras el acompañante corrió rumbo a la Villa La Bombacha, donde intentó esconderse. Los vecinos y la Policía,  que a esa altura había llegado, no le dieron tregua y lograron atraparlo.

Ayer el fiscal Florentino Malaponte dijo en su alegato de apertura que Cristian Nicolás Ramírez utilizó a un adolescente para el hecho y lo acusó de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y la participación de un menor. A ello sumó dos hechos de encubrimiento porque la moto utilizada en el frustrado atraco era robada y en la vivienda donde se lo detuvo se encontraron cosas robadas a una persona, un día antes del crimen de Martín.

Por los tres hechos el fiscal pidió 23 años de prisión. También solicitó revocar una condena condicional dictada por el Juzgado de Sentencia 7a en contra de Ramírez fijada en 1 año y 6 meses por tentativa de robo. Y pidió una unificación de condena en 24 años y 6 meses.

Luego fue el turno de la defensora oficial Andrea Corvalán. La abogada sostuvo que su defendido no fue el autor del crimen: “no es responsable de los disparos”. Dijo que lo probará con las cámaras de seguridad del lugar. Luego le dedicó un párrafo a la vida de Ramírez. Dijo que su madre lo excluyó de su vida y fue criado por otra mujer. Sólo sabe leer y escribir y hace 10 años está en pareja con la madre de sus tres hijos. Es un hombre de escasos recursos y se ganaba la vida cirujeando. “No es un asesino. Es un buen padre de familia. No es violento, se esfuerza como puede y es una persona educada”, concluyó.

En cuanto a las herramientas secuestradas en su casa la abogada dijo que las compró de buena fe y no conocía su origen ilícito y pidió la absolución de su cliente. El juicio continuará hoy con la producción de la prueba, principalmente testimonios.

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