Un fiscal que interviene en el juicio a un pastor chileno, acusado de captar a decenas de personas en condiciones de vulnerabilidad en Mar del Plata para explotarlas laboralmente y abusar de al menos cuatro de ellas, comparó este jueves su accionar con el del criminal estadounidense Charles Manson, y pidió que sea sentenciado a 35 años de prisión. Para su esposa, considerada partícipe necesaria de los delitos, reclamaron 10 años.
Juan Manuel Pettigiani, representante del Ministerio Público ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de la localidad balnearia, solicitó en los alegatos de cierre del juicio que se le sigue a Isaías Nelson Hurtado, de 51 años. Y completó con el pedido de una condena como autor de los delitos de «trata de personas agravado», «abuso sexual con acceso carnal» y «amenazas».
Para el fiscal, en la investigación del caso y en las audiencias del proceso, que comenzó el último 4 de octubre, quedó probado que al menos desde el 30 de julio de 2008 hasta el 4 de julio de 2016, Hurtado captó a 23 personas «utilizando el engaño, la coerción y el abuso de la situación de vulnerabilidad en que se encontraban las víctimas». Dos de ellas eran menores. Pettigiani alegó que el hombre concretó la explotación sexual «mediante su reducción a la servidumbre».
Hurtado no actuaba solo. La acusación asegura que para el accionar delictivo contó con la ayuda de su mujer, Patricia Soledad Padilla Coronado, de 52 años y también chilena. A ella, le endilgan la calidad de «partícipe necesaria» en la trata.
Según detalló, el pastor actuó «a través de la utilización de una apariencia de Ministerio Religioso o Iglesia», en un templo conocido como «Ministerio Apostólico y Profético Monte Zion», que funcionaba en el barrio San Carlos, a unas 30 cuadras del centro de la ciudad.
Desde ese espacio, el imputado fue acusado de desplegar su accionar en base a «la simulación que realizó de una condición de ungido por el Señor y ministro de un culto no reconocido y con la promesa de augurios de un mejor futuro por participar en la vida religiosa».
El fiscal consideró probados también cuatro abusos sexuales, uno de ellos de una menor, presuntamente consumados «utilizando la autoridad de su condición de Ministro de un culto no reconocido».
Además, señaló que el acusado amenazó a cuatro víctimas para «amedrentarlos para que no prestasen declaración» en el marco de este juicio.
El poder de seducción
El fiscal comparó al falso pastor con el estadounidense Charles Milles Manson, fallecido hace dos años en la cárcel y líder de la secta conocida como La Familia Manson, condenado por los asesinatos de siete personas en la década de 1960: la actriz Sharon Tate (esposa del director de cine Roman Polanski) y otras cuatro personas en la casa de Tate, en Beverly Hills, y un matrimonio, Leno y Rosemary LaBianca.
«Tenía la misteriosa habilidad de leer a las personas, de conocer las debilidades de las personas y sus necesidades. Y él era capaz de convertirse en esa persona que ellos necesitaban que fuera. Te encontrabas totalmente extasiado por él. Porque él llenaba tus necesidades. Y todo eso era parte de su estafa. Eso formaba parte de su habilidad para atrapar a la gente”, citó Pettigiani las memorias publicadas por Dianne Lake, la integrante más joven de “La Familia” liderada por Manson.
Pettigiani comparó en su alegato el «poder de seducción» del pastor y el sectario estadounidense para reclutar y utilizar a personas.
«Dianne solo contaba con 14 años cuando se unió a la secta de Manson. Allí menciona que, al conocer a Manson, se sintió inmediatamente atraída por el poder de seducción de éste», dijo el fiscal, y aseguró que la mujer escribió en su libro: «Te encontrabas totalmente extasiado por él. Porque él llenaba tus necesidades. Y todo eso era parte de su estafa. Eso formaba parte de su habilidad para atrapar a la gente».
En ese sentido, el fiscal aseguró que «Hurtado, en Mar del Plata, compartía el método y las prácticas de Manson», aunque en el caso del estadounidense su «perversión de coronó en homicidios»
Pettigiani destacó el trabajo de los fiscales federales Daniel Adler y Nicolás Czizik y del juez Santiago Inchausti, que detuvieron con su investigación «el raid de hechos aberrantes de Hurtado y su esposa, antes de que llegaran a ese extremo».
«Los testimonios que escuchamos en este debate nos muestra que el patrón de captación de las sectas sigue vigente», aseguró, y subrayó que el pastor y su mujer reclutaban a sus futuras víctimas durante las «reuniones del ministerio» y a través de un programa de radio. En algunos casos, cuando eran de otras localidades, les sugerían que se radiquen en Mar del Plata.
Además, detalló que algunos de los «fieles» eran convencidos de aportar dinero y trabajar en tareas de limpieza y en una panadería que estaba bajo su control. Se apropiaban de los ingresos obtenidos en otros trabajos e incluso los obligaban a tomar préstamos personales.
El juicio, en el que intervienen los magistrados Roberto Falcone, Mario Portela y Alfredo Ruiz Paz, continuará el próximo jueves 28, con el alegato de las defensas.