Familiares de Carlos “Bocacha” Orellano, el joven de 23 años hallado muerto en el río Paraná a la misma altura del complejo bailable de la Fluvial donde fue visto con vida por última vez, pidieron colaboración a quienes estuvieron presentes ese domingo por la noche en el boliche Ming River House, más precisamente entre las 4 y las 6 de la madrugada del lunes 24 de febrero.
El mismo pedido fue realizado por la Fiscalía de Homicidios y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Santa Fe desde donde resaltaron el “sumo valor” para esclarecer la causa la declaración de testigos que hayan asistido esa noche al lugar.
Bocacha desapareció la madrugada del lunes 24 de febrero y fue hallado la tarde del miércoles siguiente cuando su cuerpo emergió de las aguas del río Paraná justo debajo del boliche.
Antes de encontrarlo, la familia del joven ya había hecho públicas sus sospechas de que Bocacha había sido agredido dentro de Ming por personal de seguridad para luego ser expulsado y golpeado afuera en la zona que bordea la costanera.
Las acusaciones surgieron de distintos relatos que llegaron a oídos de la familia de la víctima durante los dos días que lo buscaron con desesperación, algunos de los cuáles ubicaron el origen de su desaparición en incidentes en torno a la zona del VIP del boliche y luego, en una segunda secuencia, en cercanías a la baranda al río Paraná donde los peritos levantaron rastros de sangre que están siendo peritados.
Además, una agente policial que esa noche realizó servicios adicionales en el boliche Ming, denunció en la comisaría 2ª y en la Prefectura Naval que le había parecido que un joven había caído al agua la noche que desapareció Bocacha.
El relato de esa policía levantó inmediatas sospechas en la familia del joven, que se constituyó como querellante con el patrocinio del abogado Salvador Vera, ya que sus dichos se contradicen con los brindados por otro efectivo policial que esa noche también realizó adicionales y con el jefe de seguridad de los patovicas del boliche en relación a si interactuaron con Bocacha cerca de la baranda antes de su desaparición.
Aunque los investigadores ya recolectaron varios testimonios, entre ellos el de dos pescadores, y secuestraron los teléfonos de los 12 patovicas, el dueño del boliche y la pareja de policías que realizó adicionales, el aporte de nuevos testimonios será crucial para el esclarecimiento del caso.
“La idea es ampliar el rango de convocatoria en función de que los hechos podrían haber ocurrido a la vista de los asistentes al boliche, ya sea dentro o fuera del local”, dijo el abogado Vera.
Al respecto, la familia Orellano solicitó que quienes hayan asistido esa noche a Ming se comuniquen con ellos al celular 341-152173471, al tiempo que manifestó su preocupación de que muchos testigos tengan temor a declarar. “Hay mucho miedo”, dijeron.
Mientras tanto, la investigación penal continúa a cargo del fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Patricio Saldutti quien, al igual que la querella, aguarda los resultados de pericias.
Entre ellas la autopsia sobre el cuerpo de Orellano realizada bajo el protocolo de Minnesota para determinar las causas del fallecimiento. La medida tuvo lugar el lunes 2 de marzo en el Instituto Médico Legal (IML) de Rosario en el marco de una fuerte tensión y denuncias sobre “trabas” a la querella para el ingreso de la perito Virginia Creimer, la forense especialista en casos donde se aplica el protocolo.
Saldados los impedimentos por medio de una audiencia, la autopsia se realizó pero una vez más, los resultados preliminares observados por Creimer fueron desmentidos por la directora del IML, Alicia Cadierno. La palabra final llegará cuando se conozcan los resultados de las muestras enviadas a peritar.
Creimer habló de signos de violencias compatibles con tormentos físicos, dijo que el joven padeció sufrimiento previo a su deceso y mencionó marcas de “mata león” en su cuello, una toma marcial para inmovilizar a las personas. También mencionó que tenía los pulmones sin agua, y hemorragias internas severas en la cabeza y el hígado compatibles con golpes.
No obstante, la directora del IML Cadierno dijo que era “aventurado” alcanzar conclusiones y que no halló “ningún elemento” para afirmar que el joven haya muerto a causa de los golpes.