El fiscal Federal Walter Alberto Rodríguez pidió al Juzgado Federal en lo Penal N º 2 la elevación a juicio de la causa que tiene como protagonistas al comisario Mario Ezequiel Valdés y su segund,o Higinio Alberto Bellaggio, ex jefe y subjefe de la delegación Santa Fe de la Policía Federal por confabular para la comisión de tráfico ilegal de estupefacientes en la modalidad transporte.
En septiembre pasado Valdés se enfrentó a tiros contra personas no identificadas mientras llevaba en su auto un bolso que, tras una prueba pericial, se determinó que contenía partículas microscópicas compatibles con algún componente de la metanfetamina.
Su segundo, según la teoría fiscal, fue en su auxilio y participó de actos preparatorios para cometer un delito vinculado con el narcotráfico, vició la voluntad de la policía que acompañaba en el auto a Valdés y usó un móvil y dos choferes de la delegación en provecho propio.
Valdés llegó a la delegación santafesina de la Policía Federal por disposición del comisario general Néstor Roncaglia tras el desplazamiento del comisario Marcelo Octavio «Lechuga» Lepwalts, vinculado con una investigación penal por favorecer a Guillermo Alberto Kernc, a quien debía investigar por narcomenudeo. Hoy Lechuga espera fecha de juicio oral y público.
Se esperaba de Valdés “una gestión que honre la función pública y en particular policial”, dijo el fiscal. Sin embargo su comportamiento estuvo muy lejos de lograrlo. Además de conservar sus contacto con la autoridades depuestas evidenció actitudes propias de quien no puede brindar explicación a sus actos, dijo el funcionario en su escrito.
El hecho
El 9 de septiembre último Valdés y la uniformada R. circulaban por la autopista Buenos Aires-Rosario desde territorio bonaerense hacia la ciudad de Santa Fe. A las 20.06 Valdés y su acompañante pararon en una estación de servicios en Ramallo, donde el uniformado se dirigió a la parte trasera de la edificación, lugar en el que sólo hay una playa de estacionamiento de camiones, y a los pocos minutos volvió a su auto y siguieron viaje. Un breve lapso después las cámaras de seguridad de la estación captaron la salida de una camioneta oscura.
A las 20.45, a la altura del kilómetro 245, a metros de la bajada del puente de Villa Constitución, Valdés detuvo el auto. Apareció otro vehículo con cuatro ocupantes. Tres se bajaron, Valdés hizo lo mismo. Cruzaron algunas palabras que derivó en una discusión y en un intercambio de disparos.
El comisario recibió un tiro en el muslo derecho y otro en el antebrazo derecho. Tras el tiroteo Valdés y su acompañante se trasladaron hasta la estación de servicio Las Gemelas, en Fighiera y también sobre la autopista; llegaron a las 20.51. Allí lo asistieron, llegó personal policial y lo trasladaron hasta el hospital de Arroyo Seco, donde quedó internado.
En las primeras declaraciones Valdés tergiversó lo sucedido, no habló de la parada en la estación de servicios de Ramallo y fue inconsistente al relatar el enfrentamiento armado con el claro propósito de ocultar la identidad de sus agresores y los motivos por los cuales se congregó la reunión previa, sostiene Rodríguez.
Para el fiscal, Bellaggio fue la primera persona en saber lo que había pasado y llegó al lugar. Rodríguez no se explica por qué llegó cuando debía atender todas las cuestiones inherentes a su condición de jefe ocasional de la delegación. Valdés, luego de ser herido, le había dado instrucciones a R. para que tomara las credenciales, armas y el bolso que había en el auto. La joven uniformada cumplió con la orden y se fue con su superior en la ambulancia.
En el hospital otro policía intentó que le diera las cosas pero la muchacha se lo entregó a Bellaggio cuando llegó al hospital, como se lo pidieron. El subjefe había arribado allí con dos choferes y otro personal policial en un móvil policial y se volvió con el bolso a Santa Fe, adonde llegó cerca de las 6 de la mañana.
En aquel momento el subcomisario Bellaggio le pidió a R. que no declarara sobre la parada en la estación de servicios de Ramallo; también se determinó que hubo intercambio telefónico con Valdés tras el tiroteo, siempre según la pesquisa fiscal.
Imputación
Para el acusador los uniformados concertaron un plan y realizaron actos preparatorios para traficar en forma ilegal estupefacientes en su modalidad de transporte. Ello se materializó en el traslado de un bolso en el que se hallaron partículas de material estupefaciente, lo que se hizo en dos etapas. La primera adjudicada a Valdés quien el 9 de septiembre de 2019 a bordo de un Ford Focus, se trasladó desde Buenos Aires hasta Fighiera, cuando el traslado se interrumpió por un enfrentamiento armado.
En una segunda etapa aparece Bellaggio, que retiró el bolso del hospital y se lo llevó a Santa Fe. También el fiscal lo acusó de utilizar dos choferes de la delegación Santa Fe de la Policía Federal en beneficio propio e incumpliendo deberes de su función. Y a ambos los acusó de viciar la voluntad de R. para que afirmara hechos falsos y no contara otros verdaderos al prestar declaración testimonial ante el Ministerio Público de la Acusación.
En un primer momento la uniformada declaró en consonacia con los dichos de su jefe, pero el 19 de septiembre prestó una segunda declaración donde dio detalles de lo que pasó en aquel viaje, lo que coincidió con el resto de la evidencia de la causa, como filmaciones de cámaras de seguridad y pericias balísticas, entre otros elementos.
El 20 de septiembre y con una orden judicial se requisó la camioneta Mitsubishi L 200 propiedad de Valdés que estaba estacionada en las cercanías de la delegación de la Policía Federal en San Martín a 3300. Allí encontraron el bolso que el 9 de septiembre estaba en el interior del Focus. El bolso fue analizado y se encontraron partículas microscópicas compatibles con algún componente de la metanfetamina. Había restos de la sustancia en el cierre, manija, bolsillos e interior del bolso.
Para el fiscal la presencia de partículas de estupefacientes constituye una muestra exigua pero representativa de una mayor cantidad transportada y entiende, con base en la jurisprudencia actual, que la confabulación es un delito autónomo donde subsumen los actos preparatorios de los objetivos ilícitos enumerados en el artículo 29 bis la ley 23737.
Rodríguez explicó que los dos uniformados son responsables de sustraer un bolso del interior del Focus cuando era un elemento de prueba. El interés de Valdés y Bellaggio en sacar el bolso del ámbito de custodia de las autoridades de prevención sólo se explica con base en el resultado de los análisis periciales efectuados con posterioridad, donde se hallaron partículas compatibles con material estupefaciente, aseguró.
En cuanto a la acompañante de Valdés, el interés desmedido de Valdés y Bellaggio sobre la declaración de R. tuvo directa relación con el control claramente improcedente e ilegal que ejercieron sobre ella a fin de no permitirle declarar la verdad, afirma el fiscal. Las presiones que ejercieron sobre la ayudante, valiéndose de su condición de superiores jerárquicos, viciaron la voluntad de la uniformada, logrando que siguiera las indicaciones que le daban y entregando a Bellaggio las evidencias que debían resguardarse judicialmente, explicó.
Rodríguez, además de solicitar al juzgado federal la elevación a juicio oral y público de la causa, dijo que se inició un legajo de actuación preliminar para investigar la “llamativa” propiedad de Valdés de una camioneta de alta gama donde se encontró el bolso.