Dos fiscales federales solicitaron este viernes que uno de los jefes de la banda Los Monos, Ariel Máximo «Guille» Cantero, sea sometido a un juicio oral por estar acusado de haber organizado desde su celda en Piñero el fallido secuestro extorsivo de un joven en septiembre de 2017, a quien finalmente liberaron sin cobrar rescate. Fuentes judiciales aseguraron que en aquella oportunidad los secuestradores planeaban exigir tres millones de pesos para liberarlo sano y salvo, pero al momento de la captura confundieron a su víctima con el hijo de un carnicero y como rescate intentaron pedir «un par de kilos de asado».
De concretarse el pedido de elevación a juicio de la causa, Guille, de 30 años, enfrentará su tercer juicio oral. En abril pasado, fue condenado por la justicia provincial a 22 años de prisión como autor de un homicidio en venganza por el crimen de su hermano Claudio “Pájaro” Cantero y por organizar una asociación ilícita con múltiples fines delictivos. Y, en diciembre de 2018, la Justicia federal lo sentenció por la causa Los Patrones a 15 años de reclusión como jefe de una organización dedicada al tráfico y comercialización de drogas que dirigía, también, desde su lugar de detención.
Este viernes, la fiscal federal de Rosario Adriana Saccone, –en reemplazo del ahora fiscal de juicio Federico Reynares Solari– y su par de la Unidad Especializada en Secuestros Extorsivos, Santiago Marquevich, solicitaron la elevación a juicio de la causa que tiene a Guille procesado como organizador de un secuestro extorsivo.
En su requerimiento de elevación a juicio, los fiscales señalaron que la lectura de las transcripciones telefónicas «inequívocamente demuestra, por un lado, la jerarquía que Guille Cantero ostentaba en relación al ejecutor de la maniobra y, por el otro, que orquestaba desde su lugar de detención distintas actividades ilícitas, dándole indicaciones al resto sobre cómo debía actuar».
Ese fallido secuestro
El 9 de septiembre de 2017, la Justicia federal ya tenía intervenido el celular que Guille usaba en el penal de Piñero, al igual que las líneas de sus cómplices que trabajan para él fuera de la cárcel. Fue por ello que quedaron registradas las conversaciones antes, durante y después del malogrado secuestro. De las escuchas surgió que a Guille lo llamaban por el sobrenombre Tío y que en el hecho participó Ezequiel “Parásito” Fernández, quien fue asesinado junto a otro de sus hermanos apodado Grasita en abril pasado en el denominado triple crimen de Granadero Baigorria.
En la investigación, los fiscales federales Federico Reynares Solari y Santiago Marquevich mencionaron que en las escuchas previas a la captura de la víctima, Guille y Parásito hablaban del galpón donde planeaban ocultar al secuestrado. “Si lo escondemos, lo escondemos bien”, y se referían a “los cuatro jugadores”, en clara alusión a los que iban a participar del hecho.
También quedó registrado en las escuchas que a las 19.53, es decir poco más de 20 minutos después de concretada la captura, Parásito llamó a Guille para anunciarle que se habían equivocado de víctima al decirle: “Es otro, nada que ver este, amigo”.
Los secuestradores incluso le dijeron a Guille que era parecido al de la foto que les había enviado pero que el DNI confirmaba que tenían a la persona equivocada. En ese marco, uno de los jefes de Los Monos les ordenó que lo lleven “igual” hasta tanto él pudiera averiguar si podían obtener algún rescate.
Los fiscales revelaron en el dictamen que la propia víctima les dijo a sus secuestradores que él “trabajaba en una metalúrgica, jugaba a la pelota y que su padre era carnicero”. En las escuchas quedó registrado que a Guille Cantero se le ocurrió la posibilidad de pasar por lo del padre carnicero para pedirle “un par de kilos de asado” para liberarlo.
“Si bien los captores no llegaron a exigir un rescate por la liberación de FR, lo cierto es que ésa fue su primigenia intención, la cual mantuvieron hasta el final, aún luego de advertir que habían secuestrado a la persona equivocada, lo cual se cristaliza con claridad meridiana en lo manifestado por Guille Cantero, quien, al menos, quería exigirle a su padre dos kilos de asado”, escribieron los fiscales.
Los representantes del Ministerio Público Fiscal señalaron en la investigación que en los días previos la banda hablaba “continuamente de plata fácil”, de sacar “un par de gambas largas” y que por el verdadero objetivo del secuestro, que iba a ser un traficante de drogas rosarino, pensaban pedir de rescate “por lo menos tres palos”, es decir tres millones de pesos.
Ese mismo mes, las fuerzas federales allanaron la casa de los hermanos Fernández y hallaron “un verdadero arsenal”: tres pistolas 9 milímetros, un fusil de Gendarmería Nacional Argentina, dos chalecos antibalas y una “alarmante” cantidad de municiones.
En ese operativo, los uniformados apresaron a Nahuel, el hermano menor de los Fernández conocido como Chino, quien fue encausado junto a Guille. Al mes siguiente, el magistrado del Juzgado Federal 3, Carlos Vera Barros, procesó al líder de Los Monos y dictó la falta de mérito para Chino, ya que no había elementos que lo relacionen con el secuestro. El muchacho de 26 años es el único de los hermanos Fernández que quedó con vida y está desaparecido desde el domingo 26 de agosto del año pasado cuando salió de su casa para ir a visitar a su novia a la localidad de Funes. Su familia organizó más de media docena de marchas para pedir celeridad en la búsqueda del joven a la justicia provincial.