Los familiares de Verónica Rueda, la mujer de 30 años que el pasado sábado a la madrugada fue ejecutada de un disparo por un vecino mientras amamantaba a su pequeño bebé de 5 meses en el dormitorio de su vivienda de Sanguinetti al 5400, se concentrarán esta tarde frente a la comisaría 19ª para pedir a las autoridades celeridad en la detención del homicida, quien al cierre de esta edición se encontraba prófugo. Esta marcha se suma a la que protagonizaron alrededor de 300 personas anteayer, primero frente a la seccional de Calchaquí 3580 y luego en la puerta de la casa de la madre del sospechoso, en Rouillón al 3600. En esa ocasión, el hermano del prófugo por el asesinato de Rueda, quedó detenido cuando disparó a través de la ventana desde el interior de la finca hacia la multitud que pedía Justicia.
“El jueves a la tarde vamos a volver a ir a la comisaría todos los vecinos porque no queremos que esto quede en la nada. Mi hija no se metía con nadie. Era una muy buena persona”, sentenció ayer el papá de Verónica. Mientras allegados a la víctima se comunicaban por teléfono con el titular de la comisaría 19ª, Julián Jiménez, para recordarle que unas personas le pasaron varios datos para ubicar tanto al homicida como a un joven que robó una importante suma de dinero de la vivienda del homicida minutos antes que la casa de Verónica reciba una lluvia de balas que terminó con la mujer muerta.
La familia de la víctima fatal está dispuesta a agotar todos sus recursos para encontrar a todos los que estuvieron involucrados en el crimen de Verónica. “Queremos que paguen, que los detengan y que se haga Justicia. Este es un barrio de gente trabajadora pero vinieron los vendedores de drogas y arruinaron todo”, remarcó uno de los familiares.
Una muestra de la predisposición de los habitantes de la cuadra es la marcha que organizaron alrededor de las 18.30 de anteayer, cuando decidieron apostarse frente a la comisaría 19ª para exigir que busquen al homicida en la casa de su madre.
Luego de estar unos minutos en la cuadra de Calchaquí al 3500, la gente decidió manifestarse en la esquina de bulevar Seguí y Rouillón, donde arrojaron piedras hacia las ventanas del departamento de la madre del homicida y destruyeron los vidrios de ambas. Por su parte, la Policía detuvo a Cesar C., de 33 años, hermano del sospechoso, porque disparó contra la multitud.
En este punto hay una controversia entre las fuentes policiales y los manifestantes sobre cómo se sucedieron los hechos que derivaron en los piedrazos a las ventanas. Algunas personas insisten en que al ver a la gente que quemaba cubiertas frente a su casa, el hermano de la víctima, quien se desplaza con muletas porque sufre una discapacidad motriz en una de sus piernas, sacó una pistola y comenzó a disparar contra la gente. “El hermano de Juan C. disparó seis veces seguro. Los vecinos están muy indignados por lo que pasó y se enfurecieron, por eso le tiraron los ladrillos a las ventanas. Fuimos a pedir que detengan al que mató a Verónica”, dijo un testigo.
Por su parte, voceros policiales sostuvieron que se solicitó colaboración del personal de Cuerpos para controlar a una gran cantidad de vecinos que se había juntado frente a la seccional 19ª. “En el lugar había muchas personas que pedían que se detuviera al que mató a la chica. Sin embargo, después nos enteramos de que era todo un artilugio para que los móviles no puedan salir porque otro grupo estaba en Rouillón y Seguí, donde vive la madre del acusado, en uno de los monoblocks. Esa gente quería linchar a los habitantes del departamento donde se refugiaba el supuesto homicida. Intervenimos en el lugar y detuvimos al hermano porque disparó contra la multitud. Si no iba nadie eso podría haber terminado en una desgracia”, detalló un pesquisa del caso.
El crimen de Verónica
La ejecución de Verónica Rueda, de 30 años, ocurrió el sábado pasado alrededor de la 1.30 cuando un hombre, quien vive a dos casas de su vivienda, abrió la puerta de entrada de una patada y descargó los cartuchos de su pistola 9 milímetros, destruyendo paredes, marcos de puerta y la vida de una mujer, que fue hallada en la cama, con un disparo en el rostro y con su bebé en brazos.
“Entró para matar a todos, los demás nos salvamos de milagro porque no estábamos en el comedor. Los dos bebés y mi nietito de 7 años que estaban cuando entró este tipo borracho y drogado también tuvieron suerte”, se consoló el papá de la muchacha.
Según contaron los familiares de la muchacha, esa madrugada un pibe llamado Ardilla robó 25 mil pesos que había la casa de Juan C, ubicada en Sanguinetti 5477, y se dio a la fuga con su primo. Mientras huía a la carrera, el ladrón se detuvo frente a la fisonomía de Romina (hermana de la fallecida), quien justo salía de la casa que habitaba junto a la víctima fatal en la planta baja “Quedate callada porque te mato a tu hijo”, le dijo Ardilla a la chica, para luego apuntar con su arma a otros vecinos que salieron a ver qué pasaba y proferirle la misma advertencia.
Romina lo miró sin entender y siguió su camino hasta el quiosco de la esquina todavía con una sensación rara porque no entendía qué hacía ahí ese pibe.
Luego del robo en Sanguinetti al 5400, la pareja de Juan C. y su suegra se asomaron a la vereda para ver para dónde se iban los asaltantes. En ese momento, la concubina vio que Ardilla le dijo algo a Romina.
Cuando Juan C. volvió a su casa, su pareja le contó que Romina había mandado a dos a robarle y, según aseguran los familiares de Rueda, lo instó a que vengue a tiros el asalto. “Romina te voy a matar”, gritó Juan C., con voz temblorosa producto del alcohol y las drogas consumidas, y disparó al menos tres veces. Su pareja lo acompañó para asegurarse que cumpla con su cometido, contaron los vecinos y allegados de la fallecida.
“La pareja fue a la habitación que está en el frente y encontró a Verónica en la cama recostada con su bebé de 5 meses en brazos. Sin dar lugar a una reacción, la muchacha que acompañaba a Juan C. le pegó con una botella de cerveza en la cabeza a la mamá y el hombre disparó en dirección de su cabeza”, graficó la familia de Verónica.
Al día siguiente del crimen, los vecinos y familiares de la chica destrozaron la vivienda del agresor y le prendieron fuego para demostrar la indignación por la injusta muerte.
De acuerdo con la investigación, tras el asesinato de Verónica la Policía incautó de la casa del agresor un chaleco antibalas color negro, con la inscripción PSF, otro chaleco naranja que dice Policía, una tricota azul, y una planta de marihuana de 2 metros de altura.
El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción en turno junto con la colaboración del personal de la sección Homicidios y la colaboración de la comisaría 19ª, por razones de jurisdicción.