Los fiscales del juicio oral por el secuestro y asesinatos de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, cometidos en 1983 sobre el final de la dictadura, pidieron hoy prisión perpetua para el último presidente de facto, Reynaldo Benito Bignone, el ex comisario Luis Patti y los otros nueve acusados.
En su alegato, el fiscal federal Federico Reynares Solari, que compartió la acusación con Adolfo Villate, solicitó esta tarde al Tribunal Oral Federal 2 (TOF2) de Rosario la pena de reclusión perpetua para los acusados por los delitos de privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidio agravado.
El fiscal consideró a Bignone; al ex jefe de Operaciones del Comando del II Cuerpo de Ejército, Rodolfo Rodríguez, y al ex jefe del II Cuerpo, Carlos Lucena, como coautores mediatos de esos delitos, de acuerdo con sus funciones jerárquicas al momento de los hechos.
Al entonces jefe del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, Pascual Oscar Guerrieri y su segundo, Luis Américo Muñoz, los consideró coautores directos del secuestro, los tormentos y los homicidios, aunque pidió al tribunal que en caso de no ponderarlo así “subsidiariamente sean condenados como coautores mediatos”.
Para todos ellos pidió reclusión perpetua e inhabilitación, al igual que para Patti y para el también policía retirado Juan Amado Spataro, por ser los autores materiales de los homicidios de Cambiaso y Pereyra Rossi.
Igual pena solicitó el fiscal para los entonces agentes civiles de inteligencia del Ejército (PCI) Ariel Porra, Walter Pagano, Juan Andrés Cabrera, Ariel López y Carlos Sfulcini.
Cambiaso y Pereyra Rossi, militantes de la línea interna del PJ llamada “Intransigencia y Movilización”, que encabezaba el caudillo catamarqueño Vicente Saadi, fueron secuestrados el 14 de agosto en el bar “Magnum” del centro de Rosario.
Ambos habían militado en el peronismo revolucionario durante la dictadura, lo cual le valió la cárcel desde 1975 hasta 1982 a “El Viejo” Cambiaso y el exilio a “Carlón” Pereyra Rossi.
Al momento de ser secuestrados actuaban políticamente junto a Saadi en el Partido Justicialista, con miras al retorno al sistema democrático y las elecciones de octubre de 1983, en las que resultó consagrado presidente el radical Raúl Alfonsín.
Según la acusación fiscal, una patota integrada por Personal Civil de Inteligencia del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario realizó el secuestro para luego trasladar a los dos militantes hasta un galpón en las afueras de esa ciudad donde recibieron torturas.
Ese mismo día fueron entregados a una patrulla del Comando Radioeléctrico de Tigre integrada por el oficial Patti y los suboficiales Spataro y Diéguez (este último ya fallecido), quienes los asesinaron simulando un enfrentamiento, según la investigación y la acusación fiscal.
Los asesinatos de Pereyra Rossi y Cambiaso fueron los últimos de la dictadura iniciada en 1976 y, según los fiscales y la querella, tuvieron por objetivo político condicionar el regreso de la democracia en general y al Partido Justicialista en particular.