Un joven de 21 años comenzó a ser juzgado este jueves como autor del femicidio de su pareja, ocurrido en noviembre de 2017 en una precaria vivienda de la zona oeste. La relación duró entre 7 y 8 meses pero fue violenta desde un inicio, contaron los allegados. Sabrina Vallejos quiso irse la noche anterior pero su pareja no se lo permitió; apareció muerta en el interior de la casilla. La autopsia determinó que tenía heridas cortantes superficiales, un golpe contra un objeto contundente en la cabeza y murió como consecuencia de una asfixia mecánica por compresión intrínseca del cuello.
La Fiscalía pidió una pena de prisión perpetua por su femicidio. El debate es presidido por los jueces Héctor Núnez Cartelle, Patricia Bilotta y Nicolás Vico Gimena.
Un pasillo de unos 30 metros hace las veces de calle a la altura de bulevar Avellaneda al 4300. El ingreso permite la llegada al centro de manzana donde se levanta un puñado de viviendas precarias. En una de ellas, Sabrina, de 22 años, vivía con su pareja, Matías Ramírez, cuatro años menor.
Hacía 3 meses que compartían techo en ese lugar. Según contó una vecina, le estaban cuidando la casa a un familiar de Ramírez. La joven no se relacionaba con nadie y la mujer describió que “la tenía encerrada y la recagaba a palos”, circunstancia que se mezclaba con el consumo problemático de sustancias.
Pero la difícil realidad de Sabrina era de largo aliento. Cuando estaba entrando a la pubertad sus padres se separaron y quedó viviendo con su papá. Estuvo sumida en otras relaciones violentas y por lo general no contaba a su familia los avatares que vivía, no lograba reconocerse como víctima de violencia de género, lo que no le permitía pedir ayuda profesional.
Con dificultades económicas, sin la posibilidad de un trabajo formal y sin herramientas para buscar ayuda, llegó a la relación con Matías Ramírez.
Salieron entre 7 y 8 meses, y hacía tres que convivían sumidos en discusiones continuas y agresiones físicas. El vínculo se caracterizó por la violencia física y psíquica, posesividad, celos, desconfianza eran las características del vínculo, reconstruyó la pesquisa.
Sabrina le dijo a una amiga que quería separarse. Había conocido a otra persona y la mujer contó que Ramírez podría haber tenido conocimiento porque le decía: “Vos estuviste con alguien, puta de mierda”. Si bien el acusado habló de un suicidio, los allegados a la víctima descartaron esta posibilidad de un primer momento.
Para la fiscal Marisol Fabbro, la noche anterior al femicidio de Sabrina, Ramírez le impidió salir de la casa. Pasado el mediodía del 6 de noviembre de 2017 la agredió con un cuchillo, le ocasionó traumatismos graves en el cráneo con un golpe contundente contra una superficie dura y la estranguló con una sábana.
La vecina recordó que ese día, Sabrina había estado llorando en la puerta de su casa, luego ambos entraron y al rato Ramírez salió pidiendo auxilio diciendo que se había ahorcado. Cuando llegó el personal policial, Ramírez contó que había llegado a la casa y encontró a su pareja colgada de un tirante del baño, que cortó la sábana con un cuchillo de cocina y su cuerpo cayó al suelo y entonces salió a pedir ayuda. El joven quedó detenido y mantuvo la versión en una declaración que dio en la audiencia imputativa.
La autopsia determinó que Sabrina tenía heridas cortantes superficiales, y un golpe contundente que puede haberse producido inmediatamente antes o después de su muerte. Murió por “asfixia mecánica por compresión del extrinseca del cuello”, informó la autopsia.
El médico de Policía remarcó que al examinar el cuerpo de Sabrina no observó surco de ahorcadura en el cuello, lo que le llamó su atención porque no se condice con los casos de suicidio, además dijo que la sábana a la que hizo referencia el acusado como la usada para el suicidio estaba atada a un solo extremo y no vio nudo de ahorcadura, tampoco alrededor de la madera del techo donde habría sido atada. Agregó que el pedazo de tela que estaba cortado no tenía un tamaño suficiente para completar el nudo de la ahorcadura.
Para la fiscal, Ramírez actuó en pleno uso de sus facultades y lo acusó de homicidio doblemente calificado por femicidio y por el vínculo, y solicitó una pena de prisión perpetua. Matías Ramírez se encuentra asesorado legalmente por la defensora oficial Nora Gaspire.
